Dicen por ahí que no es bueno tocar temas de política, sexo y religión porque son tópicos de nunca acabar, además de siempre crear conflictos. Por mi parte, son de mis asuntos favoritos porque más que pelea, surgen debates interesantes. Es por esto que el día de hoy quiero hablarles sobre la situación actual de la religión católica (según mi punto de vista.
Al entrar en el mundo del mercadeo y la publicidad me tocó no solo darme cuenta sino entender que el consumidor cambia y no hace falta una década para ver una diferencia marcada. Con tantos avances tecnológicos en la actualidad, el que no se mantenga innovando, se lo come el mercado y así como cualquier negocio, la iglesia católica también se debe a un consumidor (aunque para los susceptibles esto suene crudo) la iglesia es un negocio más y sin sus creyentes, posiblemente no existiría la fe.
Desde pequeña me han educado en la religión Cristiana-Católica. De grande la he decidido por cuenta propia y a pesar de que nunca he sido de ir a misa todas las semanas de un tiempo para acá he despertado mi interés en asistir a la iglesia los domingos pero este cambio tuvo motivo porque percibí una ecuación que no había vivido antes, una misa en la que reflexionaba, me reía, divertía y agradecía a Dios. Para ese entonces sólo lo veía como un cambio agradable, el choque realmente viene cuando tuve que dejar de asistir a esa localidad e intenté ir a la de otra en la que me encontré con la típica iglesia con la cual muchos nos hemos encontrado en mucha ocasiones. Fue ahí cuando llegue a esta conclusión:
Quizás el cambiar muchas normas en la iglesia sea algo extremadamente complejo porque en cierto punto pudiera hacerles perder la credibilidad pero indudablemente cometen el error de no jugar con la oratoria, de no aplicar la palabra de la biblia a ejemplos diarios, reales, a situaciones jocosas y reflexivas que realmente dejen espacio al análisis, al reconocimiento, al cambio.
Fuente
Puedo afirmar que de todos los amigos y conocidos que tengo, en su mayoría jóvenes de entre 19 y 33 años no asisten a la iglesia, mantienen sus creencias pero les aburre o parece tedioso el asistir porque no entienden, se duermen, la voz del orador los cansa, etc.
Los tradicionalismos parecen ser un factor que está afectando a las generaciones de jóvenes actuales y con la garantía de que los que están por venir serán más difíciles de conquistar.
Cambiar a la sociedad definitivamente es muy complejo, adaptarse a la mejor forma en la que se les puede llegar, es actualmente el talón de Aquiles de la religión Católica.
Sin duda alguna es un tema complejo y de lentas acciones para su mejora pero estoy convencida de que tienen que venir cambios que trabajen en todas estas mejoras. El futuro es incierto pero el cambio en la sociedad es lo más certero que tenemos. Un gran abrazo, stemianos ¡Nos leemos!