Lo bueno es que cuando andabas buscando la imaginaria cumbre y no la alcanzabas, no te olvidaste de abrazar, sonreír, vivir y disfrutar de los momentos que te dió la vida. Sin saberlo estabas disfrutando de la felicidad que estaba en tu llanura y no en la montaña.
Mencionas a dos íconos de la cultura cubana que admiro desde siempre y que bueno porque la música y la poesía pueden y, de hecho, producen momentos de felicidad.
Pero, estoy seguro que la mayor felicidad nació de tu interior y se ha convertido en la alegría permanente de tu vida.
Admiro tu actitud y tu manera de afrontar la vida.
Feliz jornada.
Gracias por participar y darnos su visión de la felicidad.
Salud y saludos.