Hay invitaciones que uno simplemente no puede rechazar, y cuando mi amigo @emiliorios lanzó su nueva iniciativa con la etiqueta verde, no pude menos que brincar de alegría. Ese es uno de los colores de los que no me canso de hablar una y otra vez. Me rodean tantos motivos de ese color, que hoy estoy aquí, feliz en esta comunidad @holos-lotus que siento como mi casa.
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Yo he crecido rodeada de verde; si no fuera médico, diría que alguna vez mi sangre, en vez de roja, fue verde. No nací en el campo, pero mi casa, donde nací, donde nació mi hija y aún vivimos, está rodeada de plantas y tiene un patio enorme. Y para colmo, mi mamá siempre ha preferido el verde como color para las paredes exteriores. Nada, que más verde no ha podido ser mi vida.
Mi relación con este color creo que es ancestral y viene grabada en mi ADN. La razón quizás ha sido porque me inculcaron que el verde significa alimento, y también refugio y un entorno seguro. Como neuróloga, estoy segura de que mi Sistema Nervioso Parasimpático se activa al verlo y envía una señal de que simplemente puedo relajarme y que ya estoy a salvo. Justo lo que siento cuando llego a mi hogar.
Hace tres días, mi papá nos sorprendió a toda la familia con dos especímenes muy curiosos y verdes, fruto de sus años de constantemente velar por las matas de aguacate del patio. Estas maravillas eran un aguacate con una forma algo helicoidal y otro extremadamente largo que rozaba los 35 cm de longitud. Motivos fueron aquellos para alegrarnos la tarde y tomarle fotos para guardar como recuerdo de lo que nos regaló la estación de cosecha.
Pero al verde también lo considero algo así como un combustible para la concentración y la creatividad. Creo que en un post anterior les comentaba que es un color de baja longitud de onda, y que al ser tan fácil de procesar para nuestros ojos y nuestro cerebro, no genera sobreestimulación y hace que podamos enfocar nuestra atención más tiempo y con mayor claridad.
Nada, que si la frustración me alcanza, siempre escojo los rincones verdes que he creado en mi casa. En particular, hay un nuevo rincón que me he permitido llenar de plantas en casa. Aunque tengo una bonita colección de cactus, también he adquirido otras plantas con necesidades de humedad y menos sol, y por ello he rescatado un rincón un tanto abandonado a su suerte y que ahora exhibo como un bonito oasis en medio de este caluroso verano que recién termina.
Es este color, psicológica y sensorialmente sinónimo de frescura, pues cuando lo escuchamos, lo asociamos inmediatamente con la naturaleza en su máximo esplendor: bosques frondosos o hierba húmeda, y esa asociación nos induce a sentir una sensación de frescor físico y también de juventud.
¡Sí, de juventud! Imaginen que los frutos jóvenes son verdes, y es señal de que les falta por crecer, que están llenos de vitalidad y energía. Y tengo el ejemplo en que a mi vecino le ha crecido una hermosa vid, que recorre todo el cercado que limita nuestras casas, y he descubierto un racimo de uvas verdes colgando, a manera de tentación. ¡Una belleza!
Al final, descubro que el verde me aleja del ruido y la velocidad abrumadora de la vida urbana y me reconecta con lo natural. Quizás tenga en casa una manera de hacer terapia y, de alguna forma, una manera de proteger mi cerebro. En esencia, el verde viene siendo un abrazo cromático para mi mente.
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✨¡𝑮𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒆𝒆𝒓! ✨
𝑺𝒊 𝒂ú𝒏 𝒏𝒐 𝒎𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒆𝒔: 𝒔𝒐𝒚 𝒏𝒆𝒖𝒓ó𝒍𝒐𝒈𝒂 𝒚 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒕𝒐𝒓𝒂 𝒄𝒖𝒃𝒂𝒏𝒂, 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆, 𝒎𝒖𝒋𝒆𝒓 𝒚 𝒔𝒐ñ𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓ó 𝒆𝒏 𝑯𝒊𝒗𝒆 𝒖𝒏 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒐𝒔𝒐 𝒆𝒔𝒑𝒂𝒄𝒊𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒗𝒐𝒍𝒂𝒓.
𝑬𝒍 𝒕𝒆𝒙𝒕𝒐 𝒚 𝒍𝒂𝒔 𝒊𝒎á𝒈𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒔𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒂𝒖𝒕𝒐𝒓í𝒂, 100% 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏𝒐𝒔 (𝒔𝒊𝒏 𝑰𝑨).
𝑩𝒂𝒏𝒏𝒆𝒓 𝒅𝒊𝒔𝒆ñ𝒂𝒅𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝑳𝒖𝒎𝒊𝒊.
