Abrasoles estrellitas fugaces que iluminan el cielo.
Tenía pendiente realizar mi participación a la iniciativa de la amiga usuaria @neuropoeta, su tema es el siguiente: La magia de un cerebro optimista, y como mi optimismo no estaba muy elevado esta semana, decidí relajarme y así poder abordar el tema.
No te olvides que esta iniciativa la debes realizar por nuestra bella comunidad de @holos-lotus.
Cómo les había expresado más arribita, mi ánimo y optimismo estaban atravesando un ligero conflicto, una pelea interna donde una parte quería tirar la toalla y la otra a punta de improperios buscaba sacarla fortaleza qué por esos días se juraba la bella durmiente.
Al final, ganó por nocaut la parte que lanzaba los improperios y haciendo despertar a la fortaleza empezamos nuevamente. Sin embargo, el cuerpo queda muy cansado y parece que una locomotora a carbón nos pasó por encima, nos deja agotados, con un sinsabor de alma y con los ojos rojos como conejo 🐰
Pero, esa parte que insulta 🤬 insulta como si no hubiese un mañana, se llama optimismo, él mismo una distinta faceta por qué ese optimismo no es solo que te hace barras con pompones en las manos al más puro estilo de una cheerleader de preparatoria o universidad. Ese optimismo, también se pone una camiseta diferente cuando hace falta y lo hace porque sabemos que podemos, pero a veces el “azúcar” no funciona y no queda de otra que aplicar el rigor de la “chancla”.
Y es que de tanto en tanto la maga se cansa y el majucasca jasca no hace ni muuu, queda intentar con más hechizos, polvitos mágicos de muchos colores. Pero ojo, no buscamos crear a las chicas superpoderosas, solo buscamos retomar la alegría, dejar de ver el vaso lleno y de pensar que todo es “nuestra culpa”.
Pero, seamos sinceros, mantener el optimismo las 24 horas del día es una proeza casi imposible. Osea, como todo equilibrio en la vida necesita de dos partes ¿o no?
Es decir, el bien necesita del mal, la gula del hambre, el insomnio del sueño, el optimismo de la negatividad y la pizza 🍕 del queso 🧀
Bueno, ahí estaba yo, con la mirada baja, la negatividad casi a modo de festejo universal por su victoria y de pronto el optimismo al más puro estilo de Paty Cofre me largo un rosario de cinco minutos de confianza, donde por lo bajo me dijo “tonta” 😋
Luego de esos “quince segundos” que parecía una hora completa volví a levantar la cara y esbozar una sutil sonrisa. Ese es el primer reflejo de que estamos brillando y vibrando en positivo.
Sin embargo, cuando vivimos con la salud mental en proceso de sanación y recuperación, sabemos que estos procesos son asiduos y “normales”, a veces lleva bastante tiempo recobrar ese esquivo optimismo y vemos todo negro y caótico, etapas donde pedir ayuda avergüenza y nosotros mismos nos dejamos sumergir.
No obstante, sentir esa vergüenza es normal, pero debemos tratar de pedir ayuda a nuestro círculo cercano, expresar nuestro sentir aunque a veces las palabras salgan amargas y duelan decirlas porque sentimos que dolerá escucharlas. No es una instancia qué nos ocurra siempre, pero debemos estar alerta y tomar medidas de contingencia.
Mis tips
1- Si me ven más silenciosa de lo normal, significa que estoy siendo atrapada por mi propia cabeza y su caos. En ese momento mi persona de apoyo (mi esposo) trata de distraerme, ya sea saliendo a caminar o poniendo música relajante.
2- Si le expresó que siento dolor de cabeza, es una alerta de recaída donde el pesimismo trata de explotar. En ese sentido él busca generar calma en el hogar invitando a nuestras hijas a jugar el juego del silencio. Al mismo tiempo me ayuda a regular mi respiración.
3- Di he sucumbido en el pésimos (porque si pasa a veces) me abraza fuerte y contiene mi llanto, uno que es ahogado y desesperado, un llanto que pareciera ser el de una niña, trata de nuestras hijas no me vean así y me contiene diciendo que no es necesario parar de llorar y que saque todo afuera para que deje de hacerme daño.
