Me desaparezco y reaparezco casi de forma fantasmal, he estado meditando e indagando, es normal cuando queremos conocer o saber algo, últimamente en un mundo tan conectado como el de ahora, no es mentira para nadie que todos viven del escrutinio público, justamente con la fiebre del Trend, en español las tendencias, eso que está de moda de manera momentánea, es un patrón repetitivo, ya sea un baile, algún reto que últimamente están demasiado viralizados, tanto que a veces olvidamos la peligrosidad de los actos, cualquier audio que haya pegado en popularidad, o los de esta era los famosos memes.
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Está bien querer tener una vida interesante o demostrar que somos capaces de hacer algo igual o mejor que otra persona, pero, pocas personas saben, que en cada paso que damos es sencillo perderse en la corriente del “Debería”. ¿Qué pasa cuando la tendencia, la moda y la popularidad nos atrapan entre quienes somos en realidad y lo que esperan los demás de nosotros?
#Escribir esto es un poco extraño, en el hecho de que todos en algún momento buscamos encajar, a veces vivimos, respiramos y caminamos buscando encajar, pueda que sea en un lugar o en un grupo determinado, y está bien querer ser parte de algo, pero, no se puede perder la autenticidad buscando encajar. La autenticidad es parte de nosotros, todos queremos ser auténticos, y vivir de acuerdo a lo que deseamos, pero, la cuestión no es como nosotros queramos vivir, es que somos parte de la sociedad y desde pequeños nos dicen como debemos comportarnos, qué carreras debemos elegir para triunfar en la vida, como debemos relacionarnos con los demás, el “deber” es el que frena quienes somos y quienes deberíamos ser según los demás.
Nos amoldan desde muy niños a que todo son normas y reglas que se deben cumplir, está bien, eso es parte de la disciplina para formar ciudadanos de provecho, nacemos en sociedades que tienen estándares para relacionarse, todo lo que hacemos forma parte de nuestra enseñanza; el aprendizaje no termina cuando la escuela culmina, siempre he apoyado que el ocio tiene sus pro y sus contras, debemos estar siempre ocupados, pero cuando las tareas y las actividades extra nos exigen demasiado, es cuando nuestros familiares se transforman en unas lanza pelotas, pero de expectativas, chocamos con el hecho que está bien ser de provecho al prójimo, pero el arduo trabajo de encajar en expectativas de otros, limita nuestro trabajo de buscar quienes somos, y no, a veces no somos quienes la sociedad quiere o quienes nuestros padres creen.
Hemos vivido, tratando de encajar, la presión cada vez se vuelve más aplastante, todos nos dicen o nos dan su opinión para alcanzar el éxito según sus visiones, tienes que graduarte de la universidad, sin un título profesional no eres nadie, debes buscar un trabajo y si por mala suerte no consigues empleo de lo que te graduaste es tu culpa, por no haber estudiado otra carrera o una que si tenga demanda en el mercado, debes formar tu familia y mantener una imagen perfecta, debes ser excelencia para evitar el qué dirán, y no sé ustedes, pero pesa, la presión influye en nuestras decisiones, nos vemos frente al constructor y el esgrimista, entre la espada y la pared, porque no es fácil tomar decisiones basadas en lo que piensan o esperan los demás de nosotros; cuando vivimos según los demás no vivimos nuestra vida, porque una vida sin deseo y sin pasión es la espera de una tan anhelada muerte.
Siempre he sido portador de que cada quien debe ser protagonista de su historia, no debemos elegir vivir o hacer las cosas por solo ser aceptados, eso solo nos lleva a trabajos insatisfactorios, a rutinas estresantes, a abandonarse así mismo, y perder el propósito de vida; no caigamos en las apariencias mucho menos en las comparaciones, cada quien debe vivir como puede.
Seamos quienes somos, dejemos de engañarnos por ser aceptados, la autenticidad molesta a los demás, pero qué bonito es cuando uno medita y se conoce, sabe qué le gusta, qué lo hace a uno feliz, y aprendemos que tenemos cualidades que las personas que nos exigen no tienen, tengamos el coraje de aceptarnos por quienes somos, nuestra principal prioridad es ser felices, no podemos complacerlos a todos, debido a que al final del día somos y siempre seremos responsables de nuestra vida.
