Serie: Honey Apocalypse (Apocalipsis melífero) [EN/ES]

#### Final part “Presidents, today we are witnessing the great tragedy that you refused to see for years. Night has fallen upon us, and unfortunately millions will die while we try to help the bees recover. The road ahead is not easy, and there is much to be done. Thank you for your attention.” Carlos Bárcenas left the auditorium amid an uneasy silence, his eyes following him as he disappeared behind the doors. “Dr. Bárcenas, wasn't what you said to the organization a bit harsh?” said the minister. “I'm sorry, sir, but I only told the truth. They will have the deaths of millions on their conscience, and they will have to live with that.” Bárcenas stared at the prime minister. At that moment, there was a loud, urgent knock. “Dr. Bárcenas, how dare you say all that there. The media will spread terror and this will get out of control. How could you be so stupid?” The angry president of the red country addressed the scientist. “Listen, sir. I demand respect. I only told the truth, and I was called to solve the problem, not to be your spokesperson. So, with your permission, I must go to work to try to save some people.” Bárcenas left the room, leaving the minister and the president behind. “I can't believe this man's insolence.” The president clutched his jaw. “Mr. President, we are in a critical situation and this is no time for sweet words and lies.” The minister took a pipe out of his honey-colored cedar desk and took a deep puff. “Now, we have to start praying that Bárcenas does well, in the shortest time possible, and can save us.” “If you say so, Mr. Minister.” The president of the red country left the office. The months began to pass, and the crisis grew deeper and deeper. One by one, Western countries began to fall under popular uprisings, and chaos took hold of each country. Democracies gave way to political destabilization and violence, which spread like a terrible disease. Death roamed freely throughout the world, claiming every life. Many said they saw it riding on a black horse, breathing fire from its mouth and eyes. What was real, however, was the death of millions due to lack of food. A great famine had taken hold of the world, and people were dying nonstop without anyone being able to prevent it. Many preferred to commit suicide rather than continue living in that terrible reality. The world smelled of death and desolation. While some died, others worked hard to save what little was left of humanity. Hidden in a remote part of the Amazon rainforest, Carlos Bárcenas tried to cure the few bees of the deadly virus that was wiping them out. After many failures, one morning an assistant went to the scientist's tent. “Dr. Bárcenas, come and see. We have something.” Bárcenas ran with the assistant to see what they had found. The doctor was breathing heavily from the run and the excitement of seeing what his assistant had told him. He arrived at the laboratory tent where several men in white coats were waiting for him, smiling. The microscope awaited Dr. Carlos Barcenas with the sample that meant human salvation. Dr. Barcenas' brown eyes rested on the lenses and watched as the bee virus was destroyed by the medicine that the scientists had been developing for a year. Carlos Bárcenas stood up ecstatically, saying, “Comrades, today humanity has been reborn. The honey apocalypse is over, and we are beginning a new human era.” Applause echoed throughout the tent. Bárcenas addressed what remained of the OE (Organization of States). He couldn't help but notice that the president of the red country was absent. The news from that country was not encouraging, and the president had been assassinated for his tyranny in a violent popular uprising. “Presidents, today I bring you good news. We have managed to save the bees, and in doing so, we have saved ourselves.” Dr. Carlos Bárcenas took off his glasses. “The bees are beginning to recover, and we are doing everything possible to increase their population as quickly as possible. Soon we will have food as in the past, and humanity will prosper again.” The applause of the few surviving countries could be heard in the auditorium. The honey apocalypse wiped out three-quarters of the human population. Little by little, countries restored order and rebuilt what was once a prosperous race, who once believed themselves superior to everything, and whom nature taught to be humble and respect the planet that sustains us all. The new humans understood the value of caring for and protecting nature.

