Para muchos profesores en el ámbito universitario que es donde me compete, se les está haciendo complicado entender que los estudiantes que presentan más dificultades en el proceso de aprendizaje son los que necesitan mucha más atención.

Los estudiantes universitarios con mayores dificultades de aprendizaje no solo enfrentan barreras académicas, sino también emocionales y sociales que pueden afectar profundamente su desempeño académico, incluso enfrentar situaciones en la vida.

Emociones como la frustración, el miedo al fracaso, la baja autoestima son comunes en estudiantes con dificultades de aprendizaje. Una atención empática puede contribuir a que estos jóvenes vean un panorama positivo, inclusivo, alentador, al fin de alcanzar sus metas.

Como docentes debemos estar en constante revisión de nuestra práctica en las aulas de clases, no basta con cumplir los programas de formación, cuando es evidente que existen estudiantes que no están cumpliendo con las expectativas académicas, situación que se deriva de circunstancias que influyen en su desempeño.

Las desventajas sociales, académicas, falta de apoyo de familiares, relaciones interpersonales negativas, puede incidir en la participación activa de los estudiantes.

Un trabajo efectivo como docente, implica reconocer habilidades desde sus formas únicas de aprender, y así poder brindarles herramientas adaptadas a sus necesidades. Etiquetarlos como deficientes no es una opción, al contrario hacerles saber que son importantes.

La falta de atención docente de manera oportuna, puede llevar a los estudiantes a la deserción, apartarse del camino educativo, es por ello que debemos identificar las posibles fallas y apoyarlos de forma que, sientan la comprensión, y esta colaboración mejore su rendimiento académico.

Como docente, he aprendido que la empatía no se muestra solo con palabras, sino con gestos: con una mirada atenta, escuchar sin juzgar, preguntas que abren caminos. Y como investigadora, he comprobado que educar desde la empatía fortalece las competencias socio emocionales, mejora el rendimiento académico desde la humanización de la educación.

Los docentes tenemos una gran responsabilidad en los hombros, en un país donde la falta de motivación afecta en todos los niveles, sin embargo desde la vocación, no debemos apagar la llama, ni a nivel de la práctica docencia, mucho menos como ente motivador, reconociendo las habilidades de los estudiantes, el esfuerzo que hace cada uno de ellos no solo para comprender los programas de formación académica, sino también para llegar cada día a un aula de clases. Sigamos educando desde la empatía.

For many university professors, which is where I work, it is difficult to understand that the students who have the most difficulties in the learning process are the ones who need the most attention.

University students with the greatest learning difficulties not only face academic barriers, but also emotional and social barriers that can profoundly affect their academic performance and even life situations.

Emotions such as frustration, fear of failure, and low self-esteem are common in students. with learning difficulties. Empathetic care can help these young people see a positive, inclusive, and encouraging outlook, helping them achieve their goals.

As teachers, we must constantly review our classroom practices. It is not enough to simply comply with training programs when it is clear that some students are not meeting academic expectations, a situation that stems from circumstances that influence their performance.

Social and academic disadvantages, lack of support Family and negative interpersonal relationships can impact students' active participation.

Effective work as a teacher involves recognizing skills from their unique ways of learning, and thus being able to provide them with tools adapted to their needs. Labeling them as deficient is not an option; on the contrary, it is important to let them know that they are important.

Lack of timely teacher attention can lead students to drop out and stray from their educational path. That is why we must identify potential shortcomings and support them in a way that makes them feel understood, and this collaboration improves their academic performance.

As a teacher, I have learned that empathy is not shown only with words, but with gestures: with an attentive gaze, listening without judgment, and questions that open paths. And as a researcher, I have proven that educating with empathy strengthens socio-emotional skills and improves academic performance by humanizing education.

Teachers have a great responsibility on their shoulders, in a country where lack of motivation affects everyone. However, based on our vocation, we must not extinguish the flame, not even at the level of teaching practice, much less as a motivating entity, recognizing students' abilities and the effort each of them makes not only to understand academic training programs, but also to arrive in the classroom every day. Let's continue educating with empathy.

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