Por Ulises Flores
22/11/2018
Apreciados STEM-lectores y comunidad steemians en general.
Una de las cosas más complicadas del ser humano es ***consensuar***, ya sea ante un planteamiento, negociación o aceptación de una realidad personal o común. Esta falta de unificación de criterios y adopción de toma de decisión se debe a la naturaleza multifocal en que el cerebro percibe las cosas; en buena parte, este elemento ha sido responsable de innumerables conflictos bélicos, religiosos, territoriales, políticos, ruptura familiar, conflictos científicos y muchos otros que ensombrecen el sendero del azimut comportamental de millones de hombres y mujeres. Entender y alinear la brújula del comportamiento humano con el norte unifocal de la esencia natural del Ser ha sido un verdadero reto. En el pos anterior me referí superficialmente a la forma en que hemos sido educados, otro aspecto conflictivo duro de reflexión para ***consensuar***. No obstante, comulgo con los postulados del Dr. Thomas Verny, porque desde la vida intrauterina estamos siendo programados para asumir una postura comportamental mediante la recepción y desarrollo de estímulos. De acuerdo con este investigador: > Hoy sabemos que el cerebro del futuro bebé está conectado a su entorno, recogiendo estímulos e impresiones. Lo queramos o no, todo lo que hacemos, nuestras palabras, nuestros gestos, la rabia que liberamos o incluso las lágrimas que reprimimos, constituyen para los niños lecciones secretas sobre ellos mismos y ... párr. 4 A propósito de la cita, te has preguntado alguna vez ¿cuántas veces se repite el monosílabo no durante la vida e incluso en la etapa intrauterina? Tanto ha sido el condicionamiento operante que inconscientemente el cerebro ha sido configurado para la negación, miedo y falta de consenso. Habida cuenta, frases como: No hagas eso..., No tienes que..., No podrás hacerme el favor de..., No te gustaría ir conmigo a..., No será mejor..., entre muchas otras dosificaciones subliminales de *negación y miedo*, van dando forma a patrones conductuales que ***en la mayoría de los casos*** no ha sido el producto final esperado y terminan destruyéndonos.  Elaboración propia @ulisesfl17 En consecuencia, ese entramado fenomenológico ha detonado como juegos pirotécnicos en el cerebro, cuyos destellos se transformaron en comportamientos autodestructivos produciendo una desnaturalización humana preocupante, digna de estudio, análisis y reflexión. Comprender y sobre todo aceptar esta realidad es sumamente difícil, aunque posible. Desde el siglo XIX los científicos vienen realizando una serie de investigaciones sobre el comportamiento adictivo, avance que ha servido para mejorar los programas sanitarios de salud mental (prevención, diagnóstico, tratamiento y superación adictiva), además, vienen desmontando mitos, creencias, conceptos errados y juicios sin rigor documental lanzados desde una sociedad culturizada por estigmatizar al adicto en vez de ser visto y tratado como enfermo mental.   Este post trata en un contenido algo extenso, el profundo, complejo y delicado tema de las adicciones. Su inteligible lenguaje con didácticas ilustraciones perceptivas referenciales y enfoque histográfico - contextual psicosanitario encuentra asidero en un fidedigno soporte documental actualizado. Siendo oportuno decir que este producto, bien puede ***ayudar a millones de personas que caminan o están librando batallas con comportamientos adictivos sin saberlo, para que identifiquen, comprendan y tomen consciencia del problema***; también, a familiares, seres queridos, amigos y personas cercanas que sufren las consecuencias. Pese a no ser mi área de conocimiento, me sentí tentado a dedicar varios días a esta investigación considerando que guarda relación con contenidos de mis estudios de Derecho (en curso), además con algún conocimiento acumulado durante 17 años de servicio en organismos de seguridad del Estado (experiencia militar y policial), siete años dedicados a la docencia e investigación, diplomado sobre comportamiento humano.  Si hay una palabra que ha sido banalizada y supone revisión para entender mejor el planteamiento temático, es el término ***adicto***; este deriva del latín *addictus* (DRAE). En algunos diccionarios etimológicos se trata de una persona que en la época del imperio romano era sometida a esclavitud por la ley ante su acreedor a causa de insolvencia por obligación a propósito de deuda contraída.
