Guión Teatral Francisca y la Muerte

@theater-inside · 2025-09-18 18:01 · Theater-Inside

Imagen de Lisaleo, Pixabay.

Familia querida de #theater-inside ( @hive-22222 ) hemos querido regalarles un Guión que el Grupo Teatrozo ( @teatrozo ) junto a Adalett y sus Títeres ( @adaletitiritero ) tienen entre manos por estos días. Quien lo desee, siéntase libre de usarlo en su quehacer artístico; siempre que se reconozca la fuente. A su vez, estamos felices de compartir experiencias sobre el mismo.

Insuficiencia de apuros:

Falta inventarle unas estrofas a Fransisca para comenzar con ellas. O puede cantar cualquier décima popular cubana…

De todas formas, aclaramos que este es el primer guión. Estamos seguros que para la Puesta en Escena cambiará en varias partes. Asimismo, dependerá del tipo de teatro a usar… Bajo el #Teatro #infantil sería un éxito rotundo.

Francisca y la Muerte

Adaptación del cuento homónimo de Onelio Jorge Cardoso, por Luciano Puentes ( @tiolucioviajero ).

Personajes:

Narrador

Francisca (Panchita)

La Muerte

Campesinos

Nieta de Francisca

Madre de la Nieta

Caminante

Madre del Niño Enfermo

Viejo Conocido

Construcción de los Títeres. Imagen Cortesía de: @tiolucioviajero

**Escena 1 **

Presentación del Narrador El escenario está vacío. Entra el Narrador, vestido con ropa sencilla de campesino.

Narrador: (Dirigiéndose al público) Buenas tardes, señoras y señores, niños y niñas. Hoy les contaré la historia de una mujer singular, una campesina llamada Francisca, aunque todos la conocen como Panchita. Panchita es una mujer de sesenta años, pero con la energía de una jovencita. Siempre ocupada, siempre trabajando, siempre con algo que hacer. (T) Pero un día, la Muerte decidió que era hora de llevarse a la señora Francisca; y con su trenza retorcida bajo el sombrero y la mano amarilla en el bolsillo, emprendió camino en busca de su próxima difunta. Lo que no sabía la Muerte es que nuestra Panchita no es fácil de atrapar. Acompáñenme en este viaje al campo cubano, donde la vida y la muerte juegan al escondite.

Música campestre, preferiblemente con sonido de aves; o superpuestos. El Narrador se retira; o toma el títere de la Muerte, si es titiritero.

**Escena 2 **

La Muerte busca a Francisca. Grupo de personas (ver en qué lugar les coloco, según el tipo de retablo y escenografía: la bodega del pueblo…, o simplemente uno que iba de camino).

Música campesina de fondo a bajo volumen.

La Muerte: (Con voz suave) Santos y buenos días.

Narrador: Saludó la muerte, y ninguno de los presentes la pudo reconocer. ¡Claro!, venía la parca con su trenza retorcida bajo el sombrero y su mano amarilla en el bolsillo.

La Muerte: (Muy formal) Si no molesto, quisiera saber dónde vive la señora Francisca.

Campesino: Pues mire, Ud. Ahí mismo, casi al cantío de un gallo (asomándose a la puerta, señaló con su dedo rudo de labrador) Por los matorrales que bate el viento, ¿ve? hay un camino que sube la colina. Suba por ahí pa´llá y encontrará su casa.

La Muerte: (Para sí) Cumplida está.

Imagen de vika_glitter, Pixabay.

Narrador: Pensó la muerte, y dando las gracias echó a andar por el camino aquella mañana que, precisamente, había pocas nubes en el cielo y todo el azul resplandecía de luz. Andando pues, andando, miró la muerte la hora y vio que eran las siete de la mañana.

La Muerte: (Entusiasta) Para la una y cuarto de la tarde tengo a la señora Francisca en la lista. ¡Ja! Menos mal, poco trabajo; un solo caso. Hoy termino temprano… (Tapándose la nariz) Buah, que mal olor a mucha vida hay por estos campos. Como extraño mi cementerio.

Narrador: Efectivamente, era el mes de mayo y con los aguaceros caídos no hubo semilla silvestre ni brote que se quedara bajo tierra sin salir al sol. Los retoños de la ceiba eran pura caoba transparente. El tronco del guayabo soltaba, a espacios, la corteza, dejando ver la carne limpia de la madera. Los cañaverales no tenían una sola hoja amarilla; verde era todo, desde el suelo al aire, y un olor a vida fresca subía de las flores. Natural que la muerte se tapara la nariz. Lógico también que ni siquiera mirara tanta rama llena de nidos, ni tanta abeja con su flor. Pero ¿qué hacerse?; estaba la muerte de paso por aquí, sin ser su reino. Así pues, echó y echó a andar la muerte por los caminos apretados de romerillo y rocío, hasta llegar a casa de Francisca.

**Escena 3 **

La Muerte llega a casa de Francisca Se muestra la fachada de la casa de Francisca. La Nieta juega cerca de la puerta. Entra la Muerte, vestida de negro, con su trenza bajo el sombrero y la mano amarilla en el bolsillo.

La Muerte: (Con voz suave, adulona, intentando ser agradable) Santos y buenos días. ¿Es esta la casa de la señora Francisca?

Nieta: (Un poco temerosa) Sí, señorita. Pero abuela salió temprano.

La Muerte: ¿Y sabe a qué hora regresa?

Madre de la Nieta: (Saliendo de la casa) ¡Quién lo sabe! Depende de los quehaceres. Anda por el campo, trabajando.

La Muerte: Hace mucho sol. ¿Puedo esperarla aquí?

