Hablar del prime de Neymar es como recordar esa comida que te encantaba de pequeño, al menos para mi eran días hermosos cuando todos creíamos que el fútbol brasileño iba a dominar el mundo, cuando veíamos a ese chico de Santos y pensábamos que era el heredero de Ronaldinho y Pelé. Pero la verdad es que el Neymar que nos hacía levantarnos cada vez que tenía el balón, no fue el que vimos en París y mucho menos en Arabia, era ese adolescente con hambre de gloria que jugaba como si cada partido fuera su última oportunidad de demostrar que era especial. Ese Neymar que rechazó al Real Madrid siendo un niño porque su papá quería más plata, que debutó a sus 17 y que para los 18 ya estaba metiendo 42 goles en una temporada como si fuera muy normal para el. Era un niño que no pensaba en numeros ni en ser el mejor del mundo, simplemente salía a disfrutar con el balón y a hacer esas jugadas que solo él sabía hacer que te dejaban con la boca abierta preguntándote cómo carajo había hecho eso. El Santos de esa época no era un equipazo pero con Neymar en el campo parecía que podían ganarle al que sea y casi casi que lo lograron cuando llegaron a esa final del Mundial de Clubes contra el Barca de Guardiola, ahí fue cuando nos dimos cuenta de que había niveles en el fútbol y que por más talento que tuvieras necesitabas estar en el lugar correcto para terminar de ser un verdadero crack. Pero antes de irse a Europa Ney nos regaló momentos que todavía me emocionan cuando los veo en videos de highlights en YouTube.
La Libertadores del 2011 fue cuando Neymar se convirtió en esa bestia que todos recordamos, ahí demostró que no era solo un jugador que se la pasaba regateando sino alguien que aparecía en los momentos importantes. Santos llevaba 48 años sin ganar esa copa, asi que Ney tenia una presión enorme y casi imposible de manejar para alguien de su eddad pero el chico salió en cada partido a hacer la diferencia, metiendo goles decisivos en cuartos, semifinales y final como si fuera una máquina para aparecer cuando más lo necesitan. Pero lo que más me acuerdo de esa época es ese golazo que le metió al Flamengo que hizo que ganara el premio Puskas y que todavía sigue siendo una obra de arte, fue una cosa toda loca que hizo con los pies, confundió a todos los defensores y antes de caerse picó la pelota por encima del arquero, una jugada que solo alguien con un talento natural podía inventarse y lo mas loco es que Ronaldinho estaba ahí, viendo como este chico se cargaba al futbol brasileño en el lomo y al final del partido le dio su bendición como si fuera un bautizo o algo asi. Después vino el Mundial de Clubes contra el Barcelona de Messi, Xavi e Iniesta y aunque perdieron 4-0 Neymar demostró lo que podía llegar a ser si se iba a Europa, esa final fue un golpe de realidad muy muy duro pero también fue como que la confirmación de que tenía que salir de Brasil si quería seer grande como jugador. El nivel de ese Barcelona estaba fuera de este mundo pero Neymar no se achicó, siguió intentando sus jugadas y mostrando que tenía las ganas, el talento y la personalidad para jugar contra los mejores y fue ahí cuando todos los grandes de Europa empezaron a llamar a la puerta del Santos, pero el chico quería irse ganando algo importante, no quería irse de su club con el sabor amargo de esa derrota.