Vale destacar que esa concepción compulsiva por la búsqueda y satisfacción de placer, sería determinante para que se adoptara el término adicto para identificar el comportamiento compulsivo de una persona hacia una sustancia o actividad que le genere o haga sentir una nociva emoción de éxtasis. Así pues, las personas pueden sufrir adicción no tanto por la conducta sino por la relación sustancia - objeto - actividad - persona; es decir, por la relación que establece el sujeto con ella (sustancia, actividad...)
> Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) [La adicción] es una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. >> Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales. Es una enfermedad progresiva y fatal, caracterizada por episodios continuos de descontrol, distorsiones del pensamiento y negación ante la enfermedad. Fuente Hay que hacer notar que acá empieza a tener sentido correlacional los principios arriba señalados por el Dr. Thomas Verny conjuntamente con analogías sociales y académicas vinculadas a la conceptualización estandarizada de adicción que presenta la OMS. Habiendo recogido lo más importante, ajustémonos las alpargatas para continuar caminando trochas multidisciplinarias relacionadas con las adicciones. En tu opinión ¿Por qué una persona se convierte en adicto?  La mecanización neuroemocional que se experimenta desde la iniciación biológica a partir de los aspectos señalados, agudizados por una educación e influencia social que muchas veces no responde a las intenciones fundamentales porque se siembra bajo temor, es decir se configura un patrón de miedo que persevera como herramienta para modelar conductas. Desde el seno del hogar con amenazas subliminales, en la escuela de ayer con su enfoque conductista (castigos ejemplares), mientras en el actual sistema educativo de manera suspicaz, en espacios públicos prevalece la presión social, los medios de comunicación con su imponente influencia psicodifusiva ponen su grano de arena, las doctrinas religiosas implantan una especie de pánico y dolorosos castigos divinales, el sistema judicial a través de la penalización de conductas reprochables socialmente, en el sitio de trabajo por influencia gerencial o de los compañeros de labores, sumado a cualquier cantidad de situaciones donde el común denominador y elemento principal regulatorio ha sido el miedo.
Lógicamente existen otros factores que impulsan un comportamiento adictivo, entre los externos destaca los opiáceos, la nicotina, el alcohol y otras sustancias que de cierta manera activan neurotransmisores que son responsables de generar éxtasis y placer en nuestro cuerpo, bien sea la dopamina, la serotonina o endorfinas que la inteligencia biológica produce genuinamente. Una vez que la persona experimenta eufóricas sensaciones de escape se desconecta de la realidad que le causa pena, dolor, angustia y miedo para entrar en el túnel de la compulsión. En este punto es considerado un adicto. Para investigadores con amplia trayectoria científica como el Dr. John Grant: > Cualquier realidad que reporte una recompensa excesiva, cualquier elemento de efectos euforizantes o calmantes, puede crear adicción. Que llegue o no a crearla depende de la vulnerabilidad de la persona, influida por la genética, la ansiedad y la depresión, entre otros factores. No todos desarrollamos adicciones. párr. 11 Hasta aquí hemos visto que las adicciones se originan por un condicionamiento neuroemocional entre los que cuenta la negación y el miedo; siendo este último un catalizador del creciente estrés emocional que desvirtúa la realidad y conduce a caminos espinosos para afrontar una situación equis. No obstante, esa naturaleza buscadora del ser humano está posicionada en el cerebro. Teniendo en cuenta esto, el adicto también es un buscador.  ***El objetivo principal del cerebro es aprender*** para sobrevivir; es su naturaleza. Durante ese proceso de aprendizaje se doctora en búsqueda, esta exploración constante es motivada (***reforzada***) por *recompensas*. Por ejemplo, escribimos en nuestro steemblogger porque nos motiva recibir reconocimiento, *recompensas* y otros aspectos benéficos que nos hace sentir bien en comunidad y con nosotros mismos; mientras más grande sea la recompensa, más motivado se está. Así sucede con el trabajo (por factores de necesidad, económico, recreativo...), el amor en las relaciones de pareja o cualquier otra actividad. Recogiendo lo más importante, de acuerdo con la teoría neuronal del premio Nobel de medicina (1906), Santiago Ramón y Cajal, puede decirse que durante el proceso cerebral derivado del aprendizaje, al principio se liberan neurotransmisores y si el evento cognitivo es continuo (acá no se diferencia si es lícito e ilícito...), se dan cambios morfológicos, hay la aparición de nuevos receptores que excitan la asociación y producción de más compuestos químicos, estimulación neuronal que el neurofisiólogo Charles Scott Sherrington llamó sinapsis. A saber, desde los períodos más tempranos, la incesante búsqueda de una sustancia que transforme la vida y realidad (inmortalidad), es algo muy arraigado en la imaginación humana. En la literatura védica hay referencias (texto sagrado Rig-veda) sobre un líquido mágico llamado *soma* que concede la inmortalidad a quien lo ingiera. Resulta que este alucinógeno fue empleado por otras civilizaciones, entre ellas los arios y persas. Según el libro del Éxodo (antiguo testamento), los israelitas se enfrentaron al hambre en el desierto hasta que el creador les suministró Maná, una sustancia que cayó del cielo y era más exquisito que cualquier alimento que antes hubieran probado.
Bien o mal la analogía, las sustancias psicoactivas se apoderan de las personas (adictas), cuyos pensamientos y vida están errantes por un desierto desprovistos de todo placer y consciencia, así se han permitido recorrer en la búsqueda de algo, algo que le haga sentir éxtasis, placer y seguridad. A fin de cuentas, la adicción es una búsqueda fútil y lo que parecía un paraíso fantástico se convierte en páramo desierto; en tanto, la búsqueda para el escape a la realidad termina ensombreciendo de toxinas e impurezas la consciencia de la persona.  En casa, escuela y entorno nos mintieron u omitieron información relevante sobre las drogas. Ese tabú lo percibí no solo en mi hogar sino en otros ambientes familiares y públicos; ha sido un error y pasivo salugénico que ha hecho mella en el corazón de la sociedad de generación en generación y hoy por hoy la cadena de consecuencias desborda el ámbito sanitario y psicológico. A pesar que papá y familiares cercanos fueron militares activos durante los primeros regímenes democráticos en Venezuela, nunca dijeron algo más que las drogas son malas, apenas si mencionaban que la marihuana, cocaína y morfina eran drogas; más no alcohol, tabaco y compañía. Al ser un tema restringido para la época (décadas 1970 - 80), mi curiosidad me condujo a desempolvar y revisar algunos textos y manuales de adiestramiento militar que se encontraban en la biblioteca de papá, allí encontré limitada información sobre las drogas más comunes. Definitivamente, no es fácil explicarle a un ser querido que algo es malo u ocasiona severos daños si tú lo haces o consumes. De ipso facto el interlocutor te replicará ¿Para qué lo consumes si sabes que te hace daño? ¿Por qué se llama drogadicto a quien consume algún psicotrópico y no a quien acostumbra consumir café, tabaco, alcohol, té...? Si bien es cierto que los programas de prevención y alerta temprana sobre las drogas difunden valiosa información al respecto, es indudable la existencia de un vacío socioeducativo. Este debe venir esencialmente desde el hogar, escuelas y entorno en las primeras etapas del desarrollo de vida de las generaciones presentes y futuras. Por supuesto, es un pedregoso asunto porque millones de personas lidian diariamente con alguna adicción y es posible que no lo sepan; sin embargo, muchos tienen miedo de hacerse consciente del problema y emprender el desaprendizaje conductual pernicioso para enseñar nueva información comportamental al cerebro. El miedo es el principal responsable de sepultar personas en la adicción. ### A nivel general
En consecuencia las drogas se encuentran clasificadas en legales e ilegales; a tenor de la censura de índole moral, social y religioso que representan otra subcategoría de control; a esto se suma el filtro familiar en cada hogar. De hecho, psicoactivos como el alcohol, tabaco, cafeína, energizantes, estimulantes vegetales (guaraná, cacao, té y sus derivados), hongos y semillas alucinógenas, entre otros euforizantes legales de etno-plantas y semi-sintéticos son de venta libre y como tal, se compran y consumen sin más limitaciones que la capacidad de metabolización orgánica de los consumidores.
