De mi casa a la playa son 3 kilómetros, los primeros días me agoté, pero luego mi paso mejoró. En la playa está el boquete, allí se reúnen corredores de experiencia. Un día me invitaron a participar en una caminata de 10 km. Al principio me negué, pero luego me animé y comencé a prepararme. La competencia era a las 7 de la mañana, pero comenzó tarde, cuando el sol comenzaba a ponerse bravo.

Rápidamente me ubiqué adelante, sentía que el paso me rendía, cuando faltaban 3 km. salió un enemigo que no esperaba; el sol y su reflejo me dejaban casi ciega; comenzó mi ritmo a disminuir. Estando cerca de la meta, una nube grande lo tapó y mi vista se aclaró; una participante me había pasado, pero pude alcanzarla y atravesar la meta de primera, logré mi primera y última medalla como atleta.