Con frecuencia, y sin que me lo proponga, hablo de las pequeñas cosas, tal vez porque no deja de maravillarme el contraste de su dimensión con su enorme peso en nuestras vidas. Este fin de semana fue el primero en meses en que pude darme el gusto de descansar sin pendientes importantes a la vista. El poder contar con mi tiempo para disfrutarlo en lo que quisiera, fue verdaderamente un regalo para mí.
Al final no hice nada sensacional. Me dedique un poco a labores de limpieza del hogar, pude escribir para Hive tranquilamente, me tomé una siesta, vi una película, leí un par de horas, en fin, cosas sencillas pero que disfruté enormemente, incluso las labores doméstica de que las por lo general solemos renegar.
El simple hecho de no tener ninguna responsabilidad real, algo que tuviera que hacer por obligación y/o compromiso, marcó toda la diferencia. Es curioso como la carga que le ponemos a las cosas pesa incluso más que estas. El saber que tenemos que hacer algo hace que ese algo en automático cobre un significado distinto. Incluso las cosas que tradicionalmente hacemos por amor, cuando se vuelven una obligación, no son lo mismo.
Por eso es siempre importante valorar lo que los demás hacen por nosotros, y de nuestra parte tratar de hacer las cosas por gusto, y no por obligación, sobre todo cuando incluyen a terceros, y más aún si estos son seres cercanos o seres queridos.
Resulta irónico como ser tan improductivo, al menos en apariencia, nos hace tanto bien, pero estos tiempos de paz son necesarios para todos, yo diría que hasta básicos, y no nos llegan por arte de magia, hay que luchar por ellos, y no me refiero a matarse a trabajar todo el año para luego tomarse unos días de vacaciones, que curiosamente a veces nos cansan más que relajarnos, sino a buscar momentos en nuestro día a día que nos los provean.
Ayer hablaba con mis alumnos a punto de graduarse, y como parte de la asignatura que les imparto, que es 'Ética del Arquitecto', hicimos un ejercicio sobre el tema de la semana que es 'Responsabilidad consigo mismo', que habla sobre el autocuidado personal y profesional, y vimos como desde la temprana edad adulta, necesitamos esos momentos de paz para poder estar en equilibro, o por lo menos estar bien.
Resultó muy revelador escuchar sus estrategias para manejar el estrés, y como varios ya padecen secuelas de este, como insomnio, parálisis del sueño, cansancio permanente, y aislamiento social, entre otros. Platicar con ellos sobre la importancia del autocuidado, un tema del que no se habla lo suficiente, fue muy interesante, y queda pendiente una dinámica con ellos para la siguiente clase en que se pondrán metas para superar sus carencias en los 8 puntos que abordamos en la clase, y que van desde el manejo del estrés y el descanso, hasta la gestión emocional y la curiosidad intelectual.
La paz, que también podemos llamar tranquilidad o serenidad, considero que es primordial en un mundo que vive a las carreras, y que ve el tiempo no invertido como tiempo perdido. Esas pausas para conectar con uno mismo, para descansar, para relajarse, para estar en paz, son más importantes de lo que parecen, ya que nos permiten recargar energías, evaluar las cosas, y tomar mejores decisiones en todos los ámbitos.
La paz da claridad de pensamiento, de emociones y de acción, además de ser sumamente beneficiosa para la salud. Yo padezco de hipertensión como consecuencia de mi falta de paz durante muchos años, una de la que no de di cuenta en su momento, pero hoy que he dado prioridad al equilibrio en mi vida, la disfruto más, aunque algunos desde fuera puedan pensar que me he conformado o estancado.
La verdad prefiero mil veces la paz que tengo hoy en día, gracias a estos momentos que procuro y que cultivo, que la mayor riqueza material que podría tener a costa de mi salud física, mental y emocional. Ya he pasado por eso, y no me interesa repetir la experiencia.
Si tu tienes la oportunidad de balancear tu tiempo para generar esos espacios que te permitan estar en paz, te insto a hacerlo, y si no es así siempre hay maneras de crear válvulas de escape que nos permitan no ser aplastados por las presiones del día a día. En este sentido mis alumnos comentaron varias que me parecieron por lo menos curiosas.
Dado que trabajan en equipos, y se ven todo el tiempo, algunos establecieron horarios o días, en que no establecen contacto entre ellos, salvo que se trate de una emergencia, para así poder separar su vida escolar de su vida personal. Otros se han obligado a tomar pausas cuando sentían que las necesitaban, aun cuando esto les implicara posibles problemas. Incluso unas chicas compartieron, no sin algo de pena, que llorar para sacar el estrés les ha resultado de lo más terapéutico..
Aquí la charla se puso interesante, porque al final resultó que su llanto era el equivalente a las idas al gimnasio o ir correr de otros de sus compañeros. Al final lograban lo mismo, sacar la tensión acumulada. A primera vista esto puede parecer extraño y controversial, pero el llanto, si lo despojamos de sus estigmas inherentes, tiene más connotaciones de lo que se puede pensar.
No te digo que te pongas a llorar también, sino que tengas la humildad y la curiosidad de explorar opciones que te permitan acercarte a ese equilibrio tan necesario para poder tener una vida lo más satisfactoria posible, aún en escenarios complicados. Hay libros que hablan de experiencias de vida que logran esto en condiciones extraordinarias, como los diarios de Anna Frank, y afortunadamente para nosotros, por lo dura que sea nuestra vida, rara vez se acerca a lo que estas personas vivieron.
Estar en paz implica vivir de manera consciente, algo que se dice fácil, pero es más difícil de hacer de lo que parece. No se puede buscar algo que no se sabe que se necesita, ni se puede aprovechar a cabalidad cuando se nos presenta, si no somos conscientes de su valor. Por eso el autoconocimiento es importante, y si bien para muchos esto pueda hacerles pensar automáticamente en tomar terapia, esa es solo una opción de muchas posibles que han existido desde mucho antes de que ir a terapia se volviera tan popular en años recientes.
Sea cual sea el camino que elijas, si te hace bien es el correcto, y todo aquello que nos permita equilibrar mejor nuestra vida para poder gozar más de esos momentos de paz tan necesarios, es bien recibido. Así que si no estás haciendo nada el respecto, nunca es tarde para comenzar, que todo camino comienza con el primer paso, y ese puedes darlo hoy. Muchas gracias por leerme y hasta la próxima.
©bonzopoe, 2025.
Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.