Hola, @literatos. Quiero compartir con ustedes este pequeño poemario escrito para una narradora, poeta, teatrista y amiga. Con quien compartí muchos sueños y no pocas discusiones literarias y actorales.
Dicen que al morir una persona cuando hablamos sobre ella debemos hacerlo en pasado. Olvido esta regla popular y la mayoría de las veces me hallo hablando de quien ya no está en presente.
Por desgracia, no he perdido casi todas las fotos de aquellos días de vivir en el jardín y acompañarla con su Parkinson. Pero que importan ahora los subterfugios si: al final de la calle/ hay ansias de amar. (Con estos verso terminaba uno de sus poemarios).
Cuando regresé de mi primer #Slowtravel por Russia en 2021, supe de su muerte en la Covid. No sé la verdadera razón, pero hoy quiero compartir con ustedes estos versos que le escribí mucho antes; cuando todavía éramos crédulos.
Sombras en el cristal del patio
-A Migdalia Deulofeu Clausell, en la complicidad del jardín.
A modo de exergo, por admiración genuina:
LA TIERRA*
Cuando vino mi abuela
trajo un poco de tierra española,
cuando se fue mi madre
llevó un poco de tierra cubana.
Yo no guardaré conmigo ningún poco de patria:
la quiero toda
sobre mi tumba.
* Carilda Oliver Labra.
I
Aquí estamos
imposible no escribir
tantos versos fortuitos
insospechados caducos...
si al otro lado del atlántico
el corazón sepulta noches de hastío
cada mañana.
II
Los versos no existen en la oquedad del patio
como no corren las manos
sangre de ancestros
en el reducto escaso
de las prohibiciones
cuánto quisiera...
Luis Quevedo Bécquer
escuchar en sus calles
lo que en mis venas llevo
de vuestras luces.
III
Agotamiento centenario de esperas
renace el consuelo del Fénix
la herencia reconoce mi puridad
el horizonte se acerca...
ayer fue la tarde
hoy la mañana
del sexto día.
IV
Sueño peces en el estanque
coronas de aquel agujero negro
simultáneas de plata
en el espaldar de un gesto
Anhelo innecesario del recuerdo
intenta vestir lo impúdico
ridículo y sublime
del estanque inexistente
Vuelvo a recorrer el malecón forastero
caen muchas hojas este abril
en la Española
A pesar de vivir el mismo piélago
con curvas de mujer
renunciaría al paraíso del cronista.
V
Espero la respuesta del fuego erótico
de tus besos sevillanos
silencios mudos de palabras serias
en bocas ajenas
promesas al vacío de las constelaciones
burocráticas
actos prolongados del romance en dedos gitanos
de Lecuona.
VI
Camino por las calles repletas
y vacías de la ciudad
con solo un nombre
escalofríos
siento la mirada inquisidora
de las hienas que no tuvieron padres
a las órdenes de reyes católicos.
VII
Busco frenético famiglia
desahogo de pobrezas limitaciones
-esperanza al menos-
de sueños y amaneceres
constructivismo...
Cuelgo de la espera
llega el momento
en que no se sabe.
VIII
Que sabroso el pan
cuando representa la cena
y un vaso de agua
el postre
Así redescubrió el Cronista
mis herencias.
IX
Sueño. Todas las noches de esta vida sueño.
Mis alegrías en Sevilla; donde le mostré aquel beso cubano. La historia del recuerdo, ¿acaso existe? Llueve un aire de promesas de Toledo, en alas de sinsonte.
Hoy, más que nunca, la imagen de tus labios, Carmen, me persigue. Al saberse bella: ya lo es menos.
Este sueño magnífico y rector que se impone. Gira de forma tal que alcanza los sueños más minúsculos -que imaginaba serios. Resucita la Madre Patria asesinada por el soldado.
X
Hoy la miro callado
entre documentos familiares
oye mi silencio
la plaza de toros
y un grito caliente
de sangre mediterránea
Podrá España mugir tantos ruegos?
La Habana, octubre de 2011.
Saludos de aire y despedidas inciertas,
vuestro Tío Lucio el viajero.