Placeres inocuos
Luces apagadas, voces dormidas. Siento su dedo tocando mi silueta, Dibujando cada triángulo de mi cuerpo, Siento su presencia.
Una mirada furtiva es su silencio, Un silencio cautivo su palpar. En el deseo de la noche escucho su nombre, y en la agonía del día su voz.
Percibo sus latidos; Pero no son suyos, son míos, Acelerados por el placer de su tacto. Me limito a disfrutar.
Solo hay uno en esa cama, Un humano, una cama, nadie más. Un placer inocuo en deseo de alguien más. Allí veo que estoy sola. Solo yo y mi palpitar.