Hace poco viví mi primera experiencia en Fábrica de Arte Cubano con mi mejor amiga, y se sintió como entrar en un universo de creatividad. Cada pedacito de lugar, cada espacio, tenía su propio ritmo: música, cuadros, fotos, luces, decoración, conversaciones. Me sentí parte de algo vivo, cambiante y lleno de energía. Amé la vivencia tanto que ya estoy deseando volver para seguir explorando y conociendo a profundidad sus rincones.
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