"Guido, deseo que tú, Lapo y yo seamos de un encantamiento presos, en un suelto bajel depositados y dirigidos solamente por nuestros pensamientos"
"Y yo, viendo que tendíame su brazo, observé el rostro abrasado por completo, sin lograr sus heridas impedirme reconocer al instante a aquel sujeto; y extendiendo hasta su frente la mano, pregunté: <<¿Estás aquí, señor Brunetto?>>
La Divina Comedia, Canto decimoquinto. Dante Aliglüeri
"Por supuesto que habría otros, y después de esos muchos más, pero llamarlos por mi nombre en un momento de pasión parecería siempre una excitación indirecta falta por completo de naturalidad"
Partamos juntos, de la mano, a un viaje hacia nuestro interior, y miremos ahora esto... Con unos ojos llenos de alma.
El fenómeno de poder llamar al otro por tu propio nombre involucra -para mí- un encuentro extraordinario contigo mismo, en otro cuerpo completamente diferente, con unos ojos distintos y similares, con una historia parecida y distinta a la vez.
Es saber también, que por alguna razón... El otro entenderá cualquier cosa que le digas, aún sin hablar.
El encuentro de dos almas que pareciera que se llevan esperando por un buen tiempo, es un hecho rodeado de misticismo ...Pero que se desarrolla en un ambiente casual y ligero.
¿Podría ocurrir de súbito? ¿Podría suceder con el tiempo y sin darnos cuenta?
¿Cuánto tardan dos almas en reconocerse? ¿...Y en darse la mano?
Cuando esto pasa ¿es el apretón de manos el detonante de la magia? ¿Sucede como una epifanía? ¿o es, quizás, la mirada directa entre ambos? Esa que se da espontáneamente y que, inocentes de lo ocurrido, toman como cosa cotidiana.
¿Es igual para todos? O ¿varía entre gente y gente? ¿Suele ocurrir en mundos particularmente introvertidos o solo a algunos escogidos?
¿Le sucede a todos..? De ser así, ¿es algo normal o popular?
¿Hay alguna posibilidad de que tan siquiera alguien, más aparte de esas dos almas, lo esté sintiendo? ¿Y lo sentirán igual; distinto; parecido; más simple; más intenso; con más rapidez... O momentáneamente?
Sin embargo, dentro de todo lo perfecto y lo inmutable ¿Existe la posibilidad de perder el encuentro con esa otra alma destinada?
Por no querer mojarte con aquellas gotas de lluvia, puede que ya no te encuentres con aquella persona que se resguardaba de la lluvia que de momento cayó.
Gracias a la timidez que nunca te caracterizó, no miraste a aquel que pasó a tu lado en plena calle vacía, de ambiente cálido... Algo te dijo que voltearas y lo ignoraste.
Ahora bien (de ser un alma destinada a un encuentro en específico), si ocurriese un error en el transcurso de éste, si no se llevase a cabo, si algo fallara ¿No sería esto una razón para desnivelar los perfectos designios del universo?
¿Cambia realmente el destino a partir de ese momento?
O en realidad, automáticamente todo cobra el equilibrio tan esperado y los planes se modifican en una milésima de segundo, trastocando un camino que venía preestablecido por siglos y siglos.
Y si pudiese ocurrir que (dentro de la ignorancia humana) nuestra alma gemela correspondiente, con quien debíamos vivir cierta historia, se perdiese; muriera antes de tiempo accidentalmente; tomara la decisión de no presentarse más; saltara de un puente con o sin razón; si decidiera no intentarlo por miedo; pensara que no tiene tiempo; si prefiriese enfocarse y crear una historia completamente alejada de ti y todo lo que los relaciona...
¿Puede un alma quedar huérfana, viviendo años y años, a costa de miles de acciones e intentos de una felicidad no lograda, con un vacío que parece ser más eterno que la vida misma..?
Caminando solitaria por partes escondidas del mundo, como si esperara en alguna parte de su ser encontrar a esa otra existencia. Ese nexo con la divinidad y el éxtasis que su alma -de algún modo- ciertamente conoce.
En su cuarto, en la madrugada, pensando en nadie y en todos. Pensando en sí mismo, en la razón de su inexplicable ensimismamiento. Tratando de explicarse una y otra vez que no hay nada más, que es lo que es, que no vendrá nada nuevo y místico y que todo lo que debía ocurrir va a ocurrir... Saber, pero sin saberlo realmente.
Un alma camina perdida por las vías de un tren. No hay destino, no hay lugar de salida. ¿Sabe adonde va? ¿Lo sabe la vida en sí misma? Camina, sigue, cae, se levanta, salta y camina más. Llega hasta donde el sol se besa con la tierra y mira al frente... Hay otra alma al frente. No puede saber si es aquella que ha perdido, no sabe realmente si ha perdido algo. No sabe qué camino lleva o por qué se han encontrado allí
Ahora, como un cuestionamiento a nosotros mismos ¿Es... o no, ese, un encuentro predestinado?
Fuentes: ImgIImgIIImgIIIImgIVImgVImgVIImgVII