Vergüenza, rabia, impotencia, frustración y un largo etcétera fue lo que dejó el último partido por las eliminatorias al mundial 2026 para la Vinotinto, nuestra Vinotinto.
Quería escribir ayer justo al terminar el encuentro pero creo que lo más sabio es esperar a que las emociones bajaran un poco, para que no solo sea un escrito por emoción sino también acompañado de la razón. Lo primero que buscamos ante una derrota tan dolorosa como la de ayer es un culpable, y de esos hay muchos a los cuales podemos apuntar.
Creo que el principal es el técnico de la selección, quien no le dio ni las herramientas ni la tranquilidad necesaria que un juego tan importante como el de ayer ante Colombia demandaba. Todo lo contrario, la incertidumbre y el temor que vimos durante gran parte de las eliminatorias ayer se vio a gran escala durante todo el partido, y sobre todo en el segundo tiempo. Venezuela comenzó bien, incluso adelantándose hasta en 2 oportunidades, pero careciendo de buena defensa para mantener el marcador. Con todo, el primer tiempo quedaba empatado a 2 así que las ilusiones a pesar del resultado favorable para Bolivia en El Alto estaban allí cerca, muy cerca. Y es aquí donde siento que todo cambió.
Durante el primer tiempo le comenté a quienes veían el juego conmigo que la mitad de la cancha estaba desprotegida, por lo que las segundas pelotas eran de Colombia y aún asi Venezuela logró marcar dos goles. Pero en el segundo tiempo la situación fue de mal a peor. Todo el equipo atacando como si solo quedarán pocos minutos para el final y apenas empezaba el segundo tiempo. Una defensa más frágil de lo que ya había demostrado ser y una descompensación total en la zona donde Colombia no perdona, su zona de ataque.
Tras caer el tercer gol cualquiera pensaría que se debía atacar aún más pero la realidad era otra, era momento de reorganizarse y, contrario a lo que se esperaba por muchos, calmar las cosas para luego sí buscar el empate. Pero eso no pasó y aquí culpo totalmente al técnico porque él está allí viendo lo mismo que nosotros, y no está corriendo como para no poder darse cuenta de que es momento de hacer algo. Lo veíamos los fanáticos que apenas sabemos algo de fútbol, así que con más razón él debía actuar para cerrar los espacios lo máximo posible.
Pero nada de eso ocurrió, y llegó el lapidario cuarto gol. Allí las pocas esperanzas que habían de esfumaron por completo. Ahora sí no quedaba otra opción más que atacar y esperar que Colombia a la contra no nos liquidara. Era más que nada buscar un milagro, o mejor dicho, varios milagros en media hora. Los goles 5 y 6 no hicieron más que dejar tan claro como el agua que el planteamiento fue malo desde el comienzo y solo por la calidad de algunos de nuestros jugadores se había podido marcar goles, pero de fútbol y herramientas no vimos nada. Por eso culpo al Bocha Batista ante tan terrible resultado, el peor en la historia, por talento y recursos, es una humillación, la más grande del deporte venezolano, sin ninguna duda.
Y como si fuera poco, no se atrevió a dar la cara ante los medios, pidiendo disculpas por no responder preguntas pero no por lo ocurrido en cancha. Y en el caso de los jugadores, no te puedes dejar hacer 6 goles y menos en un partido como este, era ir a por todas y, salvo dos o tres, no dieron la talla.
Leyendo este escrito quizás entiendan que ayer prefiriera no escribir porque todas esas emociones estaban a flor de piel. Ahora no queda de otra más que recoger los pedazos otra vez e intentar repararlos de cara a una nueva eliminatoria, después de esta inmensa decepción, una más en la historia de nuestro fútbol.
English
