Hello, everyone.
I'm so glad about this initiative that @joanstewart has brought us, as it's something I'm proud to talk about.
I grew up in a mostly patriarchal society. However, I never thought anything related to this practice was right.
I've always been one of those who likes to swim against the current.
Swimming against the current isn't an act of systematic rebellion; it's a practical decision. I've seen it in my own life.
My wife and I have always functioned as a team, and that, in essence, already goes against the patriarchal norm established in our subconscious.
Since it was just the two of us, we shared household chores without labels. It wasn't "helping," it was taking responsibility for a shared space. We were a single functional unit.
That foundation was crucial when our children arrived and we decided to pursue our master's and doctoral degrees. We never stopped our personal or professional growth.
In a world where it's often expected that one person will sacrifice their career, we took turns. While one of us immersed ourselves in books and theses, the other carried the full weight of the house and the children. It wasn't easy.
There were periods of brutal effort, but it was a shared and agreed-upon sacrifice. We didn't follow the trend of letting one person, usually her, postpone their ambitions.
We swam together, against the inertia that forces us to choose between family and career.
Here in Pamplona, I was able to fulfill my dream of having my own publishing house: Ribla Editores.
Now, with our children in university, the dynamic has changed again. And once again, we're not doing what many would expect.
Since my editorial work allows me to work from home, I'm now the one doing most of the housework.
It's not a role reversal for a trend; it's a matter of logic and efficiency. She has a job that requires her physical presence; I don't.
So I cook, clean, organize the house, and do the shopping.
It's what needs to be done, and I even enjoy doing it.
Swimming against the current, in the end, is nothing more than thinking for yourself and acting accordingly. It's not about being contradictory, but about having the courage to apply common sense, even if it means going against the grain.
That has been our formula for building a life that is truly our own, not a copy of a borrowed script.
And it has worked.
En español
Hola, estimadas.
Me alegro mucho de esta iniciativa que @joanstewart nos trae, ya que es algo de lo que me enorgullece hablar. Crecí en una sociedad machista en su mayoría. Sin embargo, a mí nunca me pareció bien nada que tuviera que ver con esta práctica. Siempre he sido de los que les gusta nadar en contra de la corriente.
Nadar a contracorriente no es un acto de rebeldía por sistema; es una decisión práctica. Lo he comprobado en mi propia vida. Mi esposa y yo siempre hemos funcionado como un equipo, y eso, en esencia, ya es ir contra la norma patriarcal establecida en nuestros subconscientes.
Desde que éramos solo dos, compartimos las tareas del hogar sin etiquetas. No era "ayudar", era asumir la responsabilidad de un espacio común. Éramos una sola unidad funcional.
Esa base fue crucial cuando llegaron los hijos y decidimos perseguir nuestras maestrías y doctorados. Nunca detuvimos nuestro crecimiento personal ni profesional. En un mundo donde suele esperarse que uno sacrifique su carrera, nosotros nos turnamos. Mientras uno se sumergía en los libros y las tesis, el otro cargaba con todo el peso de la casa y los niños. No era fácil.
Eran temporadas de un esfuerzo brutal, pero era un sacrificio rotativo y acordado. No seguimos la corriente de dejar que una sola persona, usualmente ella, pospusiera sus ambiciones. Nadamos juntos, en contra de la inercia que empuja a elegir entre familia o profesión.
Aquí en Pamplona pude cumplir mi sueño de tener mi propio sello editorial: Ribla Editores. Ahora, con nuestros hijos ya en la universidad, la dinámica ha vuelto a cambiar. Y de nuevo, no hacemos lo que muchos esperarían.
Como mi trabajo editorial me permite trabajar en casa, soy yo quien lleva ahora la mayor parte de las tareas del hogar. No es una inversión de roles por una moda, es una cuestión de lógica y eficiencia. Ella tiene un trabajo que requiere su presencia física, yo no. Así que cocino, limpio y organizo la casa, hago las compras. Es lo que toca, y hasta me gusta hacerlo.
Nadar a contracorriente, al final, no es más que pensar por uno mismo y actuar en consecuencia. No se trata de ser contradictorio, sino de tener la valentía de aplicar el sentido común, aunque eso signifique ir en la dirección opuesta a donde fluye la mayoría. Esa ha sido nuestra fórmula para construir una vida que es realmente nuestra, no una copia de un guion prestado. Y ha funcionado.