Me han pedido que calle, que baje mi voz, que no sea llamativa como las flores coloridas de mi jardín y no es que yo sea peleona, simplemente que hay cosas que no se pueden dejar pasar, no se puede meter la cabeza debajo de la tierra como el avestruz y ocultar todo lo que esta pasando. Lo vemos y es doloroso, el mundo es así, la vida es así, un continuo dar y recibir, pero parece que los venezolanos estamos dando más de lo esperado.
A pesar de nuestros chistes y de nuestro buen humor estamos con los nervios de punta, entre un queremos que se acabe todo, queremos recomenzar, queremos que vuelvan todos.
Cualquier ruido por extraño que parezca nos hace voltear esperando lo peor del día, porque ha sido una continua cadena de hechos y faltan más acciones. Ellos esperan salvarse y nosotros que esto se acabe. Son nuestros mayores temores.
No puedo seguir metiendo la cabeza y ocultar los temores de a diario, todo sube, nada alcanza y lo sabemos. Hay películas que uno comienza a ver y enseguida dices esto no va a terminar nada bien para ninguna de las partes involucradas.
No podemos callar lo que vemos, no podemos ser indiferentes al mundo actual que pasa a nuestro lado y lo miramos. Cerrar el pico y meter la cabeza en la tierra, en el silencio de los más desprotegidos. Vamos a detenernos y mirar detenidamente lo que sucede a nuestro alrededor, parece que cada quien se prepara su cobija para estar calentito a la hora del frio.
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Este texto corresponde a mi participación en el reto diario del amigo @latino.romano y @mariannewest
[post](https://hive.blog/hive-161155/@daily.prompt/30-september-2025-mariannewests-freewrite-writing-prompt-day-2876-ostracize-the-ostrich)
**ENGLISH VERSION**
They've asked me to be quiet, to lower my voice, to not be as loud as the colorful flowers in my garden. It's not that I'm quarrelsome, it's just that there are things that can't be ignored. You can't bury your head in the sand like an ostrich and hide everything that's happening. We see it, and it's painful. That's the way the world is, that's how life is, a constant give and take, but it seems like we Venezuelans are giving more than expected.
Despite our jokes and our good humor, we're on edge, between wanting it all to end, wanting to recommend, wanting everyone to come back.
Any noise, no matter how strange, makes us turn around, expecting the worst of the day, because it's been a continuous chain of events, and more action is needed. They hope to save themselves, and we hope this will end. These are our greatest fears.
I can't keep burying my head in the sand and hiding our daily fears. Everything is getting worse, nothing is enough, and we know it. There are movies you start watching and immediately realize this isn't going to end well for anyone involved.
We can't keep quiet about what we see; we can't be indifferent to the current world that passes by us and we watch it. We must keep our mouths shut and bury our heads in the sand, in the silence of the most vulnerable. Let's stop and take a good look at what's happening around us. It seems everyone is preparing their own blanket to stay warm when the cold hits.
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This text corresponds to my participation in the daily challenge of my friend @latino.romano, @wakeupkitty, @felt.buzz and @mariannewest
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