Relato: Pista de supervivencia

@vickaboleyn · 2025-10-11 17:47 · CELF Magazine

Nota de la autora: El presente relato transcurre durante los eventos del capítulo 29, publicado el día de ayer en este mismo espacio.

![3e5e68ed52aae37fb7c3b372b5d192e64c9d5fa1.png](https://64.media.tumblr.com/697becb7c8391bd174e35ec4d4915cfa/dc34fee487d44717-45/s540x810/3e5e68ed52aae37fb7c3b372b5d192e64c9d5fa1.png) **Imagen editada con Canva. Fuente de la imagen: [Pexels](https://www.pexels.com/es-es/foto/resfriado-frio-paisaje-naturaleza-14686950)**

Con una lámpara de plasma en mano, el marqués Viggo Nyx de Fertz examinó con detenimiento los restos de una fogata que habían encontrado durante su exploración por las selvas de Titán. Junto a la fogata había un rastro inequívoco de una serpiente pluvial, así como unas huellas de pies descalzos.

Pasaron dos semanas desde que él y su hermano Orhan, junto con un pequeño grupo de colaboradores, decidieran quedarse en la luna saturnina bajo la excusa de aprovechar su estancia para realizar una exploración científica.

Para el emperador, el hecho de que uno de sus consejeros más formidables tuviera intereses científicos no era extraño. De hecho, creyó que su interés por atrapar el Bóob con intenciones científicas eran normales. Sin embargo, insistió en que tomara al menos a sus mejor guardias con él para garantizar su seguridad. Viggo señaló que con él se iban a quedar Orhan, Aghar y cinco de sus hombres. Le aseguró que estaría de vuelta en Saturno a finales del año estelar, justo a tiempo para el Festival de Las Lunas.

El emperador no estaba del todo convencido, pero al final accedió, pues sabía que, a pesar de su estado de salud actual, el marqués todavía tenía las fuerzas para poder defenderse, y más cuando lo acompaña el mercenario del príncipe Haeghar, y tres de sus mejores hombres. Incluso los acompañaba Aghar, la dama de compañía de la desaparecida dama Güzelay Borg, a quien Viggo empleó como la encargada de preparar la comida.

"Ella estuvo aquí. Y no estaba sola", comentó mientras se volvía hacia sus compañeros. "Una serpiente pluvial estaba descansando aquí. No hay más huellas de pies descalzos".

"¿Cree usted que ella... se trepó sobre esa criatura?", cuestionó Gioni, uno de sus hombres.

"Es posible. Quizás no lo supo hasta que fue demasiado tarde".

Gioni y sus otros dos compañeros sacaron sus espadas en señal de luto, mas Aghar recriminó: "¡No saquen las espadas! Todavía no. Quizás ella está viva. Güzelay no se rinde fácilmente. ¿O acaso olvidaron lo que nos dijo un aldeano hace unas horas? Han visto un punto, una figura montada. ¡Tiene que ser ella!"

"Aunque fuera ella, dudo mucho que haya sobrevivido a semejantes alturas. Pudo haber caído en esta selva", repuso Orhan.

"O en los mares", murmuró Viggo, incorporándose. "Si ella sabe nadar, es probable que en estos momentos o haya encontrado tierra o haya muerto".

"Viva o muerta, debemos encontrarla", dijo Aghar. "Al menos que se le dé un entierro digno en su planeta natal".

"¿Y ya pensaste qué decirle a su familia?", puntualizó Cronio. "Aghar, seamos realistas: nadie sobrevive a esta luna. Hay monstruos de toda clase que pueden devorarte, y gente capaz de matarte".

Con tristeza, Aghar respondió: "Tienes razón, Cronio. No es probable que haya sobrevivido, pero al menos me gustaría que fuese enterrada en su hogar, con los honores que merece por haber tenido la osadía y el valor suficientes para desafiar lo que se esperaba de ella".

Viggo no dijo nada. Se quedó contemplando el cielo nocturno, con el pesar en el corazón y en el alma. La joven había arriesgado mucho, y quizás hasta había subestimado a Titán como un todo. Los pocos que lograron salir de Titán y regresado a Saturno morían a unos cuantos días después; el discurso oficial dirían de heridas sin sanar o de estrés extremo, la realidad era que algunos familiares ordenaban sus muertes para poder reclamar su herencia o callar secretos que nadie quiere que se sepan.

Güzelay podría sufrir el mismo destino si se le ocurría regresar a Saturno. Quienes estaban interesados en su muerte no eran otros que el general Adelbarae Borg y la Alta Concubina Ecclesía Padernelis. Y quizás el resto de la familia Borg, ahora que lo pensaba.

Niloctetes podrá fingir bien su simpatía por aquella muchacha, pero tarde o temprano se le caería la máscara hipócrita que portaba en ese momento. Ennio y Ralna simplemente se sentirían aliviadas de saber que, si bien no hay hijos de por medio, la terrícola ya no formaría parte de su familia, pues sentían vergüenza de estar emparentadas con esa "campesina terrícola", como dijeron en algún momento.

"Acamparemos aquí", dijo, volviéndose hacia sus compañeros. "Al amanecer reanudaremos la marcha. Nos iremos a las costas".

![48QuiDaEw9LGu6saydqxzzToT8Rt1QnnZqfzXBKw7zkqNZ9bB7AdfyPU2hqKoo4fBr.gif](https://images.hive.blog/0x0/https://files.peakd.com/file/peakd-hive/vickaboleyn/48QuiDaEw9LGu6saydqxzzToT8Rt1QnnZqfzXBKw7zkqNZ9bB7AdfyPU2hqKoo4fBr.gif)

#spanish #writing #narrativa #fiction #r2cornell #palnet #creativecoin #castellano #scifi
Payout: 0.000 HBD
Votes: 50
More interactions (upvote, reblog, reply) coming soon.