Las prioridades que el tiempo nos revela | The priorities that time reveals to us

Con los años y todas las experiencias vamos adquiriendo sabiduría, y esa misma sabiduría nos hace ver lo que realmente importa en nuestra vida. Lo que anteriormente para nosotros era algo imprescindible, ahora puede no serlo y eso está completamente bien, ya que seguramente ocurrió porque descubrimos que no es una prioridad. De eso trata la nueva iniciativa de nuestra amiga, @iriswrite: "Las batallas que el tiempo nos enseña a ganar", en donde nos invita a compartir las prioridades que han cambiado en nuestra vida.

Al igual que a muchas personas, las prioridades en mi vida han cambiado, ya fuese por la edad o las circunstancias, pero quisiera contarles una en específico que me estuvo molestando por muchos años: caerle bien a todo el mundo. Anteriormente, para mí era primordial llevarme bien con todos, algo así como ser aprobada por los demás, algo de lo que me avergüenzo sinceramente por todas las tonterías que hice intentando lograrlo.

Recuerdo que muchas veces me dejé en segundo plano y renuncié a mi comodidad por alguien más, ya fuese darle mis cosas (ropa, materiales de estudio, medicina...) o cediendo mi asiento, comida o lugar en algún sitio. Qué errada estaba, lo peor de todo es que rara vez recibía algo a cambio (me refiero al trato), y a pesar de todo seguía pensando que estaba obligada a ser “buena”.

Hacer todas esas cosas siempre fue agotador, las personas a mi alrededor estaban felices mientras yo estaba incómoda, pero lo soportaba porque era algo que debía hacer. Aunque, por supuesto, que yo hiciera lo que a ellos le agradaba o que me pedían no significaba que me pagarían con la misma moneda o que les caería bien. Muchos de ellos me criticaban, manipulaban y usaban cuando querían; además, sin importar lo que hiciera, nunca era suficiente. Y en caso de cometer un error, las críticas y señalamientos eran muy intensos, como escuché alguna vez: “haz 99 cosas buenas y 1 mala, y serás señalado por lo único malo que hiciste”.

Luego de tantas decepciones y tragos amargos, entendí que intentar caerle bien a todo el mundo es un completo error y una pérdida de energía, ya que es una tarea casi imposible. Todas las personas somos diferentes, y así como existen personas que no nos agradan, también existen personas a las que no les agradaremos. Eso es completamente natural y no tiene nada de malo.

Entender eso para mí fue liberador, no sé por qué me costó tanto asimilarlo, aunque creo que ya lo sabía, solo que no lo aceptaba. Cuando comencé a actuar por mi cuenta y priorizarme, como ya se podrán imaginar, muchos me dieron la espalda, me criticaron y dijeron algunas cosas como: “por fin muestra sus verdaderos colores”, “ya sabía yo que era así” o “es una malagradecida”. Fue duro al principio, pero luego de varios años, los que se quedaron se acostumbraron a mi nueva postura, incluso hasta llegaron a respetarme, algo que no habría sido posible si no hubiese cambiado.

Yo me elegí, me quité esa terrible carga y eso me hizo inmensamente feliz. Es increíble que me sintiera más tranquila, aunque recibiera toda clase de críticas, luego de mi cambio, que recibiendo elogios por ser “una buena chica”. No vale la pena dejar tu felicidad por otros, deberíamos darnos el valor que tenemos, pero que muchas veces no podemos ver. Elijamos ser felices y vivir en paz.

With the years and all the experiences we acquire wisdom, and that same wisdom makes us see what really matters in our life. What was previously a must for us, now may not be and that's completely fine, as it surely happened because we discovered that it's not a priority. That's what our friend @iriswrite's new initiative is all about: "The battles that time teaches us to win", where she invites us to share the priorities that have changed in our lives.

Like many people, the priorities in my life have changed, either because of age or circumstances, but I would like to tell you about a specific one that bothered me for many years: to be liked by everyone. Previously, for me it was paramount to get along with everyone, something like being approved of by others, something I am sincerely ashamed of for all the foolish things I did trying to achieve it.

I remember that many times I put myself in the background and gave up my comfort for someone else, either by giving them my things (clothes, study materials, medicine...) or by giving up my seat, food or place somewhere. How wrong I was, the worst of it all is that I rarely received anything in return (I mean treatment), and in spite of everything I kept thinking that I was obliged to be “good”.

Doing all those things was always exhausting, the people around me were happy while I was uncomfortable, but I put up with it because it was something I had to do. Although, of course, just because I did what they liked or asked me to do didn't mean they would pay me back in kind or like me. Many of them would criticize, manipulate and use me whenever they wanted; besides, no matter what I did, it was never enough. And if I made a mistake, the criticism and finger-pointing was intense, as I once heard: “do 99 good things and 1 bad thing, and you will be singled out for the one bad thing you did”.

After so many disappointments and bitter drinks, I understood that trying to be liked by everyone is a complete mistake and a waste of energy, since it is an almost impossible task. We are all different, and just as there are people we don't like, there are also people who won't like us. That is completely natural and there is nothing wrong with that.

I don't know why it took me so long to assimilate it, although I think I already knew it, I just didn't accept it. When I started to act on my own and prioritize myself, as you can imagine, many people turned their backs on me, criticized me and said things like: “she finally shows her true colors”, “I already knew she was like that” or “she is ungrateful”. It was hard at first, but after several years, those who stayed got used to my new position, and even came to respect me, something that would not have been possible if I had not changed.

I chose me, I took off that terrible burden and that made me immensely happy. It is incredible that I felt more at ease, even though I received all kinds of criticism, after my change, than receiving praise for being “a good girl”. It's not worth giving up your happiness for others, we should give ourselves the value that we have, but that many times we can't see. Let's choose to be happy and live in peace.