
Saludos cordiales a los nuevos amigos en catarsis. Primero: me mueve el deseo de la amistad que se estrena y que se expande; y segundo: el compartir con todos, ceñida al espacio e intereses comunes, este, mi primer ejercicio de catarsis espiritual.
A MI ESPÍRITU
Quité mi rostro y asombrada, lloré. No me pertenecían ni mis gestos, ni mis palabras. Alguien había vivido con mis gestos y con mis palabras pero en la mugre y el polvo de la imperfección mi semilla nació.
Nebulosa historia iba conmigo: alma ríspida, sin señales de cruces. Romper mi encarnada miseria era un nudo sin puntas.
Hambrienta, estéril, sofocante, misteriosa, aguda...
Inteligente sí pero dramática. Un espejo visceral de filo oscuro porque ahora vaga la incredulidad junto al sosiego por el libro de mi vida. Y sobre todo, subiré por la altura que me ofrece el hombre de este siglo.