¡Hola! / Hello!
En esta publicación, les traigo un pequeño Fic o relato de Resident Evil, donde narro los hechos ocurridos al final del video juego Resident Evil 6
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In this publication, I bring you a little Fic or story of Resident Evil, where I narrate the events that occurred at the end of the video game Resident Evil 6
Disclaimer: Los personajes pertenecen a CAPCOM, solo me pertenece la trama secundaria y los personajes creados por mi persona, no los hechos canónicos de la Historia de Resident Evil**
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Disclaimer: The characters belong to CAPCOM, only the subplot and characters created by me belong to me, not the canonical facts of the Resident Evil story

Los Personajes de Ada Wong, Leon S. Kennedy, pertenecen a CAPCOM,
La Manipulacion de los personajes pertenecen a Real-Ada
El fotomontaje de la caratula es de mi creación Zhines
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The characters of Ada Wong and Leon S. Kennedy, belong to CAPCOM,
The Manipulation of the characters belong to Real-Ada
The photomontage of the cover is of my creation Zhines
Un encuentro inesperado, un secuestro, y un viaje que los unirá a todos para conocer la verdad, Post RE6 y REr2, en un principio con un ligero cambio de planes durante Raccoon City
Fanfic: “Legado”
This note is only for the English version:
Sorry if I have any mistakes in grammar, although I speak English, the writing is a little more difficult, and it is the first time I publish something in this language.
I wait for your comments about it
Español
Capítulo 1: Encuentros
Es el 24 de Enero del año 2014, Leon empezaba su día recibiendo un enigmático correo electrónico, lo miró confundido, dudoso si abrirlo o no pues no tenía asunto y la dirección no se le hacía familiar. Desconfiado lo abrió y leyó con cuidado pero no decía gran cosa sólo indicaba una dirección que según el texto era la exacta para encontrarse de nuevo con Ada Wong y para darle un toque aún más inusual a su día leyó una advertencia; “conocerás una parte de la vida de esta mujer, una que desconoces totalmente así que no desesperes y sé paciente con ella”. No daba más instrucciones, no daba más indicaciones dejándolo aún más confundido que al principio ¿Quién rayos envió tal mensaje? Por un momento creyó que se trataba de una broma, si era así no le encontró el más mínimo chiste.
Hacía tiempo que no recibía noticias de ella, la última que se vieron fue una semana después de los acontecimientos en Taichi, estaba decidido a terminar con ése estúpido juego en el que no era más que un asqueroso peón pero no fue así, terminaron en una habitación siendo de nuevo partícipe de sus conocidos encuentros de una noche que concluyó, como siempre, a la mañana siguiente despertando solo en la cama con una nota de despedida en la mesa contigua; desde entonces no volvió a saber de Wong.
Cerrando así ése capítulo continuó con su ritmo de vida, ayudó a las debidas investigaciones donde finalmente la DSO y la B.S.A.A dieron a conocer al verdadero responsable de los atentados, se eliminó entonces el nombre dela asiática de la lista de acusados y se escuchó por primera vez en la historia el de Carla Radames junto con los escabrosos experimentos que Simmons sustentaba con ingresos del gobierno.
Sentado en su escritorio meditaba sin despegar el ojo al monitor de su ordenador, estaba dispuesto a seguir y aclarar de una vez por todas, su relación con esa endemoniada mujer pues estaba cansado de sus huidas y jueguecillos de niños. Decidido acudió con Hunnigan para rastrear la dirección de tan misterioso correo, el resultado lo impactó pues resultó ser la misma que tenía que visitar mandándolo a un viaje a Inglaterra.
Días después, Ada ajena a todo lo que ocurría al otro lado del continente, esperaba 2 pizzas para cenar y luego salir al cine junto a alguien muy especial. Escuchó el timbre, pensando que era el repartidor buscó el dinero en su bolso sacando un billete grande mientras abría la puerta
– ¿Cuánto son las pizzas y el refresco, joven? – ella estaba concentrada en sacar el dinero del bolso por lo que no prestó atención a quien tenía enfrente.
– No traigo la pizza Ada – respondió Leon sacándola totalmente de concentración y dejándola congelada en el sitio con los billetes en la mano.
