¡Buen dÃa, bellÃsimas flores! ¡Bienvenidas una ocasión nueva a mi mundo, mi vida, mis letras!
Hace unos dÃas, noté que mi abuela estaba muy inmiscuida en sus actividades diarias y me vino un vago recuerdo del pasado, que me causó nostalgia y me provocó volver ahÃ. Le prometÃ: abuela, una tarde de estas vengo para que juguemos.
Una promesa, es algo valioso para mÃ. Asà que decidà compartir un poco de mi tiempo con mi abuela. Cuando era una niña, solÃa pasar mis tardes, tengo anécdotas con mi abuela siendo su confidente diciéndome sus secretos. El caso es que querÃa compartirles que estábamos jugando Scrabble Original, donde cada palabra cuenta. Sin embargo, a ella le cuesta adaptarse un poco a la dinámica del juego original, asà que lo cambié ligeramente y le comenté:
¡Abuela, pero vamos a cambiarlo un poco y jugar inventando cada una las palabras que le salgan, luego creamos un cuento o una historia que contenga esas palabras que escribimos!
Total, que empezamos a crear nuestras palabras. Dejé a mi abuela bastante tiempo para pensar, analizando y maquinando sus próximos movimientos. Nuestras palabras fueron:
Comparto el cuento que cree.
HabÃa una vez un carro, que tenÃa los cauchos tiesos, ya que le cayó una teja. Al conductor de ese carro, su madre le dijo por la mañana: ¡Ten cuidado, que hoy llueve! Pero él no creyó en la intención de ese nexo.
Después de esas palabras, muchas cosas malas empezaron a suceder. Un grillo vino y se le acercó en el camino al trabajo, y le dijo: Yo, que tú usara la intuición.
Pero no él no obedeció. Luego, le empezó a doler una muela; al llegar al trabajo encontró una degustación de un rico queso, la cual desaprovechó. A una chica no pudo besar. Pero todo en su vida se perdió.
Jugar con mi abuela esa tarde, me hizo darme cuenta de ciertas cosas, asà que también comparto con mi hermosa comunidad, mis reflexiones:
A menudo cuando nuestras abuelas crecen, se sienten solas, por más que les cueste admitirlo. Pueden tener la mente, muy ocupada en actividades diarias, en las labores del hogar: limpiando, barriendo, aspirando, escuchando música, leyendo un libro, saliendo a compartir con otros, buscando cubrir esos espacios. Y muchas veces, necesitan, aunque sea una palabra nuestra, un poco de cariño o una conversación animada.
Hace unos años, cuando era más pequeña, era muy tosca con mis abuelos, porque no era tan cariñosa, pero hoy en dÃa, no diré que soy perfecta, no obstante, reconozco que ellos son un tesoro invaluable, que está ahà como una bomba de tiempo, que debemos aprovecharlo, disfrutarlo y acompañarlos.
¡Gracias a la comunidad y a todos los que apoyan mi contenido original literario y fotográfico!