Madre de la Nieta: Aquí quien viene tiene su casa. Pero puede que ella no regrese hasta el anochecer.

La Muerte: (Para si) ¡Chin! Se me irá el tren de las cinco. No. Mejor voy a buscarla. (Dirigiéndose a la Madre) ¿Dónde, de fijo, pudiera encontrarla ahora?

Madre de la Nieta: De madrugada salió a ordeñar. Seguramente estará en el maíz, sembrando.

La Muerte: ¿Y dónde está el maizal?

Madre de la Nieta: Siga la cerca y luego verá el campo arado detrás. La Muerte: (A secas) Gracias. La Muerte sale del escenario.

**Escena 4 **

La Muerte en el maizal Se muestra el maizal.

Narrador: (Reacomodando escenografía para realzar campo de maíz) Así la Muerte caminó y caminó hasta llegar al maizal donde pensó encontrar a Francisca. Pero miró todo el extenso campo arado y no había un alma en él. Sólo garzas. Sonido de aves.

**Escena 5 **

La Muerte entra, mirando alrededor. Molesta se suelta la trenza.

La Muerte: (Molesta) Aaayyy. ¡Vieja andariega! ¿Dónde te habrás metido? (Escupe y continúa camino).

**Escena 6 **

Aparece un Caminante.

Narrador: Una hora después de tener la trenza ardida bajo el sombrero y la nariz repugnada de tanto olor a hierba nueva, la muerte se topó con un caminante.

La Muerte: (Amable) Señor, ¿pudiera ud. decirme dónde está Francisca por estos campos?

Caminante: Tiene suerte. Media hora lleva en casa de los Noriega. Está el niño enfermo y ella fue a sobarle el vientre.

La Muerte: (Como un disparo) Gracias. La Muerte sale apresurada.

**Escena 7 **

En casa de los Noriega Se muestra la casa de los Noriega.

Narrador: (Mientras cambia escenografía para la casa de los Noriega. Parsimonioso, reflexivo, como enseñando) Duro y fatigoso era el camino. Además, ahora tenía que hacerlo sobre un nuevo terreno arado, sin trillo, y ya se sabe cómo es de incómodo sentar el pie sobre el suelo irregular y tan esponjoso de frescura, que se pierde la mitad del esfuerzo. Así por tanto, llegó la muerte hecha una lástima a casa de los Noriega. La Muerte llega, visiblemente fatigada.

La Muerte: Con Francisca, a ver si me hace el favor.

Madre del Niño Enfermo: Ya se marchó.

La Muerte: (Alarmada, casi por escapársele un grito lloroso) ¡Pero, cómo! ¿Así, tan de pronto?

Madre del Niño Enfermo: ¿Por qué tan de pronto? Solo vino a ayudarnos con el niño y ya lo hizo. ¿De qué extrañarse?

La Muerte: (Turbada) Bueno… verá, es que siempre una hace la sobremesa en todo, digo yo.

Madre del Niño Enfermo: Entonces usted no conoce a Francisca.

La Muerte: (Burocrática) Tengo sus señas.

Madre del Niño Enfermo: A ver; dígalas.

La Muerte: Pues… con arrugas; desde luego ya son sesenta años…

Madre del Niño Enfermo: ¿Y qué más?

La Muerte: Verá… el pelo blanco… casi ningún diente propio… la nariz, digamos…

Madre del Niño Enfermo: ¿Digamos qué?

La Muerte: Filosa. Madre del Niño Enfermo: ¿Eso es todo?

La Muerte: Bueno... además de nombre y dos apellidos.

Madre del Niño Enfermo: Pero usted no ha hablado de sus ojos.

La Muerte: Bien; nublados... sí, nublados han de ser... ahumados por los años.

Madre del Niño Enfermo: No, no la conoce. Todo lo dicho está bien, pero no los ojos. Tiene menos tiempo en la mirada. Ésa, a quien usted busca, no es Francisca.

Narrador: Y salió la muerte otra vez al camino. Iba ahora indignada sin preocuparse mucho por la mano y la trenza, que medio se le asomaba bajo el ala del sombrero. Anduvo y anduvo. En casa de los González le dijeron que estaba Francisca a un tiro de ojo de allí, cortando pastura para la vaca de los nietos. Mas sólo vio la muerte la pastura recién cortada y nada de Francisca, ni siquiera la huella menuda de su paso.

La Muerte: (Sacó su reloj y consultó la hora) ¡Dios! ¡Las cuatro y media! ¡Imposible! ¡Se me va el tren!

Narrador: Entonces la muerte, quien ya tenía los pies hinchados dentro de los botines enlodados, y la camisa negra, más que sudada, echó a andar de regreso a la Estación, maldiciendo. (Cambia la escenografía para aludir al jardín de la escuela; o de no haber, quita la que hay para visibilizar más el cierre de la obra). Mientras, a dos kilómetros de allí, Francisca escardaba de malas hierbas el jardincito de la escuela.

**Escena 8 **

Francisca labora en el jardín, y un viejo conocido le saluda al pasar.

Viejo conocido: (Sonriendo) Francisca, ¿cuándo te vas a morir? Ella se incorporó asomando medio cuerpo sobre las rosas y le devolvió el saludo alegre.

Francisca: Nunca. Siempre hay algo que hacer.

Música de cierre. Sonido del tren. Se oscurece todo.

¡Gracias por la compañía!

(...)

“El teatro es poesía que se sale del libro para hacerse humana. Y al hacerse humana habla y grita, llora y se desespera”.

F.G. Lorca.

Saludos teatrales,

Team Theater-Inside

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