Lo veo venir parada desde mi balcón, él no conoce de mí, de mis deseos, de cómo llego a imaginarlo en las noches, en todos los planetas, dimensiones, en todo el universo. Pasa sonriente en charla con sus amigos que siento me roban su atención. Pasa sin levantar la vista, mi balcón es insignificante, nada ofrece, ni colores, ni plantas, ni luces. No sabe que existo, para él soy vacío, soy la nada. Lo veo alejarse calle abajo sin saber que ya estoy lista para amarlo.
Se acerca la hora en la que pasa por mi balcón y yo todavía no he terminado de sembrar helechos que coloco en masetas aéreas por todo el borde. Espero que aprecie la belleza botánica, arquitectura de mis manos dedicada a él. Ya puedo distinguir al Adonis de mis sueños. Espero pacientemente el momento exacto para regar mis helechos. El agua drenará y caerá sobre él como gotas benditas que obrará el milagro del amor. Pero hasta el agua es traidora, trabaja humedeciendo primero la tierra para después caer como lluvia cuando él ya ha pasado, sin mirar arriba, sin decir adiós.
Es hoy, el día es hoy. Arreglo cuidadosamente mi cabello, mis ropas, unos tacones que apenas me dejan caminar. Espero bajo el balcón cuando lo veo venir. Mi pulso se acelera y me siento desmayar, cierro los ojos y pido valor. Camino ansiosa a mi deseo, no puedo pensar en nada más que en él, ya casi lo alcanzo, por primera vez sus ojos se encuentran con los míos y justo en ese momento tropiezo con mis miedos. El me levanta en sus fornidos brazos y yo me siento volar.
Sigo adornando mi balcón, coloco luces de colores y pinto de un verde esperanza sus paredes. A la hora exacta soy reina de mi altar para que nuestras miradas se encuentren, sonríe levanta su mano y me saluda, es todo…
Ya han pasado diez años, regreso a mi antigua casa donde todavía viven mis padres. Recorro cada rincón sintiendo ese olor a hogar, a niñez, a sueños. Salgo al balcón, paredes verdes descoloridas, masetas aéreas con solo tierra. Sonrío mientras los recuerdo se agolpan en mi mente. Miro la calle de mi Adonis al que nunca pude robarle un beso, ¡cuánta inocencia¡ Ahora soy yo quien decide, cierro el balcón y salgo a vivir la vida.
Dedicado a todas las que tuvimos un amor en la adolescencia y no supimos cómo enfrentarlo…
TEENAGE LOVE I see him coming, standing from my balcony. He doesn't know about me, about my desires, about how to imagine him at night, on all the planets, dimensions, in the entire universe. He passes by smiling, chatting with his friends, who I feel are stealing my attention. He passes by without looking up. My balcony is insignificant, offering nothing, no colors, no plants, no lights. He doesn't know I exist; to him, I am empty, I am nothing. I watch him walk away down the street, unaware that I am ready to love him.
The time approaches when he passes by my balcony, and I still haven't finished planting ferns that I place in small, airy pots around the edge. I hope he appreciates the botanical beauty, the architecture of my hands dedicated to him. I can already distinguish the Adonis of my dreams. I wait patiently for the exact moment to water my ferns. The water will renew and fall upon him like blessed drops that will work the miracle of love. But even water is treacherous, it works by first moistening the earth and then falling like rain when he has already passed, without looking up, without saying goodbye.
It's today, the day is today. I carefully arrange my hair, my clothes, and heels that barely let me walk. I wait under the balcony when I see him coming. My pulse races and I feel faint. I close my eyes and pray for courage. I walk anxiously toward my desire, I can't think of anything but him. I'm almost there. For the first time, his eyes meet mine, and just at that moment, I stumble upon my fears. He lifts me in his strong arms, and I feel like I'm flying.
I continue decorating my balcony, hanging colored lights and painting its walls a hopeful green. At the exact moment, I am queen of my altar so that our gazes may meet. He smiles, raises his hand, and waves to me. That's all…
Ten years have passed. I return to my old house where my parents still live. I walk through every corner, smelling that scent of home, of childhood, of dreams. I go out onto the balcony. Faded green walls, airy flowerpots with only earth. I smile as the memories crowd my mind. I look at the street of my Adonis, from whom I could never steal a kiss. Such innocence! Now I'm the one who decides. I close the balcony and go out to live life.
Dedicated to all of us who had a teenage crush and didn't know how to deal with it...
El texto es mi creación / The text is my own creation
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