Entramos al vagón y el señor que entró junto conmigo y la otra señora intentó empujar al señor de la silla de ruedas desde adentro pero no lo logró. Al ver el intento fallido del señor mayor, la persona que estaba en la silla de ruedas empezó a insultarlo y en pocas palabras le dijo que lo dejara porque él podía solo (prefiero ahorrarme las malas palabras que dijo).
Mientras esto sucedía, yo solo miraba, sin saber qué hacer, por un momento pensé en ayudar al sujeto de la silla de ruedas pero a pesar de su discapacidad, intimidaba mucho: le faltaban un brazo y una pierna, a pesar de tener una piel morena las cicatrices en varias partes de su cuerpo se notaban fácilmente y su ojo izquierdo no tenía iris ni pupila. Si, parecía salido como de película de terror.
Ante todo esto yo me preguntaba ¿qué nos pasa? Qué ocurre con nuestra sociedad, parece que la buena voluntad de las personas se ve opacada por el pesimismo y la negatividad de unos pocos, y digo unos pocos porque creo firmemente que en este mundo aún somos más los buenos que los malos, y no debemos dejarnos llevar o permitir que nos afecte el mal carácter de otros. Ese día admiré mucho al señor mayor, quien pese a su avanzada edad y su delgadez optó por ayudar a su prójimo. Definitivamente que haciendo el bien sin mirar a quién algún día podremos hacer de este, un lugar mejor.