Cuento vacío de un amor clandestino
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Photo by Toa Heftiba on Unsplash
Eres un cuento vacío, de esos que no suelo escribir. Eres mi luna perdida, esa que no suelo seguir.
Eres las huellas del alma, esas que suelo recordar, aquellas que me incitan recuerdos que me llevan a volar.
Eres mi fresco eterno, ese que suelo contemplar, plasmado aquí en mi pecho sin ganas de escapar.
Eres la estrella que se mezcla en mis cielos nocturnos, con un brillo risueño lleno de un deseo absoluto.
Eres la tierna melodía que frecuento escuchar, en esas tardes sombrías donde te suelo recordar.
Nunca podré olvidar a ese amor clandestino, aquél al que me negué entregar; usurpando sentimientos ungidos en deseos de alguien más.
Ya no deseo tenerte ¡Y vaya que me libré!
porque tu amor es como una neurotoxina
que se extiende con desdén,
magullando cada célula nerviosa
con ganas de estremecer
a este cuerpo sincero que solo ama sin temer
a los presagios del infierno
que se asoman a su vez.