Impoluto placer
Una antidad como la diosa Afrodita, cuerpo intachable y deseable por los ojos escrutiñadores, indecentes. Una artista del amor que juega con las nubes del placer, pero no es un objeto desdeñable. Nunca. Su piel sedosa transpira excitación, un aroma hormonal intenso para quien se acerca, hechizadora, irresistible. Sonríe con cada sigiloso hedor a acoso, baila con el deseo sin caer en lo sucio del pecado.
Sus curvas son un éxtasis para el esclavo del amor, que con los dedos impíos trata de rasguñar un pedazo de la cima inconquistable. Resuena el eco del amor, unas veces con morbo, otras con saña deseosa, otras con una obsesión punitiva, casi mortal. Ella no teme, toda su vida ha estado llena de desquiciados, psicópatas, tóxicos y amañados corazones, que fingen amores con la diosa de sus antojos.
Su desnudez desata acaloradas tensiones de alfas. Un torneo sangriento romano de domino por el corazón de la diosa, muerte por tenerla en un cuarto de piel aunque sea. Ella inmutable mira hacia lo inocuo con aquellos ojos cristalinos, que arrebatan almas, un azul profundo como las aguas de una playa virginal. Todos desean aquellos secretos íntimos y acariciar con aquella manos desdichadas, los resquicios una pasión difícil de tener, casi imposible.
La diosa no se regala a ningún orador cualquiera, las oraciones pronunciadas por las bocas someras, solo son halagos sin importancia o pedidos vacíos, a los oídos de quién todo lo ha escuchado y que conoce todos los juegos de un hambre hormonal. Aquellas promesas se van con el olor a incienso embriagador, que pocos resisten, que pocos han tenido el designio sagrado de poseerla.
Muy pocos, casi nadie, se han deslizado por ese instrumento del placer, mascullando las notas musicales que sobrepasan el entendimiento, lo humano, lo terrenal. Tocarla no es para cualquiera, los dedos ágiles deben tener una calidad santificada para saborear los placeres de aquella caja de Pandora. Ella no es para nadie, ni de nadie, parece de todos, pero a la vez de ninguno. Ella está lejos de cualquier humano común, y los dones que recibe desde lo alto de un cielo en llamas, se convierte en un ostracismo auto infligido. No por soberbia libertina sino por una celestial angustia de un amor, nunca encontrado.
El placer que ejerce es un simple distractor de su verdadera súplica a los dioses, un clamor de notas dulces que se escurren por los oídos. Es la esencia pura del amor, tan evasivo y que se engendra en una conjunción casi perversa de placer y amor, simbiosis extraña para ella en su sacro entendimiento. Cierra su estuche de sensaciones a flor de piel y camina místicamente ante ese paraíso, que ella ha forjado como una utopía, que nunca dejará de ser Distópica, pero que se aferra ante ese suplicio de fe y amor tan puro como su esencia misma, sin la superficialidad de los orgasmos ambivalentes que produce el instrumento del deseo.
Les dejamos la participación de Rincón Poético en el Concurso de relatos: "Poema en prosa o prosa poética en honor a Man Ray" de los amigos de @es-literatos. Esperamos sea de su agrado.
Invitados cordialmente a participar.
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