Siendo las cosas así, con o sin conocimiento de causa en mi hogar y muy probablemente en el tuyo se ha estado consumiendo drogas desde hace años e incluso antes que vieras la luz del sol (vida intrauterina); no obstante, se considera un insulto calificar de consumidor de droga o drogadicto a alguien que esté habituado a fumar cigarrillo, beba licor, café caliente o una bebida energizante bien fría como un red bull. ### Alcohol Una revisión histográfica permite aproximarnos al origen del consumo de drogas en la
22/11/2018
Apreciados STEM-lectores y comunidad steemians en general.
Una de las cosas más complicadas del ser humano es ***consensuar***, ya sea ante un planteamiento, negociación o aceptación de una realidad personal o común. Esta falta de unificación de criterios y adopción de toma de decisión se debe a la naturaleza multifocal en que el cerebro percibe las cosas; en buena parte, este elemento ha sido responsable de innumerables conflictos bélicos, religiosos, territoriales, políticos, ruptura familiar, conflictos científicos y muchos otros que ensombrecen el sendero del azimut comportamental de millones de hombres y mujeres. Entender y alinear la brújula del comportamiento humano con el norte unifocal de la esencia natural del Ser ha sido un verdadero reto. En el pos anterior me referí superficialmente a la forma en que hemos sido educados, otro aspecto conflictivo duro de reflexión para ***consensuar***. No obstante, comulgo con los postulados del Dr. Thomas Verny, porque desde la vida intrauterina estamos siendo programados para asumir una postura comportamental mediante la recepción y desarrollo de estímulos. De acuerdo con este investigador: > Hoy sabemos que el cerebro del futuro bebé está conectado a su entorno, recogiendo estímulos e impresiones. Lo queramos o no, todo lo que hacemos, nuestras palabras, nuestros gestos, la rabia que liberamos o incluso las lágrimas que reprimimos, constituyen para los niños lecciones secretas sobre ellos mismos y ... párr. 4 A propósito de la cita, te has preguntado alguna vez ¿cuántas veces se repite el monosílabo no durante la vida e incluso en la etapa intrauterina? Tanto ha sido el condicionamiento operante que inconscientemente el cerebro ha sido configurado para la negación, miedo y falta de consenso. Habida cuenta, frases como: No hagas eso..., No tienes que..., No podrás hacerme el favor de..., No te gustaría ir conmigo a..., No será mejor..., entre muchas otras dosificaciones subliminales de *negación y miedo*, van dando forma a patrones conductuales que ***en la mayoría de los casos*** no ha sido el producto final esperado y terminan destruyéndonos.  Elaboración propia @ulisesfl17 En consecuencia, ese entramado fenomenológico ha detonado como juegos pirotécnicos en el cerebro, cuyos destellos se transformaron en comportamientos autodestructivos produciendo una desnaturalización humana preocupante, digna de estudio, análisis y reflexión. Comprender y sobre todo aceptar esta realidad es sumamente difícil, aunque posible. Desde el siglo XIX los científicos vienen realizando una serie de investigaciones sobre el comportamiento adictivo, avance que ha servido para mejorar los programas sanitarios de salud mental (prevención, diagnóstico, tratamiento y superación adictiva), además, vienen desmontando mitos, creencias, conceptos errados y juicios sin rigor documental lanzados desde una sociedad culturizada por estigmatizar al adicto en vez de ser visto y tratado como enfermo mental.   Este post trata en un contenido algo extenso, el profundo, complejo y delicado tema de las adicciones. Su inteligible lenguaje con didácticas ilustraciones perceptivas referenciales y enfoque histográfico - contextual psicosanitario encuentra asidero en un fidedigno soporte documental actualizado. Siendo oportuno decir que este producto, bien puede ***ayudar a millones de personas que caminan o están librando batallas con comportamientos adictivos sin saberlo, para que identifiquen, comprendan y tomen consciencia del problema***; también, a familiares, seres queridos, amigos y personas cercanas que sufren las consecuencias. Pese a no ser mi área de conocimiento, me sentí tentado a dedicar varios días a esta investigación considerando que guarda relación con contenidos de mis estudios de Derecho (en curso), además con algún conocimiento acumulado durante 17 años de servicio en organismos de seguridad del Estado (experiencia militar y policial), siete años dedicados a la docencia e investigación, diplomado sobre comportamiento humano.  