¡Hola!
Hoy les comparto una experiencia que llevaba tiempo posponiendo, pero que finalmente viví gracias a una de mis mejores amigas de la carrera. Stephanie, que tiene una pasión enorme por la fotografía, lleva meses insistiendo en hacerme una sesión. Cada vez que tiene un rato libre, sale con su cámara a practicar, y esta vez decidió que yo sería su modelo… aunque debo confesar que lo mío es estar detrás del lente, no frente a él. Pero bueno, ¿qué no se hace por las amistades?
Salimos temprano de casa, yo con pocas horas de sueño pero con ganas de dejarme sorprender. Caminamos muchísimo ese día, y el primer destino fue el Malecón. Ahí empezó la aventura: me tocó cambiarme de ropa en plena calle, con miradas curiosas de por medio. Como dice Stephanie, gajes del oficio, jjj.
Las rocas estaban peligrosamente resbalosas y el sol no daba tregua, pero entre risas, poses y ajustes, logramos sacar varias tomas que me dejaron feliz. Al final, valió la pena cada paso, cada incomodidad y cada intento fallido.
También hicimos otra sesión en La Habana Vieja, pero esa la subiré más adelante. Por ahora, solo quiero agradecerle a Stephanie por su dedicación, por seguir aprendiendo cada día y por tenerme paciencia… porque sí, soy la modelo más complicada que se va a encontrar en toda su vida.
Gracias por leerme y acompañarme en esta pequeña aventura. Nos vemos en la próxima publicación🤍.
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