Mi apreciación ante el poder de elegir, seamos valientes y elijamos la vida que queremos vivir y no la que esperan de nosotros, deshagámonos de las expectativas ajenas, del ¿qué dirán?, abracemos la iniciativa de encontrarnos cuando sintamos que estamos perdidos, desafiar las normas es salir de la zona de confort, pero, es mejor elegir por uno mismo, tomar decisiones propias, caernos y levantarnos, construir nuestra esencia y no seguir un patrón, por estar a la moda o por seguir tendencias, el punto de elegirnos y saber elegir, es saber que en todo momento estamos siendo fieles a nosotros mismos.
imagenes creadas con canva pro.
I disappear and reappear almost ghostlike. I have been meditating and inquiring. It is normal when we want to know or learn something. Lately, in a world as connected as today's, it is no secret that everyone lives under public scrutiny, precisely with the fever of trends, that which is momentarily in vogue, is a repetitive pattern, whether it be a dance, a challenge that has recently gone viral, so much so that we sometimes forget the danger of the acts, any audio that has become popular, or the famous memes of this era.
It's okay to want to have an interesting life or to show that we are capable of doing something as well as or better than someone else, but few people realize that with every step we take, it's easy to get lost in the current of “should.” What happens when trends, fads, and popularity trap us between who we really are and what others expect of us?
Writing this is a little strange, given that we all seek to fit in at some point. Sometimes we live, breathe, and walk around trying to fit in, whether it be in a certain place or group, and it's okay to want to be part of something, but you can't lose your authenticity in the process. Authenticity is part of us, we all want to be authentic and live according to our desires, but the question is not how we want to live, it is that we are part of society and from a young age we are told how we should behave, what careers we should choose to succeed in life, how we should relate to others, the “should” is what holds back who we are and who we should be according to others.
From a very young age, we are taught that everything is governed by rules and regulations that must be followed. That's fine; it's part of the discipline of raising upstanding citizens. We are born into societies that have standards for how we interact with each other, and everything we do is part of our education. Learning does not end when school ends. I have always believed that leisure has its pros and cons; we should always be busy. but when homework and extracurricular activities demand too much of us, our family members become ball throwers, but of expectations. We clash with the fact that it is okay to be useful to others, but the hard work of fitting into the expectations of others limits our work of finding who we are, and no, sometimes we are not who society wants us to be or who our parents think we are.
We have lived trying to fit in, the pressure becomes more and more overwhelming, everyone tells us or gives us their opinion on how to achieve success according to their views, you have to graduate from college, without a professional degree you are nobody, you must find a job and if by bad luck you don't get a job in what you graduated in, it's your fault, for not having studied another career or one that is in demand in the market. You must start a family and maintain a perfect image. You must be excellent to avoid what people will say. I don't know about you, but it weighs heavily. Pressure influences our decisions. We find ourselves between the builder and the fencer, between a rock and a hard place, because it is not easy to make decisions based on what others think or expect of us. When we live according to others, we are not living our own lives, because a life without desire and passion is waiting for a long-awaited death.
I have always believed that each person should be the protagonist of their own story. We should not choose to live or do things just to be accepted, because that only leads to unsatisfying jobs, stressful routines, abandoning ourselves, and losing our purpose in life. Let's not fall into appearances, much less comparisons. Each person should live as best they can.
Let's be who we are. Let's stop deceiving ourselves in order to be accepted. Authenticity bothers others, but how beautiful it is when one meditates and gets to know oneself, knows what one likes, what makes one happy, and learns that we have qualities that the people who demand things of us do not have. Let us have the courage to accept ourselves for who we are. Our main priority is to be happy. We cannot please everyone, because at the end of the day, we are and always will be responsible for our own lives.
My appreciation for the power of choice: let's be brave and choose the life we want to live, not the one others expect of us. Let's get rid of other people's expectations, of “what will they say?” Let's embrace the initiative to find ourselves when we feel lost. Challenging norms means stepping out of our comfort zone, but it is better to choose for ourselves, make our own decisions, fall and get back up, build our essence, and not follow a pattern just to be fashionable or follow trends. The point of choosing ourselves and knowing how to choose is knowing that we are being true to ourselves at all times.
Images created with Canva Pro.
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