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 **Imagen editada con Canva. Fuente de la imagen: [Pexels](https://www.pexels.com/es-es/foto/puesta-de-sol-27076936)**
De vez en cuando podía vislumbrar en la lejanía a distintos tipos de animales, desde braquiosaurios hasta seres peludos de grandes proporciones con cabezas pequeñas parecidos a unos osos. Cuando me detenía a descansar, procuraba encontrar un lugar seguro; nunca se sabe si algún depredador te podía atacar por sorpresa o si los saturninos podrían atraparme de nuevo.
Al caer la tarde, empecé a buscar ramas de árbol y unas piedras para hacer una hoguera en algún lugar despejado. Tenía hambre, así que me fui a recolectar algunas bayas que el marqués solía mostrarme durante nuestro recorrido. Esas bayas eran de un color morado con puntos blancos que tenían un sabor semiamargo. Recuerdo que el marqués me contó que esas bayas eran ricas en proteínas y vitaminas, y que solo crecen en pocas zonas de Titán.
Mientras observaba la madera consumirse por el fuego, empecé a hacer memoria de todo lo que me había pasado hasta ese momento. Antes de desmayarme, me pareció ver al marqués pelear con uno de los nativos con la habilidad de alguien experimentado en el combate cuerpo a cuerpo, a pesar de su edad y su apariencia enclenque.
Aghar me había contado algunas cosas del marqués Viggo Nyx de Fertz poco antes de partir del campamento. Mi mayor sorpresa fue que él era hermano mayor de Orhan, a quien le llevaba 13 años de diferencia. Podría jurar que ambos no se parecían para nada, pero Aghar no tardó en explicarme que Orhan era hijo de la segunda esposa esclava del marqués anterior, quien murió en el parto. Los dos fueron criados por igual por la familia, llegando ambos a tener carreras militares.
Los Nyx eran una de las pocas familias que se negaban rotundamente a acatar la tradición del descarte de hijas. Para ellos, una hija tenía el mismo valor que un hijo, y restaban importancia al orden de nacimiento. Otra familia que pensaba de manera similar eran los Bey… De la cual provenía la fallecida duquesa de G.
Di un respingo ante aquella revelación. La duquesa era la hermana mediana del general Bey; había otra hermana, la más joven, de nombre Elia, quien había desaparecido después de la muerte de la emperatriz Ilya, a quien servía como dama de compañía. Cuando le pregunté si el príncipe Haeghar sabía ese detalle, me dijo que siempre lo supo, solo que procuraba no hacer mención del asunto por respeto a ella y por protegerla de los Padernelis.
Miré hacia las estrellas, con una súbita comprensión respecto a los sentimientos de odio de la duquesa hacia Ecclesía. Nunca olvidó a sus hermanos, nunca olvidó a la culpable de toda la tragedia familiar. De un modo u otro buscaba cómo minar la influencia de los Padernelis, siendo sus acciones la única manera de honrar a sus hermanos. Ahora ella descansa en paz junto a ellos, quizás lamentándose no haber podido hacer más por destruir la influencia de los Padernelis, y por extensión a todos los aliados de esa familia, incluyendo a los Borg. Quizás por eso me contó lo del hijo de D’leh: porque sabía que en cualquier momento tomaría la iniciativa del contraataque.
Y no se equivocó del todo. Usé ese conocimiento, mas no fue de la forma prudente. Me dejé llevar por las ganas de ver a esa maldita retorcerse al ver cómo su secreto recorre todo el palacio una vez que estuvieran de vuelta. Sin embargo, mi desatino fue haber elegido un mal momento para soltar la bomba.

La cacería había terminado. Oficialmente me han dejado en esta jungla sin ninguna probabilidad de regresar.
Cerré los ojos, asimilando la realidad de mi situación. Hice un par de respiraciones profundas antes de incorporarme y pensar qué hacer a partir de este momento. Si quiero salir viva de aquí, debo continuar mi recorrido hacia alguna aldea que pudiera proporcionarme techo y comida para ganar fuerzas, así como esperar alguna nave que pudiera llevarme al Convento de las Nornas.
¿Extrañaré a alguien en el proceso? Solo a mis compañeras del harén, a los eunucos, a Aquilla, a la princesa Meleke, a Aghar, a Orhan, al marqués Viggo, hasta al príncipe Haeghar, a quien le deseo mucha suerte en su gobierno. Los demás pueden irse directo a chingar a su madre, en especial mi ahora ex marido y su familia.
### Continuará 