– Leon, ¿Qué haces aquí?, ¿Cómo me encontraste? –preguntó nerviosa por primera vez en tantos, retrocedió unos pasos mientras él entraba a la casa y cerraba la puerta tras si.
–Vine a buscarte y tener explicaciones Ada, ya es hora que dejes de huir – la miró de arriba abajo como analizándola, llevaba puestos unos jeans negros semi degastados, una camiseta sujeta en su hombro derecho de color rojo y unos zapatos de tacón alto del mismo color que su camiseta, estaba vestida en una forma muy informal a como Leon estaba acostumbrada a verla, se diría que tenía un aspecto relajado, excepto por la situación que hacía verla tensa.
–Leon por favor vete, no debes estar aquí.
–¿A qué le tienes miedo, Ada? ¿Por qué tan nerviosa?
En ese instante sonó nuevamente el timbre y una voz proveniente del segundo piso alertó a ambos.
– Mamá, ¿Por qué no has pagado la pizza? ¿Quieres que tu hijo muera de hambre? – rezongó un adolescente apareciendo ante ellos, Kennedy quedó anonadado por la presencia del chico que los miraba de arriba abajo un poco confundido y por la forma en cómo se dirigió a Ada.
– Buenas tardes, no sabía que teníamos visitas - saludó el joven de forma más educada pasando su mirada entre la asiática y el rubio.
La situación comenzaba a tornarse incómoda hasta que el timbre sonó por tercera vez, se acercó a Ada, le quitó el dinero de la mano y se dirigió a abrir la puerta, recibió las pizzas junto al refresco y pagó. Mientras tanto Leon se dedicó a detallar al joven; era más alto que Ada pero un poco más bajo que él, cabello liso y hasta los hombros de color rubio cenizo, su color de piel ligeramente bronceada, unos ojos verdes inconfundible como los de su madre… El chico recibió el cambio y se dirigió hacia la mesa con las pizzas.
Ada estaba paralizada en el mismo sitio, Leon los observaba intentando procesar todo al paso en que estaba ocurriendo por su cerebro, junto con las miles de teorías que se le ocurrían en segundos.
– Mamá ¿el señor nos va acompañar a cenar o ya se va? – cuestionó desde la mesa, al ver que no contestaba decidió tomar la delantera.
– Por supuesto que los acompaño, soy un viejo amigo de tu madre, Leon Kennedy, mucho gusto– dijo acercándose y dándole la mano.
– Daniel Wong, esto es extraño usted es el primer amigo de mi mamá que conozco, siéntese por favor señor Kennedy” –señaló una de las sillas- Mamá siéntate, sé que detestas la pizza fría.
– Sí, claro- espetó tomando su lugar en la mesa como si estuviera a punto de recibir una sentencia de muerte.
– Bueno señor Kennedy, aquí tenemos la típica pizza margarita, que es la que le gusta a mi mamá, la triple queso, triple salsa y mucho peperoní.
–¿Es en serio?, así es como me gusta la pizza también y por favor no me digas señor Kennedy, llámame Leon.
– Excelente Leon! Suena más informal- con una sonrisa Daniel celebró el que no tuviera que llamarlo de forma tan formal, honestamente no era lo suyo – Ya que estás aquí ¿por qué no nos acompañas al cine?
– No sé si Leon tenga tiempo para eso, Daniel. No seas aprovechado – contestó molesta reaccionando por fin y haciéndose partícipe de la conversación, no le gustaba el rumbo que estaba tomando y regañando a su hijo buscó retomar el control y votar de forma elegante la invitación para alejar a Leon lo más pronto posible.
– Soy una persona ocupada, sin embargo, siempre hay tiempo para divertirse, así que claro, me encantaría ir con ustedes - al terminar le dedicó una gran sonrisa a Daniel que le regresó el mismo después le clavó una mirada triunfadora a Ada, no se libraría de él tan fácilmente. No ésta vez.
– ¡Excelente! Al terminar de comer compraré la otra entrada en línea- expresó su emoción devorando rápidamente la mitad de la pizza junto a Leon mientras Ada absorta en sus pensamientos apenas comía su segunda pieza, los hombres aprovecharon la situación acabando sin piedad con su ración.
