Me dices que yo no sufro porque tal vez no te quise, que para mí solo fue un eclipse, y que me alegra esta infame ruptura porque lo mío fue zozobra y burla.
Me culpas por conocerte, por ilusionarte y por abandonarte, me condenas por escapar de mis penas y con rabia dices que la vida es una ruleta... juras que la desgracia será mi fortuna.
Quizás no entiendes que yo tuve más heridas que sangre en mis venas, fui prisionera de historias ajenas gracias al tiempo pagué mi deuda, por eso entiendo que cosa es condena.
Tú orgullo te hace víctima de temores que van en cadena porque hiciste de este idilio una trama donde la esencia no fue el amor sino tus celos llenos de traumas.
Intenté de mil maneras amarte, pero yo en tu mundo era un fantasma... porque mientras brillabas mis palabras no te bastaban y mis nobles actos fatigaban.
En silencio endulzaba lo insípido, lo triste y lo prohibido, para no caer en tu irrealismo, porque ese puente yo lo crucé mucho antes de conocer tu egocentrismo.
Tú sigues buscando lo que no existe, lo superficial lo banal y lo anormal, sigues culpando a otros de tu fracaso, cuando resbales en el lodo de tu llanto entenderás en verdad quién te quiso tanto.