Ayer como una noche intensa de lluvia mis ojos recordaban que llegaba a los seis meses mejores de mi vida que en pleno invierno de mi ser, el me hizo sentir como si estaba en primavera.
Todo parecía florecer de la mejor manera.
Pude ver el amor como en diferentes colores y olerlo en aromas nunca antes sentidas, en todas sus formas busqué ser feliz en medio de tan fuerte tempestad.
Mi alma herida por las espinas del pasado, ya no podía sentir ni ver el dolor de la realidad que me hacía añicos como un papel arrugado.
Soñaba con una nueva página en el libro de mi vida, puse la tinta para intentar escribirla, concentré mi ser para que mis líneas tuvieran sentido, pero mientras más me esforcé simplemente capté que su camino era diferente al mío.
Ahora caminando descalza en medio de la niebla solté su mano, temblando, avanzo con el deseo de volver atrás, pero la niebla es espesa y no logro ver ni sentir el calor que una vez calentó mi cuerpo y mi ser.
Elegí un camino diferente y aunque no sé dónde lleva, mi pecho oprimido y en pausa me grita ¡¡como dejas atrás alguien que llenó tu ser de mil maneras!!, y me respondí duele pero tengo la certeza de que ya no tengo nada que aprender ni nada que enseñar.
Que su caminar lo lleven donde siempre quiso estar, por mi parte no sé dónde estoy ni a donde voy pero que he de llegar donde me dirija mi corazón.
Ya no pensaré en lo que fue o pudo ser ni en que fallé o que le faltó, en lo que no hice y en lo que hice mal.
Miraré el futuro si es que tengo uno, con el corazón agradecido de haber encontrado en mi camino tan bonito ser.