Sometimes my peace is red / A veces mi paz es roja (ENG-ESP)

With arms open like the pages of a book, I arrived at Holos Lotus, once again, to participate in one of the initiatives of this wonderful community to which we always return.

On this occasion, the initiative invites us to open up about a theme that has been dreamed of since ancient times, but not always achieved: peace.

On a personal level, it is a painful, constant struggle, with very small steps of progress and many steps of setback, at least in my case. Incapable of being indifferent to the pain of others, to injustices, incapable of being indifferent to life, I tend to put at risk that peace that has cost me so much to achieve and that I have today, yes, but it does not remain all the time, but rather it comes and goes, at times.

And, for me, it is something that I try to live in the simplest way every day. I understand that everything is about balance and that both happiness and peace are perishable states, that fluctuate, that come and go despite all the effort we put into maintaining them. If someone has found one hundred percent peace, and no matter what happens around them, they do not lose it, allow me to take my hat off to you, because it is a really difficult task.

I don't usually lose it for long either. Sometimes I even think that it is still there, it just changes its white color to an intense red.

I know that she is still there, camouflaged, but alive.

When my world turns into chaos, I have my own refuges, tips and actions to recover it as soon as possible.

Cultivating my inner peace is an unbreakable process, because it is not always easy for me to stay calm. There are days when worries or haste shake me, but I have learned that peace does not mean the absence of problems, but the way I decide to face them. Therefore, every day I look for moments of silence, even if they are short, to listen to myself and reconnect with myself. Sometimes it is enough to close your eyes, take a deep breath and let everything calm down inside.

Among my favorite practices is writing. When I put into words what I feel, I manage to organize my thoughts and release what weighs me down.

Or stare at something pretty, like:

a sunset

The Bienteveo that sing in my window

My son. 🥰

They are simple actions, I know, but they remind me that life flows and that I can also flow with it.

Another habit that sustains me is gratitude. Stopping for a moment to be grateful for the good of the day, no matter how small it may seem, changes the way I look at the world. Gratitude helps me not get caught up in what is missing or what hurts, but rather to recognize what I already have and value it.

In short, I believe that peace is not a permanent state, but a path that is built step by step. Sometimes I stumble, get messy and impatient, but I try again. Because every time I manage to remain calm, even for a moment, I feel that my life becomes lighter and that I can share that serenity with others.

In the end, peace begins within oneself and, when we cultivate it within, it is inevitably reflected outside.

Thank you for accompanying me with your reading, I leave you a hug and I invite @maylink and @iriswrite to participate in this initiative.

Until the next meeting.

This post was written without the use of AI. The images belong to me and the banners were designed in Canva.

English is not my native language, so I used Google’s free translator to make this translation. I apologize for any possible grammatical and agreement errors.

Thank you for visiting my blog. I hope you liked it and that you come back soon. I will be waiting for you. ¿Will you come back?*

De brazos abierto como las páginas de un libro llego a Holos Lotus, una vez más, para participar en una de las iniciativas de esta maravillosa comunidad a la cual regresamos siempre.

En esta ocasión, la iniciativa nos invita a abrirnos sobre una temática que ha sido soñada desde los tiempos más remotos, pero no siempre alcanzada: la paz.

A nivel personal, es una lucha dolorosa, constante, con pasos muy pequeñitos de avances y muchos de retroceso, al menos en mi caso. Incapaz de ser indiferente al dolor ajeno, a las injusticias, incapaz de ser indiferente a la vida, suelo poner en riesgo esa paz que tanto me ha costado conseguir y que hoy la tengo, sí, pero no permanece todo el tiempo, sino que viene y va, a ratos.

Y es que, para mí, es algo que trato de vivir cada día en lo más sencillo. Comprendo que todo se trata de equilibrio y que tanto la felicidad como la paz son estados perecederos, que fluctúan, que vienen y van a pesar de todo el esfuerzo que pongamos en mantenerlos. Si alguien a encontrado la paz al ciento por ciento, y suceda lo que suceda alrededor, no la pierde, permítame quitarme el sombrero delante suyo, porque es una tarea realmente ardua.

Tampoco suelo perderla por mucho tiempo. Incluso, a veces pienso que sigue estando allí , solo que cambia su color blanco por un rojo intenso.

Yo sé que sigue estando allí, camuflajeada, pero con vida.

Cuando mi mundo se vuelve un caos, tengo mis propios refugios, tips y acciones para recuperarla lo antes posible.

Cultivar mi paz interior es un proceso inquebrantable, porque no siempre me resulta fácil mantener la calma. Hay días en los que las preocupaciones o las prisas me sacuden, pero he aprendido que la paz no significa ausencia de problemas, sino la manera en que decido enfrentarlos. Por eso, cada día busco momentos de silencio, aunque sean cortos, para escucharme y reconectar conmigo misma. A veces basta con cerrar los ojos, respirar profundo y dejar que todo se aquiete por dentro.

Entre mis prácticas favoritas está escribir. Cuando pongo en palabras lo que siento, logro ordenar mis pensamientos y liberar aquello que me pesa.

O quedarme mirando algo bonito, como:

Un atardecer

Los Bienteveo que cantan en mi ventana

Mi hijo. 🥰

Son acciones simples, lo sé, pero me recuerdan que la vida fluye y que yo también puedo fluir con ella.

Otro hábito que me sostiene es la gratitud. Detenerme un instante para agradecer lo bueno del día, por pequeño que parezca, cambia mi manera de mirar el mundo. La gratitud me ayuda a no quedarme atrapada en lo que falta o en lo que duele, sino a reconocer lo que ya tengo y a valorarlo.

Resumiendo, creo que la paz no es un estado permanente, sino un camino que se construye paso a paso. A veces tropiezo, me desordeno y me impaciento, pero vuelvo a intentarlo. Porque cada vez que logro mantener la calma, aunque sea por un instante, siento que mi vida se vuelve más ligera y que puedo compartir esa serenidad con los demás.

Al final, la paz empieza en uno mismo y, cuando la cultivamos dentro, inevitablemente se refleja afuera.

Gracias por acompañarme con su lectura, les dejo un abrazo e Invito a @maylink y a @iriswrite a participar en esta iniciativa.

Hasta el próximo encuentro.

Este post fue redactado sin el uso de IA. Las imagenes me pertenecen y los banners fueron diseñados en Canva.

Gracias por pasar por mi blog. Deseo que te haya gustado y que regreses pronto. Estaré esperando por ti. ¿Volverás?

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