Si hay una palabra que ha sido banalizada y supone revisión para entender mejor el planteamiento temático, es el término ***adicto***; este deriva del latín *addictus* (DRAE). En algunos diccionarios etimológicos se trata de una persona que en la época del imperio romano era sometida a esclavitud por la ley ante su acreedor a causa de insolvencia por obligación a propósito de deuda contraída.
Consecuencia de factor conductual
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En definitiva, el addictus era un deudor que por dictamen del magistrado se adjudicaba al acreedor, quien lo llevaba a su casa para que le sirviera hasta honrar la deuda; no obstante, era una persona libre, solo que sometido a servidumbre, no era esclavo (sin derechos). A saber, el deudor (addictus) se caracterizaba por contraer deudas para satisfacer sus necesidades esenciales y otras que le ocasionaban mucho placer, en tanto su consumismo lo llevaba a excederse en la capacidad de pago y era penalizado. Ya evolucionado el sistema civil romano, el pretor eliminó el addictus e introdujo la Bonorum possesio que de cierta forma flexibiliza la relación deudor - acreedor.

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Vale destacar que esa concepción compulsiva por la búsqueda y satisfacción de placer, sería determinante para que se adoptara el término adicto para identificar el comportamiento compulsivo de una persona hacia una sustancia o actividad que le genere o haga sentir una nociva emoción de éxtasis. Así pues, las personas pueden sufrir adicción no tanto por la conducta sino por la relación sustancia - objeto - actividad - persona; es decir, por la relación que establece el sujeto con ella (sustancia, actividad...)
> Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) [La adicción] es una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. >> Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales. Es una enfermedad progresiva y fatal, caracterizada por episodios continuos de descontrol, distorsiones del pensamiento y negación ante la enfermedad. Fuente Hay que hacer notar que acá empieza a tener sentido correlacional los principios arriba señalados por el Dr. Thomas Verny conjuntamente con analogías sociales y académicas vinculadas a la conceptualización estandarizada de adicción que presenta la OMS. Habiendo recogido lo más importante, ajustémonos las alpargatas para continuar caminando trochas multidisciplinarias relacionadas con las adicciones. En tu opinión ¿Por qué una persona se convierte en adicto?  La mecanización neuroemocional que se experimenta desde la iniciación biológica a partir de los aspectos señalados, agudizados por una educación e influencia social que muchas veces no responde a las intenciones fundamentales porque se siembra bajo temor, es decir se configura un patrón de miedo que persevera como herramienta para modelar conductas. Desde el seno del hogar con amenazas subliminales, en la escuela de ayer con su enfoque conductista (castigos ejemplares), mientras en el actual sistema educativo de manera suspicaz, en espacios públicos prevalece la presión social, los medios de comunicación con su imponente influencia psicodifusiva ponen su grano de arena, las doctrinas religiosas implantan una especie de pánico y dolorosos castigos divinales, el sistema judicial a través de la penalización de conductas reprochables socialmente, en el sitio de trabajo por influencia gerencial o de los compañeros de labores, sumado a cualquier cantidad de situaciones donde el común denominador y elemento principal regulatorio ha sido el miedo.
