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La luz empieza a nacer en el horizonte nublado, en medio de las copas profundas de aquellos árboles antiguos que se levantan orgullosos desde los suelos.
Mil pensamientos se vienen a la cabeza; el anhelo de escapar de ciertas situaciones es tan fuerte como la sangre y el deber, pero sin dinero, sin otro lugar a dónde ir, no puedes hacer nada.
Mi mente y mi corazón coinciden; la distancia emocional empieza a ser necesaria como la luz del sol.
Pero algo me dice que todo estará bien, aunque ese momento de paz y de concordia sea frágil en el mundo convulso de hoy.
Todo estará bien, porque no hay situación que dure para siempre ni cuerpo que lo aguante.
Todo estará bien, porque sabes que hay esperanza aún y que no te puedes rendir cuando sabes que, aunque lento, vas por el camino correcto.
