Saludos Hivers ✨ Reciban todos mi más cordial & cariñoso afecto, de manera especial los amantes de la Poesía, para quienes deseo de ❤️ que estén teniendo una excelente jornada dominical 🫵
He enfrentado muchos problemas de conectividad ésta semana y contraído nuevas responsabilidades laborales y profesionales que me han distanciado un poco de éste maravilloso Ecosistema 🥹 pero como había decidido, gracias a la habitual gentileza que nos ofrece el 📪 de #ecency entregarle a mis amigos y amigas de la acogedora 💚 #greenzone 🌿 cada domingo, uno de los Cantos que conforman el 1er Cuaderno 📓 que aparece en mi poemario inédito 📕 BALADAS PARA CONJURAR EL DESAFECTO estoy de regreso por aquí junto a ustedes ✨🫂
Qué triste resulta ver que los poetas nos iniciamos en tan desafortunada carrera, que nuestra vocación resulta ser entrar con premura al combate desigual y perdemos el tiempo, disertando, si es más provechoso o si se nos antoja más conveniente, como objeto poético, una antigua espada o una A.K.
Como si no fuera evidente que todo poema ya es de por sí un arma singular y que, dadas las circunstancias en que el mismo poema de imprevisto se propone, el poeta siempre asiste con el arma equivocada al asesinato de su propia redención.
Admiro a aquel que llega al supuesto encuentro, desarmado, sin temer a lo encarnizada que pudiera resultar la contienda, y lo hace, con un crisantemo incrustado en el pecho o con una escuálida rosa, no importa si amarilla, si blanca o si roja o negra, pero la muestra en sus manos corrompidas por la costumbre y los sucesivos desaciertos.
Y sobre todo envidio al que acude, a aquel que asiste dispuesto a desenfundar únicamente su silencio. Se presenta en el espacio con la disposición de escuchar. Lo vemos allí, arrinconado, entre la espada y la pared de su ineludible soledad y lo envidio a reventar, digo más: si me diese la más mínima oportunidad yo mismo le dispararía, a boca de jarro o por la espalda o preferiblemente disfrutaría observar cómo se separa, de tan sólo un tajazo de mi Katana afectiva, la cabeza de su cuerpo cauteloso, inescrupuloso y escuálido, imberbe cobarde que asiste pidiendo, reclamando nuestra atención cuando sabemos que, en silencio, lo que hace es reírse de todos.
Que tan solo se presente ha de ser entendido como una abierta, destemplada provocación, una corrupción del carácter, una despreciable actitud. Llegó y pide a gritos que alguien lo asesine. ¿No lo harías tú también? He visto el modo en que lo miras, conozco muy bien esa sensación.
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