#### Parte final «Señores presidentes, hoy estamos viendo la gran tragedia que hace años no querían ver. La noche se nos ha venido, desafortunadamente millones morirán, mientras buscamos que las abejas se recuperen. El camino no es fácil y hay mucho por hacer. Gracias por su atención». Carlos Bárcenas salía del auditorio en medio de un silencio preocupante, y los ojos lo seguían mientras desaparecía tras las puertas. «Doctor Bárcenas, ¿no fue muy duro todo lo que dijo en la organización?», decía el ministro. «Disculpe, señor, pero solo dije la verdad. Ellos tendrán en su conciencia la muerte de millones y tendrán que vivir con eso». Bárcenas miraba fijamente al primer ministro. En ese momento, sonaba un golpe fuerte y con tono de urgencia. «Doctor Bárcenas, cómo se atrevió a decir todo eso allá. Los medios sembrarán el terror y esto se saldrá de control. Cómo pudo ser tan estúpido». El presidente del país rojo enfurecido se dirigía al científico. «Escuche, señor. Exijo respeto. Yo únicamente dije la verdad y se me llamó para solucionar el problema, no para ser el comunicador social de ustedes. Así que con su permiso, debo ir a trabajar para tratar de salvar algunas personas». Bárcenas salió de la habitación dejando al ministro y al presidente tras. «No puedo creer la insolencia de este hombre». El presidente se tomaba la mandíbula. «Señor presidente, estamos viviendo una situación crítica y no es momento de andarnos con palabras dulces y mentiras». El ministro sacaba una pipa de su escritorio de cedro color miel y daba una profunda calada. «Ahora, hay que empezar a rogar porque a Bárcenas le vaya bien, en el menor tiempo posible y pueda salvarnos». «Si usted lo dice, señor ministro». El presidente de país rojo salía del despacho. Empezaron a correr los meses, y la crisis se hacía cada vez más profunda. Los países occidentales uno a uno empezaban a caer, bajo los levantamientos populares, y el caos se apoderaba de cada país. Las democracias le daban paso a la desestabilización política y la violencia, que se regaba como una terrible enfermedad. La muerte andaba libre por el mundo cobrando cada vida, muchos decían que la veían cabalgando sobre un caballo negro, que echaba fuego por la boca y los ojos. Lo que si fue una realidad, era la muerte de millones por falta de alimentos. La gran hambruna se había apoderado del mundo, y la gente moría sin parar sin que nadie pueda evitarlo. Muchos preferían suicidarse antes de seguir viviendo en aquella terrible realidad. El mundo olía a muerte y desolación. Mientras unos morían, otros trabajaban intensamente para poder salvar lo poco que estaba quedando de la humanidad. Escondido en un lugar remoto de la selva amazónica, Carlos Bárcenas trataba de curar a las pocas abejas del virus mortal que las estaba aniquilando. Después de muchos fracasos, una mañana un asistente se dirigió a la tienda de campaña del científico. «Doctor Bárcenas, venga a ver. Tenemos algo». Bárcenas corría con el asistente a ver lo que habían encontrado. El doctor respiraba agitado por la carrera, y la emoción por mirar lo que su asistente le había dicho. Llego hasta la tienda de campaña del laboratorio donde varios hombres con batas blancas lo esperaban sonriendo. El microscopio esperaba al doctor Carlos Bárcenas con la muestra que significaba la salvación humana. Los ojos color castaño del doctor Bárcenas se posaban sobre los lentes y miraban como el virus de las abejas era destruido por el medicamento que los científicos habían estado desarrollando durante un año. Calos Bárcenas se levantó extasiado diciendo, «Compañeros, hoy la humanidad ha vuelto a nacer. El apocalipsis melífero ha terminado y empezamos una nueva era humana». Los aplausos resonaron por toda la tienda de campaña. Bárcenas se dirigió a lo que quedaba de la OE (Organización de Estados). No pudo evitar ver que el presidente del país rojo estaba ausente. Las noticias sobre aquel país no eran alentadoras, y el presidente había sido asesinado por su tiranía, en un levantamiento violento popular. «Señores presidentes, hoy les traigo nuevas buenas. Hemos logrado salvar a las abejas y con esto nos hemos salvado a nosotros mismos». El doctor Carlos Bárcenas se sacaba las gafas. «Las abejas empiezan a recuperarse y estamos haciendo todo lo posible para que la población de ellas aumente lo más rápido posible. Pronto tendremos alimentos como en el pasado y la humanidad volverá a prosperar». Los aplausos de los pocos países sobrevivientes se hacían escuchar en el auditorio. El apocalipsis melífero acabo con las tres cuartas partes de la población humana. Poco a poco los países fueron restableciendo el orden y volviendo a construir lo que una vez fue una próspera raza, que un día se creyeron superiores a todo, y a los que la naturaleza les enseñó a ser humildes y respetar el planeta que sirve de sustento para todos. Los nuevos humanos entendieron el valor de cuidar y proteger la naturaleza.