De por sí soy una persona optimista, me gusta pensar que todo pasa por un propósito y que puedo con todo, pero hay veces que caigo y es válido. Aprendí que lo era y que no es vergonzoso llorar cuando el sentimiento aflora.
Aprendí a gozar del optimismo y hasta tratar de contagiarlo, porque la sensación que se siente internamente es tan linda que uno quiere tenerla siempre.
Y como dicen por ahí.
Un día estás arriba y al otro abajo, solo no te rindas y continúa luchando.
English
Shooting stars that light up the sky.
I had yet to participate in the initiative of my friend @neuropoeta, whose topic is as follows: The magic of an optimistic brain, and since my optimism wasn't very high this week, I decided to relax so I could tackle the topic.
Don't forget that you must carry out this initiative for our beautiful community @holos-lotus.
As I mentioned above, my mood and optimism were going through a slight conflict, an internal struggle where one part wanted to throw in the towel and the other, at the end of its rope, sought to draw strength from what at that time seemed like Sleeping Beauty.
In the end, the part that hurled insults won by knockout, and by awakening my strength, we started again. However, the body is very tired and it feels like a coal-fired locomotive ran over us, leaving us exhausted, with a sour taste in our souls and red eyes like rabbits 🐰
But that part that insults 🤬 insults as if there were no tomorrow is called optimism, itself a different facet because that optimism is not just about waving pom-poms in your hands in the purest style of a high school or college cheerleader. That optimism also puts on a different shirt when necessary, and it does so because we know we can, but sometimes the "sugar" doesn't work, and there's no choice but to apply the rigor of the "flip-flop."
And the thing is, every now and then the magician gets tired and the majucasca jasca doesn't even moo, so we have to try more spells, magic powders of many colors. But beware, we're not looking to create superpowered girls, we're just looking to regain our joy, to stop seeing the glass as half full and thinking that everything is "our fault."
But let's be honest, maintaining optimism 24 hours a day is an almost impossible feat. I mean, like everything else in life, balance requires two sides, doesn't it?
In other words, good needs evil, gluttony needs hunger, insomnia needs sleep, optimism needs negativity, and pizza 🍕 needs cheese 🧀
Well, there I was, looking down, negativity almost celebrating its victory, and suddenly, in true Paty Cofre style, optimism kicked in and gave me a five-minute pep talk, quietly telling me I was "silly" 😋
After those "fifteen seconds" that seemed like a whole hour, I lifted my face again and smiled subtly. That is the first sign that we are shining and vibrating positively.
However, when we are living with mental health issues in the process of healing and recovery, we know that these processes are common and "normal." Sometimes it takes a long time to regain that elusive optimism, and we see everything as dark and chaotic, stages where asking for help is embarrassing and we allow ourselves to be overwhelmed.
Nevertheless, feeling that shame is normal, but we must try to ask for help from our close circle, express our feelings even if sometimes the words come out bitter and hurt to say because we feel that it will hurt to hear them. It is not something that happens to us all the time, but we must be alert and take contingency measures.
My tips
1- If you see me quieter than usual, it means that I am being trapped by my own mind and its chaos. At that moment, my support person (my husband) tries to distract me, either by going for a walk or playing relaxing music.
2- If I tell him I have a headache, it's a warning sign of a relapse where pessimism is trying to take over. In that sense, he tries to create calm in the home by inviting our daughters to play the game of silence. At the same time, he helps me regulate my breathing.
3- If I succumb to the worst (because it does happen sometimes), he hugs me tightly and holds back my tears, which are choked and desperate, tears that seem to be those of a little girl. He tries to keep our daughters from seeing me like this and holds me back, saying that it is not necessary to stop crying and that I should let it all out so that it stops hurting me.
I am an optimistic person by nature. I like to think that everything happens for a reason and that I can handle anything, but there are times when I fall, and that's okay. I learned that it was okay and that it's not shameful to cry when feelings surface.
I learned to enjoy optimism and even try to spread it, because the feeling you get inside is so beautiful that you want to have it forever.
And as they say.
One day you're up and the next you're down, just don't give up and keep fighting.
Acá les dejo el enlace de una rutina de la señora Patricia (Paty) Cofre, humorista.
Here is the link of a routine by Patricia (Paty) Cofre, a comedian.