La cena había terminado, sin tardar un segundo Daniel subió a su habitación, Ada trató de huir de Leon yéndose hacia la cocina, pero no le funcionó.
– Así que eres una dulce madre de un activo adolescente, ¿por qué no tuviste la decencia de decírmelo?, ni siquiera cuando compartíamos la noche – dijo con mucho reproche.
– Tuve y tengo mis razones para esconderlo del mundo, haría cualquier cosa con tal de mantenerlo sano y salvo- fue su respuesta, el rubio iba a contraatacar, pero se vio interrumpido por Daniel que entró con una llamativa chaqueta roja con negro, un celular en su mano y una chaqueta negra que entregó a su madre.
– Ya compré la entrada que faltaba, tuve suerte y conseguí que estuviera junto a nosotros, mejor nos vamos, no quiero llegar tarde – dijo tomando las llaves del auto.
– ¿A dónde crees que vas, Daniel Wong? Sabes bien que no puedes manejar hasta que apruebes tu examen de conducir – ella se adelantó, le quitó las llaves tomando su bolso y saliendo por la puerta.
– ¿Siempre es así contigo?
– No siempre… Bueno, creo que me lo merezco, hace un mes me llevé el auto sin permiso para ir a un concierto de Green Day, aun no me lo perdona- rió lacónico. La misma sonrisa de su madre.
– Mejor salimos antes de que vuelva a castigarte.
Durante el camino, Ada permaneció en completo silencio escuchándolos hablar como si se conocieran de toda la vida, ella sólo los miraba de reojo sin decir una palabra, Leon pensó que si el volante tuviera vida estuviera gritando pidiendo que lo soltaran pues lo apretaba fuertemente.
Al llegar, la mujer salió rápidamente del auto dirigiéndose hacia el cine con los dos hombres detrás, aun hablando de todo un poco, al llegar a la entrada del cine Daniel sacó su celular.
– -¿Leon, puedes tomarnos una foto junto al poster?
– Sí, claro – tomó el celular y ve que antes de tomar la foto le da un beso en la mejilla a su madre.
– Tómala así – dijo sin despegarse de su ella, luego de tomar la foto se les quedó viendo.
– Siempre que venimos al cine, nos tomamos una foto junto al poster de la película, es como una tradición – explicó aun abrazada a su hijo.
– Hablando de tradición – el chico señalaba el bolso de su madre, ella entendió el mensaje, no había terminado de sacar el dinero cuando su hijo le arrebató unos cuantos y se alejó rápidamente unos pasos.
– ¡Daniel Wong! – le reprochó.
– Yo también te quiero mamá, Leon ¿Coca-Cola y cotufas con mantequilla? – preguntó mientras caminaba de espaldas.
– Sí, está bien.
Daniel desaparece entre la multitud de gente hacia la zona de golosinas mientras Ada y Leon se dirigieron a la sala de espera, ambos se sentaron en unas mesas, luego de unos minutos de incomodo silencio, Kennedy explotó.
– Educado y arrogante a la vez, cabello rubio cenizo… De verdad que no entiendo como no pudiste decirme que tenías un hijo.
– Te dije que tengo mis motivos.
– ¿No confías en mí? ¿Acaso no teníamos una relación, complicada, pero una relación al fin?
– Eres tú el que no puede entender, el simple hecho de tener un hijo, de que él sea mi hijo hace que su vida sea complicada; Lo he cambiado de escuela cada vez que termina un grado en una ciudad diferente, él es lo único que tengo, he recibido al menos una docena de amenazas contra mí, si le pasa algo… – su voz empezó a quebrarse, tragó saliva para mantener la cordura y no llorar frente a él, éste le tomó la mano
– Pero no tenías que pasar esto sola durante tanto tiempo – se quedaron callados por unos momentos, mirándose directamente a los ojos –Debo preguntarte algo y quiero que me respondas con la verdad, Daniel es… – una explosión los arrojó al suelo de forma seca y estrepitosa interrumpiendo al agente, quedaron aturdidos por el sonido de la detonación procesando lo que acababa de suceder, los gritos de ayuda y lamentos no se hicieron esperar por todo el lugar además de la gente tratando de salir de allí lo más rápido posible, Leon ayudaba a Ada a levantarse, una vez de pie salió corriendo hacia la zona de golosinas.
