Decidí que era hora de conocer más de cerca una tradición que siempre me había llamado la atención: la cultura de las flores y las silletas en Santa Elena. Busqué una agencia de turismo que ofreciera un recorrido enfocado en esta historia, combinado con un poco de caminata al aire libre.
Salí de Caldas alrededor de las 7:00 a.m. y llegué al punto de encuentro. Desde allí, nos dirigimos en bus hacia Santa Elena, un corregimiento ubicado a unos 40 minutos de Medellín. El camino es de montaña, con curvas y paisajes verdes que hacen que uno quiera sacar la cámara a cada rato.
Santa Elena tiene un clima fresco, entre 14 °C y 18 °C, ideal para el cultivo de flores. Su altura —más de 2.000 metros sobre el nivel del mar— y su tierra fértil permiten que allí crezcan una gran variedad de especies. Por eso se ha convertido en el corazón de la tradición silletera.
Llegamos alrededor de las 9:30 a.m. a una finca llena de flores y objetos antiguos que contaban historias de otras épocas. En el grupo había varios extranjeros interesados en esta cultura. Yo, aunque ya llevo ocho años en Colombia, sigo siendo extranjera… pero en momentos como este me siento parte de aquí. Creo que aprender de la cultura es también una forma de pertenecer.
A las 10:30 a.m. comenzó la charla del silletero, un hombre apasionado que nos explicó en detalle el origen de esta tradición. Antiguamente, la silla que hoy conocemos como “silleta” se utilizaba para transportar alimentos, mercancías e incluso personas de un pueblo a otro, ya que no existían carreteras ni vehículos. Me quedé pensando por qué no usaban caballos o burros, como en otros lugares, y él explicó que en estas montañas tan empinadas y con senderos estrechos, era más práctico que un hombre cargara a otro o los productos.
Con el tiempo, esta práctica dejó de ser una necesidad y se convirtió en una tradición. Hoy, los silleteros elaboran silletas artísticas llenas de flores, que desfilan en la famosa Feria de las Flores de Medellín, siendo un símbolo de orgullo y patrimonio cultural.
Después de la explicación, armaron una silleta pequeña para que los visitantes pudiéramos cargarla. Me la puse como un morral y sentí su peso… ¡imaginar cargar eso por horas me dio un nuevo respeto por esta labor!
Luego comenzamos una caminata de una hora. Pasamos por una cascada hermosa y llegamos a un río de aguas cristalinas, aunque heladas. Algunos se animaron a bañarse, yo preferí solo remojar las manos.
Para recargar energías, almorzamos un delicioso fiambre, ese plato típico que viene envuelto en hoja de plátano con arroz, carne, huevo y arepa. Después emprendimos el regreso: primero en bus hasta Medellín, luego tomé el metro y finalmente mi transporte habitual hasta casa.
Fue una experiencia bonita, sobre todo por conocer de cerca una tradición tan importante para Colombia. Eso sí, me quedó el gusto por hacer una salida con más senderismo, porque aunque caminamos, no fue tanto como esperaba. Será cuestión de escoger mejor la próxima ruta para que combine cultura y naturaleza en la misma medida.
Conocer es vivir, y vivir es dejarse sorprender por lo que cada lugar tiene para contar.
English
I decided it was time to get a closer look at a tradition that had always caught my attention: the culture of flowers and “silletas” in Santa Elena. I looked for a travel agency that offered a tour focused on this history, combined with a bit of outdoor walking.
I left Caldas around 7:00 a.m. and arrived at the meeting point. From there, we took a bus to Santa Elena, a township located about 40 minutes from Medellín. The road winds through the mountains, with curves and green landscapes that make you want to take out your camera every few minutes.
Santa Elena has a cool climate, between 14 °C and 18 °C, ideal for growing flowers. Its altitude—over 2,000 meters above sea level—and its fertile soil allow a great variety of species to thrive. That’s why it has become the heart of the “silletero” tradition.
We arrived around 9:30 a.m. at a farm full of flowers and old objects that told stories of bygone times. In the group, there were several foreigners interested in this culture. Although I’ve been living in Colombia for eight years, I’m still technically a foreigner… but in moments like this, I feel like I belong here. I think learning about the culture is also a way of belonging.
At 10:30 a.m., the “silletero” talk began, given by a passionate man who explained in detail the origin of this tradition. In the past, the chair we now know as the “silleta” was used to transport food, goods, and even people from one town to another, since there were no roads or vehicles. I wondered why they didn’t use horses or donkeys like in other places, and he explained that in these steep mountains with narrow trails, it was more practical for a man to carry another person or the products.
Over time, this practice stopped being a necessity and became a tradition. Today, the “silleteros” create artistic silletas full of flowers, which parade during Medellín’s famous Flower Festival, a symbol of pride and cultural heritage.
After the explanation, they put together a small silleta for visitors to carry. I wore it like a backpack and felt its weight… imagining carrying that for hours gave me a whole new respect for this work!
We then started a one-hour hike. We passed a beautiful waterfall and reached a river with crystal-clear, though icy, water. Some people dared to bathe, but I preferred just to dip my hands in.
To recharge, we had a delicious “fiambre,” a traditional dish wrapped in a plantain leaf with rice, meat, egg, and arepa. Then we began the return journey: first by bus to Medellín, then I took the metro, and finally my usual transport home.
It was a lovely experience, especially getting to know such an important tradition for Colombia up close. That said, it left me wanting to go on an outing with more hiking, because even though we walked, it wasn’t as much as I had expected. I guess it’s just a matter of choosing the next route better, so it combines culture and nature in equal measure.
To know is to live, and to live is to let yourself be amazed by what each place has to tell.
For the best experience view this post on Liketu