
Esta vez, el cuerpo habló claro: resistencia, fuerza y enfoque. Iniciamos con un entrenamiento de 8K (y un poquito mas)que nos exigió ritmo constante y conexión con la respiración. Luego, nos sumergimos en ejercicios funcionales que recordaron que no solo se corre con las piernas, sino con todo el cuerpo. Activamos el core, trabajamos estabilidad, y reforzamos músculos que sostienen cada zancada.
Luego en subida. Literal y simbólicamente. Afrontamos pendientes que retan el físico y la mente. Y cerramos con un fondito suave, entrenando zona 2.
Correr no es solo sumar kilómetros: es aprender a sostenerse cuando el terreno se inclina, cuando el cansancio pesa, cuando la mente duda. Cada sesión fue un recordatorio de que el maratón no se corre solo con piernas entrenadas, sino con una mente fuerte, flexible y decidida.
Vamos apenas por la semana tres, y ya se siente el cambio. No solo en el cuerpo, sino en la actitud. Cada entrenamiento es una inversión en el futuro, una promesa silenciosa de que llegaremos al CAF con la convicción de haberlo dado todo.
Encajar las rutinas de entrenamiento, estudio y trabajo no siempre es fácil. Requiere organización, sacrificio y mucha voluntad. Pero cuando el propósito es claro, el esfuerzo encuentra sentido.
Y aunque los días se llenen de tareas, responsabilidades y pendientes, siempre hay un espacio para el compromiso personal. Porque este camino no se trata solo de correr: se trata de crecer, de resistir, de creer. Cada paso cuenta. Cada semana suma. Y aquí seguimos… firmes, agradecidos, presentes. Vamos por más 💪
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