¿Quién es la persona que te disparó en el alma y tiro tu bondad? ¿quién mordió tu mano y usó tu espalda y tu corazón? ¿quién te robó un beso, pero también los sueños de productos y esperanzas? y te encadenó a su recuerdo, robo tus ideas y se hizo millonario con ellas. El goza y tú sufres, y bueno qué le vamos a hacer.

La única manera de retirar la bala es el perdón o la venganza, la venganza es dulce pero solamente para el alma enferma, y por favor no te enfades con mis palabras porque la verdad duele pero libera, la venganza es tan amarga como un sorbo de bilis, la venganza es calor a fuego lento, es un juego en donde todos pierden, y creeme todo se pierde.

Piensa bien esto, las verdaderas ofensas no pueden pagarse por el daño y el dolor, ¿acaso no puede ser reversible castigar al culpable? la justicia no solamente es hacer las cosas bien, es también pagarle a cada quien lo merecido.

La verdadera justicia lleva a la restauración del dolor, cuando tú perdonas la ofensa no desaparece hasta que tú hayas asumido, que vale mas el perdón que la venganza.

Como ser humano el perdón no se trata de equilibrar una balanza, no se trata de cambiar de páginas sino de cambiar del libro por completo, no hay nada más viejo y aburrido que el terrible ciclo de la venganza, imagina toda esta energía que te empuja hacia tus metas y tus sueños, ahí te darías cuenta del potencial energético y creativo que hay adentro de tu mente.

Si tú no puedes evitar posiblemente ese sentimiento, es que la ofensa lastima en tu corazón, pero si puedes evitar que te defina a ti ya tu vida, y te preguntas.

¿Por qué el destino todavía no los castiga? la solución no es preguntar y esperar su derrota, y muchísimo menos su dolor, cree y creeme, a cada cual antes o después, todos tenemos nuestro merecido, en el desarrolla de tu espíritu, el espíritu de saber perdonar, y no caer en la maldición de la venganza.

Todos nos hemos equivocado en algún momento, la línea que nos separa del bien y el mal no está en la mente, ni en los actos, sino en la bondad y la misericordia que hay en nosotros, como especie no podemos acabar con la maldad de todos, pero sí podemos restringir y dominar la maldad que ya sea dentro de nosotros.

Esa cicatriz cuenta de ti una historia, el perdón no es un rechazo a la justicia,sino una transformación del mal al bien, pídele perdón a alguien ahora en este momento, no desperdicies un solo segundo más de tu vida, puede que luego sea demasiado tarde.