¡Saludos mi gente bonita de Hive!
Hoy es uno de esos días en los que quería salir de rutina, y decidí compartir con ustedes las experiencias de una faceta en mi vida, que hoy día me pregunto ¿por qué no comencé antes? aunque no me arrepiento, pues durante estos años he vivido grandes experiencias y también aprendizaje en otras actividades como la academia, pues soy docente universitaria e investigadora y la formación es una constante en mi vida; además, he explorado mi creatividad en el mundo del diseño gráfico, donde me he formado de manera autodidacta, sin embargo, fue hace ya cuatro años cuando mi esposo y yo decidimos emprender.
Les cuento un poco para que estén en contexto, decidimos iniciar un negocio en nuestra localidad de ventas de productos alimenticios (víveres), así como productos de limpieza, aseo personal, golosinas entre otros. Al principio pensé que era una actividad simple, solo es tener los productos y venderlos, sin embargo, no es tan simple, esta experiencia nos ha permitido adquirir un sinfín de conocimientos en diversas áreas comerciales.
Cuando la gente me pregunta qué se necesita para abrir un negocio, mi primera respuesta siempre es la misma: pasión. Pero la pasión sola no llena estanterías ni paga las cuentas. El camino del emprendimiento es un viaje lleno de altibajo. No ha sido fácil, pero cada desafío nos ha enseñado una lección invaluable. Si estás pensando en emprender, o si ya estás en el camino, quiero compartirte lo que hemos aprendido.
Los primeros pasos fueron una mezcla de emoción y ansiedad. Abrir las puertas de nuestro negocio por primera vez fue un sueño hecho realidad, pero rápidamente nos dimos cuenta de que el verdadero trabajo apenas comenzaba. Las horas parecían multiplicarse, los días se hacían más largos y la línea entre el trabajo y mi vida personal se volvía borrosa. La dedicación es una de las primeras barreras que debes superar. Hay que estar dispuesto a sacrificar fines de semana, noches y a veces, incluso, tiempo con la familia, especialmente en los inicios (medios y finales, con un toque de ironía). La clave es verlo como una inversión, no como una carga.
Uno de los mayores retos que enfrentamos fue el manejo del inventario. Al principio, nos costaba encontrar un equilibrio. Comprábamos de más ciertos productos que no se vendían tan rápido, lo que ocupaba espacio y capital, mientras que otros artículos básicos (como arroz, harina, azúcar) se agotaban en un abrir y cerrar de ojos, dejando al negocio desprovisto de lo necesario. La solución llegó con la disciplina y la tecnología. Implementamos un sistema de control de inventario sencillo, datos básicos en un archivo de Excel usando una hoja de cálculo diseñada por nosotros, donde se registran las ventas diarias de todos los productos. Esto nos ayudó a identificar patrones: qué días se vendían más refrescos, qué marcas de arroz eran las favoritas, o cuándo debía reponer los huevos, por ejemplo. Con el tiempo, esta información se convirtió en nuestra mejor aliada, permitiendo hacer pedidos más inteligentes y reducir las pérdidas por productos caducados o de baja rotación.
Otro problema constante es la competencia. En nuestro sector, hay varios abastos, bodegas o tiendas como suelen llamarse, cada uno con su propia estrategia. Al principio, nos sentimos intimidados. ¿Cómo podíamos competir con tiendas que llevaban años en el mercado? La respuesta fue simple: no trates de ser como ellos. Decidimos competir en precios, servicio y variedad. Nos enfocamos en conocer a los clientes por su nombre, en preguntarles cómo les había ido el día, en ofrecerles productos que no encontraban en otros lados, convirtiendo nuestro negocio en algo más que una tienda; se convirtió en un punto de encuentro, un lugar donde la gente se siente bienvenida.
Por otro lado, el trato con los proveedores también tiene sus complicaciones. Al inicio, nos costaba acceder a proveedores con buenos precios y plazos de pago. Nos agobiábamos por comprar más de lo que necesitaba para obtener un descuento, sin embargo, nos imprimimos de paciencia (es nuestro lema), y comenzamos a construir relaciones sólidas. Con el tiempo, hemos consolidado una red de proveedores confiables, la clave ha sido la comunicación honesta y constante. Si eres honesto con tus necesidades y pagas a tiempo, los proveedores están más dispuestos a colaborar y a ofrecerte mejores condiciones. Les hemos explicado nuestras limitaciones, y ellos, a su vez, nos han ayudado a encontrar soluciones que nos benefician a ambos.
Otra tarea titánica ha sido la captación y fidelización de clientes. Al principio, fue un trabajo de hormiga. Aprovechamos las redes sociales para publicar fotos de nuestros productos y las ofertas del día, se organizaron promociones sencillas; sin embargo, la estrategia más efectiva resultó ser la más tradicional: el boca a boca. Ofrecer un buen servicio es clave; un cliente satisfecho se convierte en tu mejor agente de marketing, recomendando tu negocio a amigos y familiares.
En este camino, también tuvimos que aprender a gestionar el crédito con los clientes. Al principio, era un beneficio que ofrecíamos con confianza, pero la morosidad nos obligó a tomar decisiones difíciles. Tuvimos que cerrar el crédito a aquellos clientes que no pagaban a tiempo para evitar pérdidas. Con otros, optamos por un enfoque más cauteloso, estableciendo un límite de crédito semanal que nos permitiera mantener el servicio sin arriesgar el flujo de caja
De manera resumida, estas han sido las experiencias mas generales en nuestro camino del emprendimiento, donde cada error es una oportunidad para aprender. La clave no es evitar los problemas, sino buscar la forma de cómo resolverlos. Un día a la vez. No se trata de ser perfecto, sino de ser persistente. Ya son cuatro años desde nuestro inicio, con un saco de sueños y metas por cumplir, pero hoy recordando ese pequeño paso, nos damos cuenta que ha valido la pena, y que hemos ido avanzando a paso sostenido, no vemos los desafíos, sino el camino que hemos recorrido. Y la mejor parte es que el sabor del éxito, es el sabor a dedicación, para seguir conquistando paso a paso nuestras metas con esfuerzo propio.
Por hoy les dejo parte de las experiencias obtenidas con nuestro negocio, que hoy es pequeño, pero estamos convencidos que crece día a día, y con perseverancia alcanzaremos consolidar un negocio solido y altamente rentable.
¡Hasta la próxima!
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