Mi abuelo paterno y yo nunca nos encontramos en este plano. Partió un mes antes de mi nacimiento, pero su legado habita en cada relato que mi familia preserva con devoción. Fue abogado en una Cuba de otra época: el joven que limpió celdas en la prisión de Boniato (Santiago) para costearse los estudios, defendía sin honorarios a quienes no podían pagar, y cuando cuestionaban su elección, su respuesta revelaba una ética inquebrantable: "Ellos tienen menos que nosotros".
Su relación con el 'martes 13' fue diferente a la que mantenían la mayor parte de sus contemporáneos. Mientras que en casi todo el mundo ese día suscitaba recelo, él lo recibía con serena expectativa. Era cuando ganaba casos judiciales intrincados, como si el azar conspirara a su favor. Una paradoja personal: un símbolo del temor era su aliado silencioso.
El '13' despierta mucha inquietud y las raíces de esta superstición atraviesan distintas culturas y épocas.
En la Última Cena, celebrada un jueves, según la tradición cristiana, pero con la traición consumada el viernes, Jesús compartió la mesa con sus doce apóstoles. Judas Iscariote es identificado como el décimo tercer comensal simbólico, figura que selló la asociación de este número con la desgracia en culturas anglosajonas ('viernes 13').
En el mundo hispano, el 'martes 13' heredó su aura ominosa de Marte, dios romano de la guerra, reforzada por la caída de Constantinopla un 13 de mayo de 1453 (martes).
Esta fobia llamada triscaidecafobia, moldea espacios cotidianos y puedo citar ejemplos curiosos, como el del Empire State, de Nueva York y la Torre Picasso en Madrid excluyen el piso '13' en sus ascensores.
Aerolíneas como Lufthansa e Iberia suprimen la fila '13' en aviones.
La misión Apolo 13 (1970), aunque su accidente ocurrió el 11 de abril, perpetuó el mito del "número endemoniado".
Por suerte, también puedo citar ejemplos de lo que me gusta llamar, rebeldes del '13'. El más universal de los cubanos y su Héroe Nacional, José Martí, durante su destierro en Zaragoza (1871-1874), conoció que los teatros ofrecían descuentos en los palcos marcados con esta cifra. Con pragmatismo crítico, los elegía sistemáticamente. En esos asientos estigmatizados, disfrutó de obras de teatro y es posible que hasta escribiera textos fundacionales como "El presidio político en Cuba. Para Martí, el número de marras no era una maldición: lo tomó como una oportunidad de ahorrar su escaso presupuesto económico.
Las supersticiones son grietas que se anegan con nuestros miedos ancestrales. Pero también pueden ser dinteles para la razón.
Mi abuelo transformó el 'martes 13' en un día para honrar la justicia. Martí lo usó para apreciar el arte y pensar en sus anhelos libertarios.
Hoy, mientras hoteles eliminan el número de sus habitaciones, cabe preguntarse: ¿es el 13 una prisión mental... o una invitación a reescribir destinos?
ENGLISH VERSION
"The number 13: The superstition my grandfather defied and José Martí used to his advantage".
My paternal grandfather and I never met in this life. He passed away a month before I was born, yet his legacy lives on in every story my family preserves with devotion. He was a lawyer in a Cuba of another era: the young man who cleaned cells at Boniato Prison (Santiago) to pay for his studies, who defended those unable to pay without charging fees, and when questioned about his choice, his reply revealed an unshakable ethic: "They have less than we do."
His relationship with 'Tuesday the 13th' differed from that of most of his contemporaries. While nearly the world over, that day stirred unease, he welcomed it with serene expectation. It was when he won intricate court cases, as if chance conspired in his favor. A personal paradox: a symbol of fear was his silent ally.
The number '13' sparks much anxiety, and the roots of this superstition span different cultures and eras.
At the Last Supper, held on a Thursday according to Christian tradition but with the betrayal consummated on Friday, Jesus shared the table with his twelve apostles. Judas Iscariot is identified as the symbolic thirteenth guest, the figure who cemented this number’s association with misfortune in Anglo-Saxon cultures ('Friday the 13th').
In the Hispanic world, 'Tuesday the 13th' inherited its ominous aura from Mars, the Roman god of war, reinforced by the fall of Constantinople on May 13, 1453 (a Tuesday).
This phobia, called triskaidekaphobia, shapes everyday spaces, and I can cite curious examples, such as New York’s Empire State Building and Madrid’s Picasso Tower, which exclude the '13th' floor in their elevators.
Airlines like Lufthansa and Iberia omit row '13' on planes.
The Apollo 13 mission (1970), though its accident occurred on April 11, perpetuated the myth of the "cursed number."
Luckily, I can also cite examples of what I like to call the 'rebels of 13.' The most universal of Cubans and their National Hero, José Martí, during his exile in Zaragoza (1871–1874), learned that theaters offered discounts for boxes marked with this number. With critical pragmatism, he systematically chose them. In those stigmatized seats, he enjoyed plays and may have even written foundational texts like El presidio político en Cuba. For Martí, the infamous number was no curse: he took it as an opportunity to stretch his meager budget.
Superstitions are cracks flooded with our ancestral fears. But they can also be thresholds for reason.
My grandfather turned 'Tuesday the 13th' into a day to honor justice. Martí used it to appreciate art and reflect on his libertarian dreams.
Today, while hotels remove the number from their rooms, one might ask: Is 13 a mental prison... or an invitation to rewrite destinies?
The text was written entirely by me. I did not use AI.
The images were created with the support of Gemini AI, guided by my precise instructions.
For the English version, I relied on Google Translate.
El texto fue escrito en su totalidad por mí. No utilicé IA.
Las imágenes fueron creadas con apoyo de Gemini IA con orientaciones precisas mías.
Para la versión en inglés me apoyé en el traductor de Google.