

Uno de los desafíos más conocidos de *The Elder Scrolls V: Skyrim* se basa en la recolección de los artefactos daédricos; artilugios que por lo general tienen efectos poderosos y que, por consiguiente, son de mucha utilidad para el jugador. Tengo algunos que conseguí en misiones pasadas que me topé de casualidad. Y aunque sé cómo ubicarlos todos (por las cientos de horas que he aplicado en este juego) nunca los recolecté en una sola campaña. Así que me propuse a hacerlo esta vez, y fui a por el *Anillo de Namira,* uno de los más beneficiosos que, en un inusual giro de acontecimientos, me convertiría en canibal.

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No recordaba precisamente cómo activar esa misión, pero sabía que se desarrollaba en *Markarth.* Entonces recurrí a la vieja confiable: fui a escuchar los rumores del tabernero local, Kleppr, hasta que comentó que cerraron el *Salón de los Muertos.* Allí era hacia donde tenía que dirigirme. De inmediato fui a hablar con el Hermano Verulo, quien me dio la llave del salón y contó que allí algunos cadáveres aparecían mordisqueados, *«como si alguien se los hubiera comido».* Esta es de mis misiones favoritas de *Skyrim* porque, entre tanto, es también una de las más siniestras en cuanto a historia.

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Ya dentro del *Salón de los Muertos* una canibal llamada Eola me convenció de acompañarla a un santuario donde veneran a Namira, la señora daédrica de la putrefacción y la repulsión. Allí unos draugr los habían expulsado y, como era de esperarse, yo tendría que acabarlos a todos antes de poder proseguir. Con algo de dificultad, y la ayuda de mi hechizo que me permite invocar a un dremora, maté a todos los muertos vivientes de las recámaras. Sorprendentemente conté cuatro *Señor de la muerte draugr* y un Señor supremo de la muerte draugr,* el más fuerte en el escalafón de estas entidades. Esto es un nivel de dificultad mucho más elevado que lo normal. Cabe mencionar que juego mis campañas de *Skyrim* en la dificultad *Legendario,* que es la más alta.

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Luego de matar, o *"rematar",* a todos los draugr Eola me invitó a la "ceremonía" que tendría lugar en ese mismo sitio. No obstante, a mi me tocaría llevar el "platillo" de bienvenida, que no sería otro que el Hermano Verulo. Volví a *Markarth* e intente convencerle con persuasión e intimidación, pero nada de eso funcionó, por lo que al final tuve que pagarle 607 monedas de oro para que me siguiera. En retrospectiva, es un precio justo por el *Anillo de Namira.*
Ya de vuelta en la capilla, donde poco atrás había draugrs, Eola hipnotizó a Verulo y le hizo acostarse en una especie de mesa ritual. Allí, junto a otros *NPCs* de *Skyrim,* que bajo cualquier otro contexto parecen pobladores comunes y corrientes, tuve que darle el golpe final al sacerdote y posteriormente comerlo. Previo a consumirlo apareció la leyenda *«Tienes ante ti el cadáver del Hermano Verulo,* ***aún caliente»,*** que me resulta de lo más hilarante en toda esta turbia seguidilla de misiones.

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Después de todo llegó la recompensa: El *Anillo de Namira* en mi poder. Este tiene dos efectos, aunque solo uno de ellos es el que me interesa; se trata de que mejora y regenera la salud al consumir cadáveres. Una característica grotesca que puede ser extremadamente funcional en medio de la batalla, sobre todo si *roleamos* sin hechizos y/o pociones. Con este nuevo artefacto daédrico estoy ahora más cerca de completar la colección.

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Juan Pavón Antúnez


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