– Daniel, Daniel, ¿Dónde estás? Daniel por favor hijo ¿Dónde estás? – repetía sin cesar buscando por todos lados, muchas personas ya habían salido y el lugar empezaba a quedar deshabitado.
– Calma, quizás salió y está afuera con todos los demás –argumentó tratando de calmar la histeria de la mujer.
– Oh por Dios– exclamó, de repente salió corriendo, saltó por encima de unos escombros hasta llegar a uno de los estantes de dulces que aún se encontraba en pie, Leon la siguió hasta alcanzarla entonces recogió una chaqueta roja con negro, era la misma chaqueta que Daniel portaba, antes de que alguno pudiera decir algo un teléfono dentro de la chaqueta comenzó a sonar.
– Ese no es su teléfono –sacó el teléfono de la chaqueta, apretó el botón de llamada y colocó en altavoz. Una voz distorsionada se escuchó.
– Estimada Ada Wong, tengo a tu tesoro más preciado pero no te preocupes, le daré un trato especial y quizás algún día puedas volver a verlo.
–¿Quién eres? ¿Dónde está mi hijo?
– Eso debes descubrirlo.
– ¡Tócale un solo cabello y me encargaré de destruirte!
– Tal vez, pero creo que te destruiré yo primero– y la llamada se da por terminada.
De inmediato la asiática entró en shock, negaba con su cabeza repitiendo una y otra vez que esto no podía estar sucediendo. Leon no sabía bien qué hacer, respiró hondo y pensó, lo primero era hacerla volver en sí.
– No, esto no puede estar pasando, no puede estar pasando.
– Ada tranquilízate, vamos a encontrarlo, te lo prometo pero necesito que vuelvas en sí – la tomó del brazo y la saco de allí, afuera ya habían paramédicos, policías y bomberos resguardando los alrededores, Ada estaba desorientada y aturdida, pronto llegaron a su auto.
– Debo llamar a la DSO, ellos nos pueden ayudar – ella sólo asintió, quizás no había prestado atención a lo que le decía, su mundo estaba de cabeza. Rápidamente marcó el teléfono y de inmediato se abrió la video llamada – Hunnigan.
– Leon, acabo de recibir información de un atentado terrorista en Londres.
– Lo sé Hunnigan, estoy allí.
– Dios mío, ¿te encuentras bien?
– Si yo estoy bien, pero escúchame bien… El atentado terrorista fue solo un señuelo, buscaron encubrir un secuestro y debes prestarme toda la ayuda necesaria.
– Por su puesto Leon, pero debes darme todos los detalles para poder ayudarte: su nombre, familiares, amigos, todo lo que sepas de esa persona.
– Daniel Scott Wong, es mi hijo –interrumpió la pelinegra acercándose al teléfono y apareciendo ante Hunnigan, dejándola en shock.
– El hecho de que sea su hijo al que secuestraron nos da una pista, es muy posible que sean personas o grupos ligados al Bioterrorismo.
– Entiendo perfectamente, moveré todo lo necesario para encontrarlo lo más rápido posible- ágilmente inició el tecleo en su ordenador – Ada, necesito que me envíes una fotografía de él.
– Bien, también tiene un implante dental Kennel RJ84, numero de serial 52723276584L, ¿podrás ubicarlo con eso?
– ¡Por supuesto que sí! Pero tardaré algo, tendré que accesar a los satélites japoneses para ubicarlo, y puede llevarme al menos una o dos horas.
– Entiendo.
– Vayan al puerto militar del Sur de Londres, allí se encuentra Chris Redfield con su escuadrón, él nos puede servir de mucho.
– Tengo entendido que el Capitán Redfield, no me tiene precisamente en su círculo de amigos.
– Es posible que le sorprenda pero él sabe que todo fue aclarado y que no fuiste responsable de nada de lo que ocurrió el año pasado.
