Tenía tiempo sin ver a una de mis amigas de esta ciduad donde vivo, así que decidimos salir por un café y ponernos al día, elegimos una cafatería que me gusta mucho, se llama Kaipé, y es del maestro cafetero con el que yo aprendí a tomar café sin azucar, así que es un lugar familiar, agradable y con una excelente elección de café.
Para seguir probando la carta pedí esta vez un mocaccino, me gusta que lo acompañan de un vaso de agua, galletas y estaba delicioso, difruté cada sorbo entre rizas y una larga conversación.
Las marcas se hacen presente de muchas maneras, con esta cafetería conecto porque mis primeras catas de café han sido de la guía de su dueño, aportó un valor único y ahora ha ganado una cliente que siempre vuelve.
¡Espero su septiembre esté cerrando genial!
Sam.
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