Quiero que llegue la noche, que esta tarde ya se vaya por el mismo sitio que los tiempos la han visto partir, con los colores diferentes que viste cada día.
Quiero que llegue la noche florecida, entre los jazmines olorosos de las sombras.
Errante deambulo entre versos, en las venas abiertas como surcos florecen las palabras en campos de espigas florecidas.
Hay cosas que se mueven inquietas en sus sombras, las Aspas del ventilador en sus círculos cortantes, las cortinas livianas de sedas.
La materia inerte; como la sombra de la taza celeste, donde sorbo un café.
La sombra de mi mano que escribe a contra luz, y las copas de los árboles detrás de la ventana.
Quiero que llegue la noche porque si bien es cierto, que te sueño en las horas del día...Te sueño en la inconciencia de mis sueños nocturnos.
Ahí te encuentro con más frecuencia en la pasividad del descanso.
Quiero que llegue la noche, besar tus ojos como en un eclipse de luna, que poco a poco vuelve a brillar en la oscuridad de la noche.
En cambio, en tus pupilas, nacerá el nuevo día como una rosa en la eternidad de la luz.