El 2012 fue su año de despedida del Santos y lo hizo por la puerta grande ganando el Paulista y la Recopa Sudamericana, metiendo 43 goles en la temporada como si quisiera dejar claro que se iba como un verdadero duro y no porque no podía hacer ganar a su equipo. Era increíble ver como ese Ney de 20 años cargaba al equipo como si nada, aparecía en cada partido y resolvía cosas que parecían imposibles con esa facilidad que solo tienen los cracks. Su estilo de juego era pura magia brasileña, con unos regates que parecían imposibles, una velocidad tremenda que tenía para salir de los aprietos y sobre todo esa confianza que se sentia cada vez que tenía el balón en los pies. No era solo un jugador que tenia talento y ya, era alguien que entendía el partido, sabía cuando acelerar y cuando pausar el juego, cuando intentar la jugada solo y cuando buscar un compañero. Una de las cosas que más me gustaba de el era su mentalidad porque es verdad que era muy joven pero ya tenía esa personalidad de líder que pocos jugadores tienen tan temprano en sus carreras. Cuando se fue al Barcelona en 2013 todos sabíamos que íbamos a extrañar esa versión de él en el fútbol brasileño con esa alegría con la que jugaba y que contagiaba a todo el equipo, despues de eso el Santos nunca volvió a ser el mismo y Brasil tampoco porque es que habian perdido a alguien que representaba todo lo mejor de su fútbol. Fueron 136 goles y 69 asistencias en cuatro años, números que hablan solos pero que no lo son todo en el caso de Neymar porque el impacto que tuvo en cada partido que jugó no se puede medir.
Creo que lo que pasó después ya todos lo sabemos, llegó al Barcelona y formó parte de una de las mejores generaciones de la historia del fútbol, ganó la Champions, marcó goles históricos y se convirtió en uno de los mejores jugadores del mundo, pero siempre tuve la sensación de que nunca volvió a ser ese Neymar con ese estilo salvaje y mas libre que veíamos en Santos, que jugaba sin presión, sin expectativas enormes y era todo simplemente por la felicidad de tocar el balón. En Barcelona tuvo que adaptarse a un sistema, en cierto modo a jugar para Messi y a ser parte de algo más grande que él mismo y aunque lo hizo perfecto, perdió un poco de esa chispa que lo hacía único, pero no podemos ignorar esa epoca del 2014 al 2016 con esa MSN mas fuerte que nunca, las ligas que ganaron, las Champions y todos los otros titulos que lograron conseguir en esos años, ademas de que Neymar jugaba espectacular cuando se lo proponía y todavía tenía esa magia brasileña con la que metió 105 goles y dió 59 asistencias en 186 partidos. Después vino París, Arabia, las lesiones, los problemas fuera de la cancha y cada vez se aleja más de ese chico que nos había enamorado en Brasil. Su regreso al Santos en 2025 es emocionante, pero también un poco triste porque sabemos que nunca volverá a ser ese monstruo que era cuando tenía 18 años. Pero no importa, verlo otra vez con esa camiseta me trae recuerdos hermosos de cuando el fútbol era más simple y Neymar era simplemente un chico que soñaba con ser el mejor del mundo.
Para mí la historia de Neymar en Santos es la historia de un sueño que se cumplió a medias porque era un talento que brilló como ninguno pero que no pudo sostener esa luz toda su carrera. En mi opinión ese prime que vivimos entre 2009 y 2013 fue especial y es algo que probablemente no volvamos a ver en mucho tiempo porque era la combinación perfecta entre talento natural, hambre de triunfo y esa alegría en los juegos que hace que el fútbol sea hermoso. Cuando veo esos videos viejos de Neymar en Santos siento como nostalgia cuando pienso en todo lo que pudo haber sido pero también me siento feliz de haber podido ver esos momentos tan buenos de su carrera. Tal vez nunca llegó a ser el mejor del mundo como muchos lo queríamos, a lo mejor las decisiones que tomó después no fueron las mejores pero ese Neymar de Santos será un recuerdo de cuando Brasil tuvo un crack hace menos de 20 años que hacía que el fútbol pareciera fácil. Su regreso a casa es simbólico, es como cerrar un ciclo, ese niño que empezó a brillar en ese club y ahora vuelve convertido en uno de los mejores y ahora con mas experiencias y decepciones y con la esperanza de tener un last dance en su club mas amado. El fútbol brasileño le debe mucho a ese Neymar porque les recordó que todavía podían hacer magia y que el jogo bonito seguía vivo en algún lugar de Brasil y aunque ya no sea el mismo, siempre tendremos esos recuerdos de cuando era simplemente el mejor jugador joven del mundo, como lo vi en una frase hace mucho, que me gusta mucho y estoy super de acuerdo, Neymar es el principe que no quiso ser rey.
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