El miedo impulsa busquedas erradas
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El miedo viene a ser el elemento básico de los comportamientos adictivos. De igual manera, con o sin conocimiento de causa de posteriores trastornos mentales, el miedo también es empleado en muchos de los programas para el tratamiento de las adicciones y otros problemas comportamentales que existen actualmente. Sin embargo, un enfoque de rehabilitación o sanación basada en el miedo puede tener resultados satisfactorios a corto y mediano plazo; pero, a larga el promedio total de pacientes en recuperación habrá fracasado o peor aún, cambia una adicción por otra.

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Lógicamente existen otros factores que impulsan un comportamiento adictivo, entre los externos destaca los opiáceos, la nicotina, el alcohol y otras sustancias que de cierta manera activan neurotransmisores que son responsables de generar éxtasis y placer en nuestro cuerpo, bien sea la dopamina, la serotonina o endorfinas que la inteligencia biológica produce genuinamente. Una vez que la persona experimenta eufóricas sensaciones de escape se desconecta de la realidad que le causa pena, dolor, angustia y miedo para entrar en el túnel de la compulsión. En este punto es considerado un adicto. Para investigadores con amplia trayectoria científica como el Dr. John Grant: > Cualquier realidad que reporte una recompensa excesiva, cualquier elemento de efectos euforizantes o calmantes, puede crear adicción. Que llegue o no a crearla depende de la vulnerabilidad de la persona, influida por la genética, la ansiedad y la depresión, entre otros factores. No todos desarrollamos adicciones. párr. 11 Hasta aquí hemos visto que las adicciones se originan por un condicionamiento neuroemocional entre los que cuenta la negación y el miedo; siendo este último un catalizador del creciente estrés emocional que desvirtúa la realidad y conduce a caminos espinosos para afrontar una situación equis. No obstante, esa naturaleza buscadora del ser humano está posicionada en el cerebro. Teniendo en cuenta esto, el adicto también es un buscador.  ***El objetivo principal del cerebro es aprender*** para sobrevivir; es su naturaleza. Durante ese proceso de aprendizaje se doctora en búsqueda, esta exploración constante es motivada (***reforzada***) por *recompensas*. Por ejemplo, escribimos en nuestro steemblogger porque nos motiva recibir reconocimiento, *recompensas* y otros aspectos benéficos que nos hace sentir bien en comunidad y con nosotros mismos; mientras más grande sea la recompensa, más motivado se está. Así sucede con el trabajo (por factores de necesidad, económico, recreativo...), el amor en las relaciones de pareja o cualquier otra actividad. Recogiendo lo más importante, de acuerdo con la teoría neuronal del premio Nobel de medicina (1906), Santiago Ramón y Cajal, puede decirse que durante el proceso cerebral derivado del aprendizaje, al principio se liberan neurotransmisores y si el evento cognitivo es continuo (acá no se diferencia si es lícito e ilícito...), se dan cambios morfológicos, hay la aparición de nuevos receptores que excitan la asociación y producción de más compuestos químicos, estimulación neuronal que el neurofisiólogo Charles Scott Sherrington llamó sinapsis. A saber, desde los períodos más tempranos, la incesante búsqueda de una sustancia que transforme la vida y realidad (inmortalidad), es algo muy arraigado en la imaginación humana. En la literatura védica hay referencias (texto sagrado Rig-veda) sobre un líquido mágico llamado *soma* que concede la inmortalidad a quien lo ingiera. Resulta que este alucinógeno fue empleado por otras civilizaciones, entre ellas los arios y persas. Según el libro del Éxodo (antiguo testamento), los israelitas se enfrentaron al hambre en el desierto hasta que el creador les suministró Maná, una sustancia que cayó del cielo y era más exquisito que cualquier alimento que antes hubieran probado.
