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Todo ha cambiado desde esa última vez que pasé por esa calle, por esa casa, por esa escuela, por cada punto que conocí en aquellos años.
El fantasma de la nostalgia se apodera de mi mente conforme los recuerdos de aquellos años dorados resurgen con inusitada fuerza, sin concesión ni premura.
Las risas, las alegrías, los sueños, las esperanzas... Los años dorados.
Todo ha cambiado, todo desapareció para dar paso a cosas que ya no reconozco más allá de los recuerdos.
Y aún así he decidido atesorar esos recuerdos de aquellos años dorados como parte de una historia que todavía se escribe en los anales del tiempo. 