Una terrícola en Titán - Capítulo veintisiete

@vickaboleyn · 2025-08-21 17:43 · CELF Magazine

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Un espinosaurio. Un jodido espinosaurio apareció delante de mí, listo para devorarme en un santiamén. Ni siquiera en mis peores pesadillas podía concebir que este fuera el final de mi travesía por esta vida, si es que hay alguna otra más allá de la muerte.

Intenté zafarme, sin apartar la mirada de aquella bestia prehistórica que parecía salida de las peores pesadillas de una persona con insomnio. Me niego rotundamente a aceptar que mi vida acababa ahí, en las fauces de semejante pesadilla prehistórica. Me niego a ser devorada.

De repente, un rugido irrumpió la escena. El espinosaurio, que parecía reconocer el rugido, mostró los dientes y gruñó. Volví mi mirada hacia atrás lo mejor que pude.

“¡Por todos los santos! ¡¿Qué mierda…?!”, musité, incrédula, al ver cómo veía salir del torrente de lava un animal peludo, de tono rojizo, con tenazas gigantes, una cola con aguijón, de cuerpo largo, con ojos rojos como el fuego que le profería una mirada siniestra. La lava se paseaba como un río en cada parte del cuerpo, como si fuera parte de su coraza.

Estaba empezando a preguntarme si perdí la cabeza, si estaba soñando y aún me encontraba en el campamento, o si esto era la vida real y yo estaba en la dimensión más surrealista de mi vida. Y por si la cosa no se podía poner todavía más insólita, los nativos que estaban observando todo empezaban a gritar, como si buscaran incentivar el conflicto.

Miré primero al escorpión y luego al espinosaurio. Ninguno se movía. Parecía que estaban analizando si atacar o retirarse. No, el silencio que surgía entre ellos era sin duda aciago, y yo no quería verme envuelta en el conflicto. Con ahínco renové mis esfuerzos por deshacer los nudos y escapar hacia la selva.

El infierno estalló. El espinosaurio atacó primero. El escorpión, con su aguijón en alto, fue el primero en dar el golpe al insertar el aguijón en el hocico del espinosaurio. Éste no se amilanó; sus fauces intentaban morder una de las tenazas.

“¡Joder, joder, joder!”, murmuré con desesperación mientras luchaba con los amarres. “¡Vamos, por favor! ¡Dios, ayúdame!”

Cuando creí que estaba a punto de conseguir desatarme una mano, la cola del espinosaurio me dio un golpe, lanzándome cerca de las orillas del río de lava. La plataforma se rompió en el acto por la fuerza del golpe; las cuerdas se aflojaron un poco, lo que me permitió desatarme con mayor facilidad.

Me levanté adolorida, con la mirada enfocada en las dos criaturas enroscadas. Tenía que marcharme, aprovechando que aquellos dos seres se atacaban entre sí.

De repente una flecha rozó mi rostro. Me volví hacia atrás. Por lo visto los nativos no querían que se les escapara. Uno de ellos me apuntaba con su arco.

Que se jodan.

Me interné entre los arbustos, corriendo lo más rápido que mis pies me podían permitir. A lo lejos se escuchaban los gritos de los nativos. No sé si decidieron cazarme o dejarme ir, pero no me iba a quedar a averiguarlo.

Cuando llegué a las cercanías de lo que parecía ser una cueva, me dejé caer un momento a los pies de un árbol.

Miré a mis alrededores. Cerré mis ojos, tratando de regularizar mi respiración y mantener la calma. Necesitaba pensar en frío los siguientes pasos a seguir en este escape accidentado. Siendo honesta, debí haber sido más cuidadosa, más cauta, y quizás más estratégica. Fue mi error no medir las consecuencias de mis actos anteriores y no prepararme para asuntos extremos como este.

Si mi abuelo Pedro viviera y me viera, quizás se reiría de mí antes de recordarme que siempre debo estar un paso adelante, teniendo un plan B y un plan C a la mano. Recuerdo bien aquellos días en que Gil y yo nos internábamos con él en el monte por las tardes, explorando cada rincón de ese vasto mundo desconocido que rodeaba el pueblito de Calakmul en Campeche. En nuestras caminatas nos preguntaba qué planes alternativos teníamos ante una situación de extravío en los montes. Nosotros, ya en ese entonces unos adolescentes, solíamos responderle que siempre tuviéramos a la mano una luz de bengala y una radio. O que dejáramos marcas que nos indicara el camino de regreso al punto de partida.

Pero en este caso, no hay un punto de partida ni un retorno a un espacio seguro. En especial cuando en el campamento podría encontrar la muerte.

Mi vida empezaba a correr peligro desde el instante en que cometí el lamentable error de hablar de más con alguien que nunca fue de mi entera confianza. Por lo que Orhan me advirtió antes de marcharme con el marqués, Ecclesía estaba furiosa contra mí por desenmascarar su treta tras su confrontación con Adelbarae, quien estaba visiblemente decepcionado al descubrir que todo este tiempo había idealizado a una mujer que nunca lo amó.

A modo personal, esa situación me daba igual. Adelbarae y su familia podían irse a la mierda en lo que a mí respectaba, pero supuse demasiado tarde que este error podría costarme la vida.

Levanto la mirada hacia la bóveda nocturna. Las lunas Jápeto y Encélado se levantaban gloriosas con sus cortes estelares, una junto a la otra, como dos esferas de luz. Me pregunto si en ellas también hay selvas y lagunas con criaturas fantásticas; sería genial regresar a la Tierra con evidencia de vida.

Sonreí quedamente.

La Tierra. Mi amado hogar. Mi familia, mis amigos, mis libros. Mi universo entero. Daría lo que fuera con tal de regresar y abrazarlos a todos, de contarles lo que viví en estos lugares lejanos. Quizás sonarían a esas historias que el abuelo solía contarnos a mí y a Gil cuando éramos niños, los mismos relatos que decidió trasladar a papel mas nunca pudo terminar.

Me levanté con dificultad y me puse a buscar algunas ramas para llevarlas a la cueva. La espalda me dolía mucho, pero tenía que aguantarme hasta encontrar algún poblado en donde me puedan ayudar a largarme de aquí.

## Continuará ![48QSkK4hn8g4RU5cLNsDbfxS8HweR3cL5eeKNVDytbhNV7br8Z4pMo15AFiycE13tq.png](https://images.hive.blog/0x0/https://files.peakd.com/file/peakd-hive/vickaboleyn/48QSkK4hn8g4RU5cLNsDbfxS8HweR3cL5eeKNVDytbhNV7br8Z4pMo15AFiycE13tq.png) #### Si quieres leer esta historia desde el principio, puedes leer aquí o en [Wattpad](https://www.wattpad.com/story/376270676-una-terrícola-en-titán)

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