– Bien, mientras me ayude a encontrar a mi hijo, cualquier ayuda es buena.
– Excelente, les llamaré en cuanto tenga noticias – cuando se cortó la llamada, Ada buscó en su chaqueta su teléfono ubicando una foto de Daniel,sus manos temblaban ligeramente estando a punto de tirar el aparto cuando se lo mostraba al agente. Él tomó sus manos, luego la abrazó arrancándole un profundo suspiro.
– Él es un chico fuerte, lo vamos a encontrar sano y salvo.
Inesperadamente unos gritos aterradores los hizo separarse, la gente empezó a correr despavorida del lugar, junto a una de las ambulancias tres caminantes con la cara destrozada se abalanzaban contra los que allí estaban; eran zombies.
Ada abrió la maleta de su auto, ingresó un código en un panel que había dentro y se abrió una especie de compuerta mostrando un práctico repertorio de armas, municiones, granadas, como espía estaba bien preparada. Ella tomó una pistola automática, una ballesta, se colocó una funda donde guardó la pistola, varias granadas, y por su puesto su fiel lanza garfios, Leon algo sorprendido la observó sin decir nada.
– ¿No piensas tomar algo, guapo? – antes de que el pudiera responder, con su ballesta detuvo a dos zombies que venían en su dirección dándoles certeramente en sus cabezas, su puntería era perfecta. Tan rápido como pudo tomó una funda un bolso de cintura, dos pistolas, una magnum 45, además de granadas y munición, una vez preparados cambiaron de plan, en vez de dirigirse hacia la concentración de zombies, se montaron en el auto poniéndolo en marcha, Leon cerró la maleta y se posicionó en el asiento del copiloto.
– No sé tú, pero por ahora mi prioridad es buscar a mi hijo – comentó antes de pisar a fondo el acelerador llevándose por el medio a una buena cantidad de zombies.
– Me parece buena idea.
– Deberías llamar a tu amigo Redfield y comunicarle que vamos para allá, es capaz de quererme matar cuando lleguemos antes de que pueda hablar.
– ¿No crees que estas exagerando?
– Claro, no fue a ti a quien persiguió por un portaviones con una pistola en mano – respondió sarcástica acelerando un poco más para llevarse unos cuantos zombies mas.
– Dios mío, esta ciudad se está consumiendo en minutos.
– ¿Y aun te preguntas porque ocultaba a Daniel del mundo? – Leon no respondió, se limitó sólo a buscar su teléfono para llamar a Chris.
– Redfield – se escuchó en el altavoz del teléfono.
– Chris es Leon Kennedy, ¿Ingrid Hunnigan hablo contigo?
– Sí, me explicó todo, me imagino que vienes en camino junto a esa mujer.
– Sí, vamos para el puerto, debes saber que hay un brote en el centro de la ciudad.
– Lo sé, ya varios escuadrones van en camino, pero mi equipo y yo los ayudaremos a ustedes.
– Te lo agradezco, llegaremos en poco tiempo- al colgar observó la cara de escepticismo de Ada.
– Oye, nos va ayudar, cuando lleguemos ¿podrías tratar de no ser pedante?
– Sólo si no lo es conmigo.
– Hummm, mujeres.
Durante el resto del camino se mantuvieron en silencio, al llegar al puerto se identificaron y dejaron pasar, estacionaron el auto pero antes de marcharse Wong se dirigió a la maleta de su carro, tomó un bolso y guardó todo lo que había en ella sin que su acompañante fuera capaz de contradecirla, al terminar ambos se dirigieron al barco que previamente les habían indicado como perteneciente a B.S.A.A. Al subir los esperaba Chris Redfield de brazos cruzados.
– Vaya, vaya, pero si es la verdadera Ada Wong.
– Leon ¿estás seguro que él me puede ayudar? – volviéndose a Leon ignoró por completo las palabras de Redfield.
– Escúchame bien Ada, empezamos con el pie izquierdo, pero te aseguro que encontraremos a tu hijo y lo traeremos de vuelta a casa- inquirió el capitán con total seguridad mientras le daba la mano, la otra un poco desconfiada le