"Señor más llamó al hombre y le preguntó: ¿dónde estás?" (Génesis 3:20).
¿Estas autorizaciones al lugar donde estás? ¿Como te sientes? ¿Aceptas tu propio progreso? ¿Has enfrentado tus defectos y también tus grandes ventajas? Cuando Dios llamó a Adán en el jardín del Edén, no estaba tratando de encontrarlo. Dios sabía dónde estaba Adán, nada ni nadie puede esconderse de Dios. No, Dios quería encontrar a Adán para admitir dónde estaba. Quería que Adam reconociera plenamente quién era y lo que había hecho.
Una de las grandes preguntas que podría hacerle es esta: ¿dónde estoy en mi vida? Los hombres están en problemas por no saber dónde están.
He encontrado muchos hombres que están en una etapa de la vida y actúan como si estuvieran en otra. Se han casado y son padres y, por lo tanto, tienen ciertas responsabilidades, pero viven como si fueran niños jugando en el parque.
Aunque no le digas a tu cónyuge ... Pero no le digas a tus hijos ... Pero no le digas a tu pastor ... Aunque no le digas a tu jefe ... Al menos di en qué lugar de la vida.
Cuando nos escondemos, nos convertimos en quienes no somos. Actuamos como una comedia. Obtenemos una "máscara" y participamos en nuestra propia fiesta de disfraces. Solo dos cosas son peores que engañan a los demás: engañarnos a nosotros mismos y engañar a Dios.
Si no te has enfrentado con quién eres y con lo que has hecho, te resultará muy difícil entrar en una actitud de alabanza y adoración. Además, le resultará muy difícil relacionarse con otras personas.
Si te sientes solo y excluido, con toda probabilidad te sientes intimidado emocionalmente por otras personas, no puedes ser transparente y darles un abrazo y un cumplido, o verlos con ojos de compasión, porque tienes miedo de mirar dentro de ti y ver quién eres realmente. ¿Por qué tienes miedo? Tienes miedo porque no has echado un vistazo al interior recientemente y temes lo que puedes encontrar.
Hasta que no enfrente sus debilidades, fallas y fallas y con sinceridad de corazón lo reconozca personalmente ante Di Dios, y acepte que no es perfecto, nunca puede permitir que otras personas lo sepan y mucho menos acepte sus imperfecciones. Si no está abierto a ese tipo de participación, para siempre se sentirá extraño, aislado, solitario, marginado y separado del desafío de la gente.
Muchas personas usan el tiempo y la energía para preguntar sobre las otras personas que lo rodean: ¿dónde están? ¿Qué hay de esa persona que yo no? ¿Qué hace que esa persona pueda tener todas esas cosas? ¿Cómo es que tiene ese tipo de empleo y autoridad de poder?
Todas estas son variaciones de la misma pregunta: ¿dónde está? La respuesta a esa pregunta puede llevar a un final fatal, ya que trae como consecuencia celos y competencia, traición, odio, desconfianza y sospecha ... lo que engendra una actitud asesina.
En cambio, debe hacer la pregunta: ¿dónde estoy? Es la pregunta que te guiará a la vida. Esa es la pregunta que lo llevará a arrepentirse ante Dios, la capacidad de acercarse a otras personas y la plenitud y satisfacción en la vida ...
ENFRENTATE HOY MISMO RESPONDE A DIOS UNA PREGUNTA:
¿Dónde estás?