Saludos hivers-nautas de #gems
Hoy les traigo esta reflexión:
Cuando afuera todo se desconfigura, se tambalea, se pervierte ➩ la economía, la política, la ética, la esperanza; etc, el hogar tiene que constituirse, por natural instinto de conservación y de fe, en un espacio invulnerable de resistencia íntima. No por el confort de sus paredes, sino por lo que se cultiva y se debe conservar dentro ➩ amor, moral, principios éticos, cuidado, memoria y silencio apacible que resguarda, escucha y condena. En tiempos de crisis, el hogar no es sólo refugio: es templo sagrado de lo esencial. En mi caso, cada gesto o expresión cotidiana de resistencia que me conecta, indefectiblemente, con el fogón de carbón intentando encenderse, la conversación sigilosa en tono bajo y pausado, el rincón donde escribo para hive, se vuelven no sólo rutina, sino ritual. Y cada presencia que penetra en él, debe honrar ese ritual. Allí, no habrá lugar para la negatividad que desgasta, para el ruido y la intención que profanan.
Entonces, ese umbral se convierte en frontera ética y no entrará quien no se ha ganado estar. Porque el hogar es espacio donde se fragua la dignidad y la moral que luego se lleva al mundo. En medio del caos, deberá ser recinto de resistencia, pero también de luz. No es sólo impugnación a lo que el descorcierto nos ofrece, ni palabrería: es convicción y actitud. Y en ello, hay una voz ética poderosa y silenciosa que nos dice: aún en crisis, aquí, en este templo que es mi hogar, se cuida lo que vale, porque a fín de cuentas es lo que importa...!!
➥ Contenido propio y original. Sin IA. Imágenes Pixabay. Banners creados por mi. Separadores uso libre. Traducción: Google translate
"The home in times of crisis: temple of the essential"...
Greetings hivers-nauts from #gems
Today I bring you this reflection:
When everything outside is disconcerted, shaken, perverted ➩ the economy, politics, ethics, hope; etc., the home must be constituted, by a natural instinct of preservation and faith, into an invulnerable space of intimate resistance. Not because of the comfort of its walls, but because of what is cultivated and must be preserved within: love, morals, ethical principles, care, memory, and the peaceful silence that protects, listens, and condemns. In times of crisis, the home is not just a refuge: it is a sacred temple of the essential. In my case, every gesture or daily expression of resistance that connects me, inextricably, with the coal stove trying to light, the secret conversation in low, measured tones, the corner where I write for hive, becomes not just routine, but ritual. And every presence that enters it must honor that ritual. There, there will be no room for the negativity that wears you down, for the noise and intention that desecrate.
Then, that threshold becomes an ethical boundary, and no one will enter who does not It has earned its place. Because home is a space where dignity and morality are forged, which are then carried out into the world. In the midst of chaos, it must be a place of resistance, but also of light. It's not just a challenge to what confusion offers us, nor just empty words: it's conviction and attitude. And in this, there is a powerful and silent ethical voice that tells us: even in crisis, here, in this temple that is my home, we care for what is valuable, because ultimately, that's what matters...!!
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