¿𝑻𝒆 𝒈𝒖𝒔𝒕ó 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒑𝒖𝒃𝒍𝒊𝒄𝒂𝒄𝒊ó𝒏? 𝑽𝒐𝒕𝒂, 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒐 𝒓𝒆𝒃𝒍𝒐𝒈𝒖𝒆𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒂𝒚𝒖𝒅𝒂𝒓 𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒍𝒆𝒈𝒂𝒓 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒔 𝒂𝒍𝒂𝒔.💛
ENGLISH VERSION
When even the green is called happiness
There are invitations one simply cannot refuse, and when my friend @emiliorios launched his new initiative with the green tag, I could not help but jump for joy. It's one of those colors I never tire of talking about again and again. I am surrounded by so many reasons of that color, that today I am here, happy in this community @holos-lotus that feels like home to me.
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I grew up surrounded by green; if I weren't a doctor, I would say that once my blood, instead of red, was green. I wasn't born in the countryside, but my house, where I was born, where my daughter was born, and where we still live, is surrounded by plants and has a huge patio. And to top it off, my mother has always preferred green for the exterior walls. Simply put, my life couldn't have been any greener.
My relationship with this color, I believe, is ancestral and is imprinted in my DNA. The reason perhaps is that I was taught that green means food, as well as refuge and a safe environment. As a neurologist, I am sure my Parasympathetic Nervous System activates when I see it, sending a signal that I can simply relax and that I am safe. Exactly what I feel when I arrive home.
Three days ago, my dad surprised the whole family with two very curious and green specimens, the fruit of his years of constantly tending to the avocado plants in the patio. These wonders were an avocado with a somewhat helical shape and another extremely long one, measuring close to 35 cm in length. Those were reasons enough to brighten our afternoon and take pictures to keep as a memento of what the harvest season gave us.
But I also consider green as a kind of fuel for concentration and creativity. I think in a previous post I mentioned that it's a low-wavelength color, and because it's so easy for our eyes and brain to process, it doesn't cause overstimulation and allows us to focus our attention for longer and with greater clarity.
So, when frustration catches up with me, I always choose the green corners I have created in my house. In particular, there's a new corner I've allowed myself to fill with plants at home. Although I have a nice collection of cacti, I have also acquired other plants with needs for humidity and less sun, and for this reason, I have rescued a somewhat neglected corner and now display it as a beautiful oasis in the middle of this hot summer that has just ended.
This color is psychologically and sensorially synonymous with freshness, because when we hear it, we immediately associate it with nature in its full splendor: lush forests or wet grass, and that association induces in us a feeling of physical coolness and also of youth.
Yes, of youth! Imagine that young fruits are green, a sign that they have yet to grow, that they are full of vitality and energy. And I have the example in my neighbor's beautiful vine, which runs along the entire fence between our houses, where I discovered a bunch of green grapes hanging, like a temptation. A beauty!
In the end, I find that green distances me from the noise and overwhelming speed of urban life and reconnects me with the natural. Perhaps I have a way of doing therapy at home, and in some way, a way to protect my brain. In essence, green is a chromatic embrace for my mind.
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✨𝑻𝒉𝒂𝒏𝒌𝒔 𝒇𝒐𝒓 𝒓𝒆𝒂𝒅𝒊𝒏𝒈! ✨
𝑰𝒇 𝒚𝒐𝒖 𝒅𝒐𝒏’𝒕 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒎𝒆 𝒚𝒆𝒕. 𝑰’𝒎 𝒂 𝑪𝒖𝒃𝒂𝒏 𝒏𝒆𝒖𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒊𝒔𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒘𝒓𝒊𝒕𝒆𝒓, 𝒂 𝒎𝒐𝒕𝒉𝒆𝒓, 𝒂 𝒘𝒐𝒎𝒂𝒏, 𝒂𝒏𝒅 𝒂 𝒅𝒓𝒆𝒂𝒎𝒆𝒓 𝒘𝒉𝒐’𝒔 𝒇𝒐𝒖𝒏𝒅 𝒊𝒏 𝑯𝒊𝒗𝒆 𝒂 𝒃𝒆𝒂𝒖𝒕𝒊𝒇𝒖𝒍 𝒔𝒑𝒂𝒄𝒆 𝒕𝒐 𝒔𝒐𝒂𝒓.
𝑨𝒍𝒍 𝒕𝒆𝒙𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒆𝒔 𝒂𝒓𝒆 𝒎𝒚 𝒐𝒓𝒊𝒈𝒊𝒏𝒂𝒍 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏𝒔, 100% 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏-𝒎𝒂𝒅𝒆 (𝒏𝒐 𝑨𝑰).
𝑩𝒂𝒏𝒏𝒆𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒊𝒈𝒏𝒆𝒅 𝒃𝒚 𝑳𝒖𝒎𝒊𝒊.
𝑳𝒐𝒗𝒆𝒅 𝒕𝒉𝒊𝒔 𝒑𝒐𝒔𝒕? 𝑼𝒑𝒗𝒐𝒕𝒆, 𝒄𝒐𝒎𝒎𝒆𝒏𝒕, 𝒐𝒓 𝒓𝒆𝒃𝒍𝒐𝒈 𝒕𝒐 𝒔𝒑𝒓𝒆𝒂𝒅 𝒕𝒉𝒆 𝒘𝒊𝒏𝒈𝒔 𝒐𝒇 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒕𝒊𝒗𝒊𝒕𝒚! 💛