https://64.media.tumblr.com/61646cf5e801bdc4a4f91b5180314785/2724cbb29affd5ac-15/s540x810/0a3d8ea5d8f5ff6b0b182a8aa6d2f28ae993fbf5.png **Imagen editada con Canva. Fuente de la imagen: [Pexels](https://www.pexels.com/es-es/foto/arboles-marrones-y-verdes-durante-la-noche-6357448)**
A pesar de que Titán era el destino final de las esposas esclavas que no podían dar herederos a las familias huésped, los Borg no contemplaban en sus planes deshacerse de Güzelay, no tanto por una cuestión de afecto sino por utilidad. Niloctetes, el patriarca de la familia, consideraba útil a la joven terrícola para la imagen pública dentro y fuera de la corte, sobre todo en lo último.
El viejo general vio en la muchacha un potencial único que podría asegurar la popularidad de los Borg entre los neptunianos, quienes tenían una vieja rencilla en contra de la familia por sucesos del pasado. Si la perdían en Titán, no podrían culpar al marqués aunque quisieran; el hombre era uno de los principales consejeros del emperador y gozaba del favor del príncipe. Las familias militares lo respetaban demasiado, pues era conocido por su ferocidad en los campos de batalla. En sus tiempos de juventud fue amigo personal del legendario general Hanis Bey, con quien estudió en la academia militar.
"General...", gimió el marqués, cuya mirada reflejaba el dolor de sus heridas.
"¿Dónde está mi esposa, marqués?", le cortó Borg.
El noble rió quedamente. "Directo al grano, ¿eh?", replicó con ironía. "Un digno hijo de su padre, aunque dudo mucho que usted lo pregunte por preocupación".
"No me haga perder el tiempo, marqués. ¿Está perdida o aún es rescatable?"
El marqués desvió la mirada por un momento. Al volverse hacia Borg, le dijo: "Hay dos escenarios con ese grupo de nativos en particular: esclavitud o muerte. Si quiere salvarla, hágalo ahora; si no... Que enfrente su destino con valentía".
Borg bufó de frustración. Esas no eran las palabras que quería escuchar. Y dudaba que esas fueran las palabras que Niloctetes quisiera recibir.
Dándole la espalda al marqués, el general dijo: "Entonces la Gran Madre será la que decida su destino".
De repente un grito resonó en todo el departamento. El marqués musitó: "Parece que la Gran Madre escuchó su plegaria".