Tom was just a small, weak boy who went to middle school like any other boy. He was bullied at school because of his short stature, and no one expected much from him, but suddenly, he surprised everyone who doubted his worth.
One afternoon, Tom was on his way home after an exhausting day of classes, but at a corner he was ambushed by some bullies: three high school boys who constantly intimidated him, they were bigger and stronger than the others.
When he saw them, Tom immediately ran down the street in terror until he reached an alley, but he was chased by the gang. There he was cornered. Tom begged them to leave him alone, but the bullies laughed in his face...
Suddenly, his savior appeared: at the corner of the alley, a tall boy dressed in black leather walked fearlessly in front of them, and the bullies stopped in surprise. That boy was a legend at school who had a reputation as a juvenile delinquent, a problem student in high school. They called him “The Demolisher.”
Billy the Demolisher had come to his rescue. When they saw him, the bullies fled in terror like frightened cats. Billy looked at Tom and said:
— Hey, you. Dry your tears and go home.
Billy cracked his knuckles and walked away. Tom was stunned and took a while to process that he had seen a hero in action up close.
Tom was fascinated by the famous Wrecker of the school; despite his bad reputation, he wanted to thank him for defending him the other day. During the break between classes, he went to the playground to look for him: he found him sitting on a bench, alone, so Tom approached him. He offered his lunch, a cheese sandwich, as a token of gratitude.
Billy, the school celebrity, took the sandwich and devoured it eagerly, as if he hadn’t had breakfast that morning. He didn’t even say thank you; he didn’t seem in the mood to talk.
Tom mustered up his courage and spoke to him:
— Hey… Do you mind if I keep you company? — he said timidly.
Billy looked at him disdainfully and replied:
— I don’t care. — he said while eating the sandwich.
Tom sat next to him and observed the surroundings; his classmates looked at them together with curiosity, and soon rumors spread that the school weakling had become close friends with the strongest rebel student. This news caused a stir in many circles.
Before the lunch hour ended, the three bullies who made Tom’s life miserable watched him from afar like scared cats; seeing him with Billy, they didn’t have the courage to approach him. It was hard for them to believe those rumors, but just for that occasion, they decided to ignore him.
The gift Tom gave to Billy marked the beginning of a one-sided friendship, something conventional. For several days, Tom gave Billy a small gift as a gesture of thanks, an implicit exchange where Billy acted as his bodyguard in return for homemade food. Tom only had to walk by his side to be safe from all danger because no one in their right mind dared to mess with Billy.
However, being next to him, Tom couldn’t ignore the fact that Billy was a complete enigma. He was reserved and very calm and always seemed slightly annoyed or distrustful. Both had trouble communicating with people; Tom could never talk to Billy due to his shyness.
But one day, in the schoolyard, Billy spoke to him:
— Hey… How long are you going to hide? — he asked while eating a hamburger that Tom had given him.
Tom was taken aback; it was unusual for Billy to be in the mood to chat.
— What? I’m not hiding — Tom replied.
— Isn't that what you do? Hide from those creepy crawlies — Billy said, referring to the boys who were bothering Tom.
Tom lowered his head sadly and confessed his worries:
— Those boys bully me whenever they can; they take advantage of me because I’m small. — he said dejectedly.
Billy turned to look at him angrily, as if he had heard an insult.
— And so what? Are you just going to let them mistreat you? — he retorted.
Tom crossed his arms while excusing himself:
— But I can’t do anything. I’m not big or strong. Not like you. — he said, embarrassed.
At that moment, Billy finished eating his hamburger, and for some reason, he stood up to give Tom a lesson.
— Listen to me carefully, if you keep thinking you’re weak, bullies like those worms will always take advantage of you. That won’t change unless you earn their respect. — he said as he walked away.
Billy had always been a boy of few words, so it was very unusual to see him so expressive; it was as if he was angered by Tom's situation. His advice was a truth that Tom knew very well, but his nature was far from that of a warrior. He was anything but that; he looked at Billy and asked desperately:
— How do I do that?
Billy turned to look at him and said before leaving:
— By believing you can be strong.
— You can’t hide your whole life, so either take courage or settle for being a loser.
After hearing that, something changed in Tom; it was like a reality check. When he returned home alone, he was ambushed by those three bullies who had waited for the right moment. This time, Tom didn't run away. He didn't cower despite the fear he felt; his indignation and frustration awakened his anger. Although he didn't win the fight, he had the courage to defend himself.