Bien o mal la analogía, las sustancias psicoactivas se apoderan de las personas (adictas), cuyos pensamientos y vida están errantes por un desierto desprovistos de todo placer y consciencia, así se han permitido recorrer en la búsqueda de algo, algo que le haga sentir éxtasis, placer y seguridad. A fin de cuentas, la adicción es una búsqueda fútil y lo que parecía un paraíso fantástico se convierte en páramo desierto; en tanto, la búsqueda para el escape a la realidad termina ensombreciendo de toxinas e impurezas la consciencia de la persona.  En casa, escuela y entorno nos mintieron u omitieron información relevante sobre las drogas. Ese tabú lo percibí no solo en mi hogar sino en otros ambientes familiares y públicos; ha sido un error y pasivo salugénico que ha hecho mella en el corazón de la sociedad de generación en generación y hoy por hoy la cadena de consecuencias desborda el ámbito sanitario y psicológico. A pesar que papá y familiares cercanos fueron militares activos durante los primeros regímenes democráticos en Venezuela, nunca dijeron algo más que las drogas son malas, apenas si mencionaban que la marihuana, cocaína y morfina eran drogas; más no alcohol, tabaco y compañía. Al ser un tema restringido para la época (décadas 1970 - 80), mi curiosidad me condujo a desempolvar y revisar algunos textos y manuales de adiestramiento militar que se encontraban en la biblioteca de papá, allí encontré limitada información sobre las drogas más comunes. Definitivamente, no es fácil explicarle a un ser querido que algo es malo u ocasiona severos daños si tú lo haces o consumes. De ipso facto el interlocutor te replicará ¿Para qué lo consumes si sabes que te hace daño? ¿Por qué se llama drogadicto a quien consume algún psicotrópico y no a quien acostumbra consumir café, tabaco, alcohol, té...? Si bien es cierto que los programas de prevención y alerta temprana sobre las drogas difunden valiosa información al respecto, es indudable la existencia de un vacío socioeducativo. Este debe venir esencialmente desde el hogar, escuelas y entorno en las primeras etapas del desarrollo de vida de las generaciones presentes y futuras. Por supuesto, es un pedregoso asunto porque millones de personas lidian diariamente con alguna adicción y es posible que no lo sepan; sin embargo, muchos tienen miedo de hacerse consciente del problema y emprender el desaprendizaje conductual pernicioso para enseñar nueva información comportamental al cerebro. El miedo es el principal responsable de sepultar personas en la adicción. ### A nivel general
Drogas más consumidas
Universalmente (con sus excepciones) existe un sistema de regulación sanitaria sobre las drogas que a través de los años ha sufrido modificaciones legislativas, según la restricción o visto bueno del sistema de legalización, la sociedad los ha aceptado y hace uso de estas sustancias sin mayores cuestionamientos o interrogantes sobre los efectos psicoactivos que generan.

En consecuencia las drogas se encuentran clasificadas en legales e ilegales; a tenor de la censura de índole moral, social y religioso que representan otra subcategoría de control; a esto se suma el filtro familiar en cada hogar. De hecho, psicoactivos como el alcohol, tabaco, cafeína, energizantes, estimulantes vegetales (guaraná, cacao, té y sus derivados), hongos y semillas alucinógenas, entre otros euforizantes legales de etno-plantas y semi-sintéticos son de venta libre y como tal, se compran y consumen sin más limitaciones que la capacidad de metabolización orgánica de los consumidores.
Siendo las cosas así, con o sin conocimiento de causa en mi hogar y muy probablemente en el tuyo se ha estado consumiendo drogas desde hace años e incluso antes que vieras la luz del sol (vida intrauterina); no obstante, se considera un insulto calificar de consumidor de droga o drogadicto a alguien que esté habituado a fumar cigarrillo, beba licor, café caliente o una bebida energizante bien fría como un red bull. ### Alcohol Una revisión histográfica permite aproximarnos al origen del consumo de drogas en la