Disfrutar de buena Música siempre es la mejor opción. Un nuevo disco es presentado, nominado ya a los Latin Grammy. Para disfrutarlo, desde temprano nos dirigimos al Karl Marx, teatro de los grandes acontecimientos en Cuba. Afuera del lugar siempre es un hervidero de personas y vendedores ambulantes, todos dispuestos a disfrutar de la buena música. En el Lobby se mezclan las fotos, las risas, las conversaciones, las luces, los amigos que se encuentran y en su interior asientos que aguardan por el exportador curioso que desea ser sorprendido.
En pocos minutos lo que parecía en un principio ser un teatro vacío comienza a colmarse de personas. Ya todas las sillas están cubiertas y continúan entrando llenando también los pasillos, nadie quiere perderse al maestro.
Como palabras iniciales colocan una grabación de Celia Cruz donde premonitoriamente augura el nacimiento de un grande en la Música Cubana, y hoy somos testigo de ello. ¡Arriba el telón¡ y un torrente de música invade la sala. “Alain Pérez y La Orquesta”, en ese momento es cuando aprecias que las butacas del teatro no son necesarias, que pagaste por estar sentado pero que disfrutas todo el concierto de pie, bailando, aplaudiendo y coreando.
Alain te toma de la mano y te lleva a donde él quiere: te pasa de la Rumba al Bolero, del Son al Jazz, de la Timba al Rock, de lo clásico a lo popular, no existe género musical, ni época, que no sucumba ante sus encantos. Los invitados al disco son de lujo y aunque no estuvieron presentes todos enviaron su mensaje de buenos deseos al artista y su fonograma, Gilberto Santa Rosa, Luis Enrique, Tito Nieves y un Issac Delgado que lo acompañó interpretando la canción que le da título al álbum.
Personas de todas las edades, sobre todo jóvenes estudiantes de música disfrutando del maestro. Todos con la certeza de que este será otro ¡BINGO! en la historia de la música cubana.
El texto es de mi creación y las imágenes también Gracias por su visita.