Original version in Spanish
---  [Imagen realizada en Artguru](https://www.artguru.ai/es/create/) Tom solo era un muchacho pequeño y débil que iba a la escuela secundaria como cualquier otro muchacho, era molestado en la escuela por su baja estatura, nadie esperaba mucho de él, pero de un momento a otro, sorprendió a todos los que dudaron de su valía. Una tarde, Tom iba de camino a casa después de un agotador día de clases, pero en una esquina fue emboscado por unos bravucones: tres chicos de secundaria que lo intimidaban constantemente, eran niños más grandes y fuertes que los demás. Al verlos inmediatamente, Tom corrió despavorido por la calle hasta llegar a un callejón, pero fue perseguido por esa pandilla. Ahí fue acorralado. Tom imploro que lo dejaran en paz, pero esos abusivos se rieron de él en su cara… De pronto, apareció su salvador: En la esquina del callejón, un chico alto y vestido de cuero negro camino sin temor frente a ellos, los abusivos se detuvieron de la sorpresa; Porque ese chico era una leyenda de la escuela que tenía la reputación de un delincuente juvenil, un estudiante problema de la preparatoria, le decían “El demoledor” Billy el demoledor había llegado a su rescate, al verlo, esos bravucones huyeron despavoridos como gatos asustadizos, Billy miro a Tom y le dijo: — Hey tú, Sécate las lágrimas y vuelve a casa. Billy se trono los nudillos y se retiro del lugar. Tom quedo atónito y le costó tiempo procesar que había visto a un héroe de cerca en acción.  Tom quedo fascinado con el famoso demoledor de la escuela, a pesar de su mala fama, quería darle las gracias por defenderlo el otro día. En la hora del descanso entre clases fue al patio del recreo para buscarlo: Lo encontró sentado en una banca, estaba solo, así que Tom se le acerco. Le dio su almuerzo, un Sándwich de queso, se lo dio en agradecimiento como un obsequio. Billy, la celebridad de la escuela, tomo el sándwich y lo devoro con gusto, como si no hubiera desayunado esa mañana. Ni siquiera le dio las gracias, no parecía tener ganas de hablar. Tom se armo de valor, y le dirigió la palabra: —Oye… ¿Te importa si te hago compañía? — dijo tímidamente. Billy lo miro de forma despectiva y le contesto: —Me da igual. —dijo mientras comía el sándwich. Tom se sentó junto a él y observo los alrededores, sus compañeros de clase los miraban juntos con extrañeza, en poco tiempo se fue esparciendo el rumor de que el debilucho de la escuela se había vuelto amigo cercano del estudiante rebelde más fuerte. Esa noticia causo revuelo en los círculos de muchas personas. Antes de que terminara la hora del almuerzo, los tres bravucones que le hacían la vida imposible a Tom lo observaron desde lejos como gatos asustados, al verlo junto a Billy, no tenían el valor de acercársele. Les era muy difícil creer esos rumores, pero solo por esa ocasión decidieron ignorarlo.  El regalo que Tom le dio a Billy fue el comienzo de una amistad unilateral, algo convencional. Por varios días, Tom le daba un pequeño obsequio a Billy como gesto de agradecimiento, fue como parte de un trueque implícito en el que Billy fungía como su guardaespaldas a cambio de comida casera. Tom solo tenía que caminar a su lado para estar a salvo de todo peligro, porque nadie en su sano juicio tenía el atrevimiento de meterse con Billy. Aunque estando a su lado, Tom no podía ignorar el hecho de que Billy era todo un enigma. Él era reservado, muy calmado y siempre parecía ligeramente molesto o desconfiado. Ambos tenían problemas para comunicarse con la gente, Tom nunca pudo conversar con Billy debido a su timidez. Pero un día, en el patio de la escuela, Billy le dirigió la palabra: —Oye… ¿Por cuánto tiempo piensas esconderte? — le pregunto mientras se comía una hamburguesa que Tom le regalo. Tom se sorprendió con extrañeza, no era normal que Billy estuviera de humor para conversar. — ¿Qué? Yo no me escondo — le dijo Tom — ¿No es lo que haces? Esconderte de esos gusanos rastreros — le dijo Billy refiriéndose a los chicos que molestaban a Tom. Tom bajo la cabeza con tristeza y le confesó sus inquietudes: — Esos chicos me molestan siempre que pueden, se aprovechan de mí porque soy pequeño. — dijo decaído Billy volteo a verlo feo, como si hubiera escuchado un insulto. — ¿Y eso qué? ¿Simplemente vas a permitir que te maltraten? — le contesto. Tom se cruzo de brazos mientras se excusaba: — Pero no puedo hacer nada. No soy grande, ni fuerte. No como tú. — dijo avergonzado. En ese momento, Billy termino de comer su hamburguesa, y por alguna razón se puso de pie para darle una lección a Tom. — Escúchame con atención, si sigues creyéndote débil, los abusivos como esos gusanos siempre se van aprovechar de ti. Eso no va a cambiar a menos de que te hagas respetar. — dijo mientras se marchaba. Billy siempre había sido un chico de pocas palabras, era muy inusual verlo tan expresivo, era como si le enojara la situación de Tom. Su consejo era una verdad que Tom sabía muy bien, pero su naturaleza no era la de un guerrero. Era todo menos eso, él observo a Billy y le pregunto con desesperación: — ¿Y cómo lo hago? Billy se volteo a verlo y le dijo antes de irse: — Creyendo que puedes ser fuerte. — No puedes esconderte toda la vida, así que toma valor de una vez o confórmate siendo un perdedor. Tras oír eso, algo cambio en Tom, fue como un golpe de realidad. Al volver a casa él solo, fue emboscado por esas tres abusivos que esperaron el momento indicado. Esa vez, Tom no huyo, no se acobardo pese al miedo que sentía, su indignación y frustración despertó su enojo. Aunque no gano la pelea, tuvo el valor de defenderse.
Translation by deepl.com
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